Sintetizar en unas líneas una personalidad tan rica y polifacética como la de Monseñor Luis Gutiérrez es difícil y espero que plumas más eruditas que la mía lo hagan. Son muchos los momentos vividos juntos que, aun después de una semana de su partida de este Mundo, son para mí momentos de gracia que me han permitido conocer más y mejor la Iglesia, y en concreto nuestra querida diócesis de Segovia.

Él fue el provincial que me admitió en la Congregación, y recibió mis primeros votos y me aprobó para la profesión perpetua por tener que asistir a una reunión de los provinciales de Iberia; no los recibió pero a los pocos días cuando volvió me dio los ministerios de acólito y lector equivalentes a las antiguas órdenes menores.

Mi padre, un modesto industrial, varias veces habló con él referente de mi formación y en algunas de esas ocasiones le contó su vida como industrial y me consta que Monseñor quedó altamente impresionado, me lo hizo saber el propio Monseñor en más de una ocasión. Mi relación con él siendo mi provincial como mi obispo en Segovia fueron siempre de afecto y cercanía. Se reía a mandíbula con algunas de mis salidas de tono (quienes me conocen saben que las Tengo) Para quienes le conocíamos sabemos que en las distancias cortas ganaba muchos enteros.

Me encomendó la asistencia espiritual a su madre y llegué a la conclusión de que para conocer a D. Luis había que conocer a su madre Dña. María. Dos rasgos comunes propios de carácter castellano, fuerte carácter (personalidad) y un corazón muy grande siempre abierto para amar, esta encomienda fue una auténtica gracia de Dios, Dña. María llego a querer mucho casi como si de un nieto se tratase.

Quisiera resumir en estos siguiente momentos de gracia vividos junto a D. Luis: Las visitas pastorales en las que le he acompañado tanto en la capital. Como en los pueblos, con la gente sencilla de los pueblos se sentía especialmente a gusto. En la reorganización pastoral de las unidades parroquiales de acción pastoral, en las que tanto trabajó y empeño puso.

En el comienzo del nuevo milenio, tuve el honor de llevar el evangeliario desde la Iglesia de San Miguel hasta la puerta la puerta del enlosado de la catedral ó puerta del perdón. Allí se lo entregué para que el introdujese en la catedral. Una vez en la catedral me lo entregó a mi para llevarlo hasta el altar mayor. La asamblea diocesana bien, preparada y llevada a efecto por él. La exposición de las Edades del Hombre, una autentica catequesis sobre la pasión del Señor, en la que a pesar de las dificultades surgidas entre las distintas administraciones, fue todo un éxito, en la que trabajó a fondo. La Coronación de la Virgen de la Peña en Sepúlveda, con un programa pastoral diseñado por él, en que redundase en frutos pastorales a favor de Sepúlveda y los pueblos de la comunidad de Villa y Tierra de Sepúlveda, en la cual participaron varios Claretianos. Creo que hizo la visita pastoral cinco veces a toda la diócesis.

Al secretario de D. Luis y a un servidor nos sentaba bastante mal cuando la prensa oral y escrita trataba con frialdad ciertas actuaciones del obispo ó verdades a medias ó falseadas.

En espera de otras plumas más erudita que la mía, escriban sobre esta personalidad de la Iglesia en Segovia nuestro querido P. Luis “Ya habrá escucha de viva voz del Pastor Santo; siervo bueno y fiel pasa al banquete de tu Señor”.

Ángel Colado Sánchez CMF (Misionero Claretiano)