Las Salas de Tapices del Torreón de Lozoya de la Fundación Caja Segovia inaugura mañana, 8 de marzo, la exposición ‘De mi Real Aprecio. La Real y Distinguida Orden Española de Carlos III’, con 25 piezas de obras de arte, documentos, dibujos, medallas, monedas, documentos, uniformes y piezas de indumentaria o condecoraciones, para hacer un recorrido histórico sobre la historia y evolución de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, desde su creación hasta nuestros días, con un capítulo sobre las implicaciones con Segovia.
Las obras proceden del Museo Casa de la Moneda de Madrid, entidad organizadora de la muestra; el Alcázar de Segovia; la Maestranza de Caballería de Castilla; la Academia de Artillería de Segovia; la Colección Ceballos-Escalera; el Museo de Segovia; el Ayuntamiento de Segovia; el Archivo Militar de Segovia; la Diputación Provincial; la Colección Fuentecilla; la Catedral de Segovia; la Colección Sequillo y diversas colecciones privadas.
Los comisarios Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila y Rafael Feria y Pérez dan a conocer la historia e importancia de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, y riden un homenaje a la memorable figura y obra de su fundador. El 19 de septiembre de 1771, el rey Carlos III rubricó con su firma la institución de esta Real y Distinguida Orden Española, con el lema ‘Virtuti et Merito’, para dar muestra de “su Real aprecio” y con la finalidad de distinguir a personas que destacaron por sus acciones en beneficio de España.
El legado y vigencia de la Orden Española de Carlos III continúan hoy bajo el ‘Gran Maestrazgo’ del rey Felipe VI, ocupando el primer puesto entre las más altas distinciones del Reino de España, que se concede a presidentes del Gobierno, de las Cortes, ministros y a otros destacados altos cargos de instituciones públicas, así como a relevantes ciudadanos. También puede ser impuesta a altos dignatarios y jefes de Estado y de Gobierno de las naciones amigas.
En los últimos dos siglos y medio, sus cruces han premiado y distinguido a las personalidades políticas y sociales, y a toda la ciudadanía española, por sus servicios a la Corona y al Estado. En total son más de 33.000 condecorados que conforman “un excelente elenco de lo mejor” de la Política, las Ciencias, las Letras y las Artes en España, y también de los países extranjeros.
Además, los símbolos de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III forman parte de la historia del Arte. El monarca quiso agradecer al Altísimo el nacimiento de su primer nieto y hacer patente su especial devoción a la Virgen María, en su advocación de la Inmaculada Concepción, cuya imagen y colores azul y blanco, destacaron en las insignias, aunque su objetivo, desde sus mismos orígenes, fue ser “un instrumento premial de gran utilidad para la Corona y para el Estado”.
En la actualidad, la Orden se rige por unos estatutos promulgados en 2002, formando ya parte del Patrimonio Histórico inmaterial de todos los españoles y se encuentra en el Palacio de la Moncloa, sede de la Presidencia del Gobierno de España.
Vínculo con Segovia
Entre las más de 33.000 personas condecoradas desde 1771, más de 200 segovianos, “nativos y vecinos de la actual provincia de Segovia”, merecieron las preciadas cruces, como el infante D. Jaime, Duque de Segovia, y su hermano, el Infante Don Juan, Conde de Barcelona; el expresidente del Gobierno, Adolfo Suárez; el los obispos Alonso Marcos de LLanes o José Bernaldo de Quirós; los generales Arsenio Martínez de Campos y José María Martínez Ladreda.
También recibieron la cruz de la Orden de Carlos III el fabricante de paños Bartolomé Ortiz de Paz y su yerno el ingeniero Tomás Pérez de Estala; médicos como el cirujano Antonino Sancho y eruditos como Andrés Gómez de Somorrostro o el Marqués de la Floresta, cronista de Castilla y León.