Cerca de 600 familias segovianas han pasado por el economato social “Virgen de la Fuencisla” de Cáritas Segovia. La organización gestiona un servicio de economato donde, cada mes, 50 familias adquieren productos al 25% de su precio de mercado.

El objetivo de este proyecto pionero en Castilla y León, era dar un giro de 180 grados a la forma de atender a las personas que lo estaban pasando mal. Cáritas considera que lo primero es la dignidad de la persona, también a la hora de hacer la compra, que pueda elegir lo que necesita en comida, higiene personal y limpieza del hogar.

Bajo esta premisa, abrió sus puertas, en los locales de Cáritas Diocesana, esta tienda tan particular. Ahora mismo está en la planta baja del edificio para que el acceso sea más cómodo. Un espacio que no destaca por los metros cuadrados que ocupa sino por la importancia de lo que allí ocurre. En el centro, un arcón frigorífico, donde se pueden encontrar diversos tipos de carnes y pescados. En las estanterías, productos para tener una dieta variada y equilibrada: fruta y verdura, conservas, pasta, arroz, leche, yogures … y lo necesario tanto un desayuno o una merienda para niños y para adultos.

Este comercio tiene un objetivo muy claro, que las personas sean las que elijan qué quieren comprar. El delegado diocesano de Cáritas Segovia, Julio Alonso, recuerda que uno de los pilares de esta institución es la dignidad de la persona. “Escoger libremente lo que necesita y que no sea la bolsa donde se metían varios productos y tenga usted. Es más digno el poder elegir”, explica Julio Alonso.

En esta idea insiste la directora de Cáritas, Rosario Díez, que asegura que la persona es el centro de su trabajo y es básico normalizar el acceso a la compra. “Para que puedan decidir libremente lo que quiere comprar tanto para comer, como para el aseo personal y la limpieza”. Una idea que lleva en marcha cuatro años, y por el que han pasado cerca de 600 familias. El año pasado fueron 180 familias. Según Rosario Díez, son unos 200 beneficiarios al mes los que tiene el economato social. Desde que comenzó 2017, han atendido a 50 familias.

Las personas que acuden a Cáritas pasan primero por su servicio de acogida donde explican cuál es su situación económica, laboral y familiar. “En ese diálogo, expresan lo que necesitan, el pago del alquiler de la vivienda, ayuda con los recibos”, resume Julio Alonso. Se valora los ingresos de los que dispone y si necesitan pasar por el servicio del economato.

Si es así se les entrega un carné con el dinero que les asigna para hacer la compra, que puede oscilar entre los 10 y los 60 euros. Esta cantidad equivale al 75 por ciento de lo que valdría hacer la compra en el exterior. “Los precios aquí son el 25 por ciento del coste normal que tendría en cualquier tienda de Segovia. Si es un carné con 30 euros, en su tiendas habituales serían 120 euros de compra al mes”, resume la directora de Cáritas.

Un trabajo en equipo

Los voluntarios de Cáritas se encargan de hacer la compra una vez a la semana, con un gasto que ronda los 1.000 euros para que tengan productos frescos en fruta y verdura, además de reponer lo que falla faltando. También reciben donaciones tanto de particulares como de empresas. “Hay personas que vienen nos preguntan qué necesitamos y vuelven con ello”, expone una de las coordinadoras del servicio del economato, Irene Martín.

Otra forma de surtir este comercio solidario es a través de la recogida de productos guiada. “Cuando desde las parroquias, cofradías, asociaciones o centros educativos quieren hacer una recogida para Cáritas, les vamos indicando y así podemos disponer de productos de higiene personal o de limpieza que también son muy necesarios en los hogares”, resume Rosario Díez.

Dieta variada

El economato funciona como un reloj, con una gran eficacia. Una labor de la que se encargan las coordinadoras, Irene, y su compañera Angela Rico, y los voluntarios. Son seis personas diferentes cada jornada en los cuatro días que abre el economato; lunes, martes, jueves y viernes. El miércoles se aprovecha para reponer las estanterías, ver qué productos hacen falta, colocar los pedidos que hayan llegado, revisar los precios o las fechas de caducidad.

“Los usuarios de Segovia capital les decimos que vengan al menos dos veces al mes a hacer la compra. Los de la provincia, vienen uno”, explica Irene Martín. En estas visitas se trabaja otro factor muy importante, educar en la forma de hacer la compra. Se busca que “se haga con un sentido y de una forma responsable”, resume Rosario Díez. Dependiendo de los productos que tengan se les ofrecen productos complementario para que puedan elaborar recetas diferentes y variadas, por ejemplo de legumbres, pastas o arroz.

Los voluntarios y los usuarios establecen una relación muy especial. “Se conocen, hablan de su situación, cómo va el trabajo, la familia. Aquí se realiza una labor muy importante”, explica la directora de Cáritas Segovia. Un trato basado en el respeto y el cariño, que se devuelve de la forma más sencilla, “suelen traer dulces caseros para agradecer el trato que reciben por parte de los voluntarios”, afirma Irene Martín.

Este servicio se mantiene durante nueve meses por cada familia y luego se vuelve a evaluar su caso. No se quiere cronificar e institucionalizar la ayuda. Desde Cáritas recuerdan que esta ayuda para hacer la compra es sólo una parte de una intervención integral. “Asumen un compromiso con nosotros. Están en otros programas de Cáritas. Tienen que acudir a la bolsa de empleo, a los cursos, que sus hijos vayan a los proyectos que tenemos”, expone Irene Martín.

Un economato que continuará funcionando porque la situación, en estos cuatro años desde su apertura, no ha cambiado en exceso. Los usuarios se reparten casi al 50 por ciento entre ciudadanos españoles y extranjeros. Aquí vienen sabiendo que “tienen resuelto un tema básico aunque esto no sea el cien por cien de lo que necesitan. Nos dicen que les ayuda mucho no tener el problema de ir al supermercado y no tener dinero para hacer la compra”, resume Rosario Díez.