La Asociación de Camareros de Segovia homenajeará a los profesionales Javier Aragoneses, de Restaurante Duque, José Luis Guijarro, del restaurante Narizotas y José Luis Correa, del Bar Restaurante Chafa. Estos tres profesionales de la Hostelería, que se han jubilado recientemente, recibirán el reconocimiento de sus compañeros en el transcurso de la cena de Gala del VI Congreso Turismo y Gastronomía, que se celebra esta semana.
José Luis Guijarro ha estado ligado a la dirección del Restaurante Narizotas durante los últimos 35 años. Desde este establecimiento de la Plaza San Martín ha buscado la innovación culinaria y que los clientes salieran satisfechos de su local a los que recibía con una sonrisa. La línea del establecimiento ha sido buscar siempre “la innovación” porque “en la hostelería tienes que ser un poco diferente, y hay que estar siempre entre los cinco primeros”, asegura. El 13 de diciembre del 2017 fue el último día que trabajó en el Restaurante Narizotas después de toda una vida dedicada a este establecimiento ubicado en la Plaza de San Martín. A sus 67 años, afirma con rotundidad que “no creo que haya profesión más bonita que la hostelería, porque es un reto nuevo cada día”. Ahora como jubilado disfruta de otros placeres de la vida, como pasar más tiempo con su mujer a la que “ayudo todo lo que puedo”, con sus tres hijos y cuatro nietos, porque “siempre he tenido un concepto de familia muy alto”, así como practicar deporte, como el golf, al que es un gran aficionado. No obstante, asegura que “nada tiene parangón” con que “te den un premio tus compañeros porque desde niño jugaba en el equipo del Montepío de Camareros”. Por eso, destaca que “estoy extraordinariamente emocionado con el premio”.
Javier Aragoneses, otro de los homenajeados, ha dedicado su vida entera a la hostelería, tras 48 años y medio de trabajo en diferentes restaurantes. De ahí, que se haya ganado el respeto y la admiración de sus compañeros y reciba este homenaje tras su jubilación. El Bar Marfil, actualmente Café ‘Jeyma’ en la Plaza Mayor, fue el primero de los establecimientos en el que comenzó la trayectoria Javier Aragoneses cuando con tan sólo 17 años comenzó a trabajar para ganarse la vida. Un establecimiento que le abriría las puertas de los siguientes, como el ‘Ángel Bar Club’ de la mano de Eusebio Alonso Mínguez y el Restaurante César, con César Gutiérrez, en el que estuvo desde los 18 y hasta los 24 años, porque “creo que no hay que acomodarse y conocer sitios”, destaca. La decisión de no permanecer en un único local le ha llevado a trabajar en otros establecimientos que guarda con especial cariño en su memoria, como ‘Casa Mariano’, en Revenga, “mi mayor satisfacción”, así como La Floresta o ‘Duque’, restaurante éste último en el que se ha jubilado.
Por su parte, José Luis Correa ha tenido también una carrera profesional amplia y dilatada, después de toda una vida dedicada a la hostelería que inició con tan sólo 14 años, allá por el año 1968, cuando Juanito el de “La Taurina” le dio la primera oportunidad en este establecimiento de la Plaza Mayor. Un año de aprendizaje en este mítico local segoviano en el que dio sus primeros pasos para después trasladarse al Restaurante Duque, en el que permaneció otros 17 años, “toda mi juventud, con buenos compañeros”. Correa dejó Duque para irse a trabajar al Bar Restaurante Chafa, un negocio familiar que emprendía en compañía de sus cuñados en el que ha estado los últimos 32 años de su vida profesional.
Situado en la calle Felipe II, en el barrio de El Carmen, el establecimiento está especializado en ofrecer mariscos y servir buena comida casera, lo que les ha llevado a ganarse una clientela fiel con el paso de los años. De hecho, es una de los aspectos con los que se queda después de estas tres décadas de trabajo, ya que “he hecho muchos amigos, eran clientes de confianza porque cuando entraban ya sabía lo que iban a tomar”.
A sus 64 años, Correa asegura que recibir este premio es “toda una satisfacción” porque viene de sus propios compañeros, que ponen el broche de oro a una vida dedicada a la hostelería, un sector que reconoce que ha cambiado mucho, pero para bien. “Antes los clientes pedían un buen coñac y se referían a cantidad, no a calidad. Ahora saben lo que toman”.