La Segoviana sigue en caída libre y cosechó una nueva derrota (0-2) esta vez ante el Ourense en un partido en el que los gallegos solo tuvieron que aprovechar dos clamorosos errores de Oliva para llevarse los tres puntos en juego.
La Gimnástica está en una dinámica terrible en la que un estornudo se convierte en pulmonía. La enfermería vuelve a llenarse, el club ficha un portero que no puede jugar porque resulta que tenía ficha con otro club y nadie lo sabía… o no lo quisieron decir y el club no lo investigó… y así todo.
Y el que el club está en los hilos. La estructura es voluntariosa y entregada, pero es insuficiente, los recursos para fichar son limitados y en un ejercicio de coherencia la entidad no ha querido hipotecarse gastándose un dinero que no tiene. Mejor descender que endeudarse, han debido pensar. Loable. La plantilla es temerariamente corta. Lleva así varias temporadas, solo que ahora en la antesala del fútbol profesional se nota más.
Y hay, duela o no, algunos jugadores a los que la categoría les viene grande. Al menos en el momento actual de su carrera. El curso en su primer tramo resultó maravillosamente sorprendente para una Gimnástica que amortizó ocasiones y sumó un buen botín, pero ahora la realidad ha noqueado al equipo.
El Ourense, como tantos otros
Lo más doloroso de la derrota con el Ourense fue que dos errores muy groseros tiraron por tierra un buen trabajo colectivo. Un trabajo honesto, generoso, pero sin ninguna mordiente. Hubo un momento en el que parecía más fácil que el Ourense se metiera el gol él solo. A punto estuvieron.
La Gimnástica hizo todo lo que pudo con un Juan de la Mata que es tan buen jugador como apuntaba cuando salió a darse una vuelta por los filiales de los equipos punteros de Castilla y León. La lesión de Rubén en el calentamiento – si es que pasa de todo – le dio la alternativa a Céspedes que muestra lagunas atrás que compensa con generoso despliegue y vocación ofensiva. Llorente siempre bien y a Manu puede que se le vean más las costuras con balón en este campeonato, pero su despliegue y generosidad es incuestionable.
Arriba es innegable el esfuerzo de Gómez, pero el remate a portería – no ya el gol – le sale a precio de oro. Y si el nueve no chuta, a Borrego se le nota mermado, Berlanga percute con insistencia pero sus envíos no encuentran a nadie… pues la situación no es buena.
Nunca se rinde la Gimnástica, pero la realidad es tozuda y el equipo parece abocado al descenso. Precisamente ahora que los socios están comprando acciones del club. Nunca estuvo más claro que si la Segoviana quiere seguir midiéndose con grandes equipos en este tipo de lides necesita mucho más músculo económico. Por si a alguien le quedaba alguna duda.
En lo que queda, la Gimnástica competirá y ganará partidos. E incluso puede que otorgue esperanzas a sus aficionados con una salvación que ahora mismo parece utópica, porque el carácter y el compromiso no se paga con dinero. Y en eso los jugadores y el cuerpo técnico del club son los mejores del grupo. Las malas rachas también se acaban.
De momento, penúltimos, solo con los pupilos de La Masía por detrás. Y el próximo fin de semana a Bilbao a medirse a los cachorros del Athletic Club que están en el mejor momento de la temporada. Será cuestión de tomar aire, mantener el compromiso actual y pensar que las rachas, también las malas, se pasan.
Gimnástica Segoviana CF: Oliva, Silva (Tellechea, m.66), (Maroto, m.91); Sergi Molina, David López, Céspedes (Farrell, m.66), Manu (Hugo Díaz, m,66), De la Mata, Berlanga, Fer Llorente, Javi Borrego (Astray, m.79) y Diego Gómez.
Ourense CF: Marqueta, Sanz, Zalaya, Carmona, Prado, Fidalgo, Fullana (Bravo, m.88), Sánchez (Alberto Gil, m.68), Ramos (Noriega, m.74), Álex Gil (Prada m.68) y Carbonell (Di Renzo, m.74).
Goles: 0-1, (m.55), Carbonell; o-2, (m.58), Sánchez.
Árbitro: Irurtzun Artola, de Navarra, asistido en las bandas por Domínguez Rubio y Agote Garrido. No hubo tarjetas.
Incidencias: 2.315 espectadores. Antes del comienzo del partido, la familia de Avelino Molpeceres, un fiel socio del Club que falleció esta semana, depositó unas flores en el lugar que ha ocupado durante años en los encuentros en La Albuera. Descanse en Paz.