El Museo de Segovia destaca como pieza del mes de junio una pequeña ara dedicada a las diosas ‘Matres’ que fue recuperada, según el cronista de Felipe II, Ambrosio de Morales, en el río Duratón, en las inmediaciones del yacimiento arqueológico de ‘Los Mercados’, lugar donde se encontraba la ciudad romana de ‘Confloenta’.

La inscripción tallada en el pequeño altar de piedra: ‘A las Matres. Terencia Megiste cumplió el voto de buen grado y merecidamente’, identifica la pieza como símbolo del culto realizado por una mujer (Terencia Megiste) a las ‘diosas Madres’ en torno al siglo II d.C.. Las ‘deae Matres’ se identifican con diosas de carácter ‘ctónico’ (perteneciente a la tierra profunda) y ‘telúrico’ (en referencia a la tierra, sinónimo de ‘terrae’); por lo tanto, se relaciona con un culto primordial a la ‘Madre Tierra’ enraizado en las creencias ancestrales de las sociedades agrarias arcaicas.

Se trata de ‘diosas Madres’ ligadas a un principio maternal, protectoras de la naturaleza y el territorio y garantes de la fertilidad, y a las que también, en ocasiones, se les otorga una función de defensoras de la comunidad. Estas diosas, greco-latinas, se acercan a otras diosas madres célticas como ‘Epona’, ‘Belisama’, ‘Rhianona’ y ‘Brigantia’, que simbolizaban la fuerza de la tierra y mantenían un contacto con el inframundo (se las creía transportadoras de las almas al ‘más allá’).

Es frecuente también la asociación de las ‘Matres’ con el culto al agua, derivado de su naturaleza ‘ctónica’, ya que el agua, que propicia fertilidad, mana de las profundidades de la tierra. En ocasiones, este culto de aguas y de fertilidad se convierte incluso en culto ‘iátrico’ (sanador) o ‘salutífero’. Es por esta naturaleza múltiple por lo que estas diosas son representadas como tres imágenes femeninas.

Foto: detalle del altar romano » A las diosas madres»