Maderuelo, Sacramenia o la propia capital segoviana se vuelven mágicos en esta época. Son tres rutas para disfrutar de Segovia vestida de blanco entre almendros. Aunque, por supuesto, hay muchas más.
Toda la provincia luce el blanco en esta temporada en la que los almendros estallan dejando paisajes inigualables, en los que el blanco de estos ejemplares se funde, en ocasiones, con el blanco de la nieve de la sierra.
Perteneciente a la Comunidad de Villa y Tierra de Fuentidueña, la localidad segoviana de Sacramenia tiene historia, patrimonio, fiestas, gastronomía, alojamientos, restaurantes o actividades turismo activo, entre sus atractivos.
«Como preludio de la primavera es un espectáculo ver los numerosos almendros en flor que pueblan casi todas las laderas del término municipal», señala la página web del municipio segoviano. A nivel patrimonial destacan la Ermita de San Miguel, la Iglesia de San Martín de Tours o la Iglesia del Monasterio de San Bernardo.
Maderuelo es ese pequeño pueblo segoviano que encierra grandes tesoros en su interior y también en su exterior, cuando florecen los almendros.
En la localidad podemos disfrutar de un rico patrimonio histórico, desde la Puerta del Barrio al Torreón del Castillo, pasando por la Antigua Cárcel o la Plaza del Baile.
En la capital segoviana no hace falta irse muy lejos para disfrutar de la belleza de los almendros en flor.
Sin duda una de las imágenes más icónicas se observa con el Alcázar y la Catedral de Segovia de fondo, rodeado de un marco impresionante de flores.
Cerca de Segovia, podemos acercarnos a algún punto de Castilla y León donde también los almendros lucen majestuosos, a Madrid a la espectacular Quinta de los Molinos o, cómo no, a la imprescindible cita con este espectáculo de la naturaleza en el Valle del Jerte donde los cerezos en flor son los reyes del paisaje.