El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (Ccaes) del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, vaticinó hoy en León que “puede haber una sexta, séptima, octava o novena ola, pero no serán como las anteriores”. Simón reapareció ante los medios dos meses después de su última rueda de prensa para participar en la segunda jornada del XXXIX congreso anual de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE). “Esperemos que no volvamos a tener grandes olas epidémicas, podrá haber alguna ondulación en algunos grupos concretos, pero la situación en España, ahora mismo, es muy favorable”, resumió el director del Ccaes.
Acompañado de una gran expectación mediática, Simón acudió a la Escuela de Ingenierías de la Universidad de León (ULE) para formar parte de los ponentes de la mesa redonda titulada ‘Evaluación de la gestión de la pandemia. Lo que se esperaba y lo que pasó’. Antes de participar en la conferencia, el director del Ccaes valoró la evolución “suficientemente buena” de la pandemia y el avance del proceso de vacunación como argumentos para haber estado “fuera de los focos” desde mediados de julio.
Tras recordar que la epidemia tiene un carácter mundial y que “España no es el ombligo del mundo”, Simón valoró que los indicadores actuales permitan “ir normalizando la situación con mucha prudencia”. Por otro lado, el director del Ccaes quiso enfriar los rumores que lo sitúan al frente del futuro Centro Nacional de Salud Pública. “Que nadie piense que estoy predestinado para ese puesto”, afirmó.
Enseñanzas de la pandemia
La mesa de debate de hoy estuvo moderada por Pere Godoy, expresidente de la SEE y profesor titular de medicina preventiva en la Universidad de Lleida y en el Servicio de Vigilancia Epidemiológica de la Generalitat. Además de Simón, la conferencia contó con la participación de Helena Legido, Henrique Barros y Bárbara Olivan.
La conversación entre los expertos giró en torno a la aplicación de la evidencia científica en la toma de decisiones, el papel de la vigilancia epidemiológica y su estado actual y la importancia de la divulgación científica para trasladar mensajes tanto a las instituciones como a la sociedad general. De acuerdo con Godoy, en el último año y medio de pandemia se han llevado a cabo acciones “muy relevantes” desde el punto de vista epidemiológico. Pese a que en el momento del estallido de la pandemia la vigilancia epidemiológica se encontraba “muy debilitada” y a que la crisis de la COVID-19 sobrepasó todas las predicciones, el expresidente de la SEE considera que de ella se pueden extraer numerosas enseñanzas.
Entre ellas, destacó como hitos la aparición de nuevas figuras profesionales como los rastreadores o el aumento de la cobertura vacunal en tiempo récord aunque advirtió de que será necesario más tiempo para evaluar con mayor profundidad los pasos dados. “Seguramente nos falta dimensión temporal y distancia para comprender todo lo que hemos aprendido desde el punto de vista profesional, político y social”, resumió.
Respecto a los retos de futuro, Godoy apuntó la necesidad de que la figura del rastreador se consolide y sirva también para controlar otras enfermedades como las de transmisión sexual o la tuberculosis. Los expertos también subrayaron que, ante una crisis de esta envergadura y en un mundo globalizado, las respuestas también tienen que ser globales y recomendaron a los países ricos que donen 1.000 millones de vacunas a los países más vulnerables, así como una mayor financiación y la reorganización de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Responsabilidad compartida
A la hora de evaluar las medidas aplicadas por cada país y sus resultados, los expertos reconocieron que “hubo errores a todos los niveles” pero destacaron que la pandemia debe afrontarse desde la “responsabilidad compartida”. “No se trata de buscar culpables”, explicó Helena Legido, que señaló que mientras Europa optó por estrategias de contención, Asia adoptó políticas ‘near zero approach’ y valoró que “las mujeres líderes han tenido más empatía y han escuchado más la evidencia científica y a su población”.
La importancia de la divulgación científica
Otro de los asuntos tratados en la jornada fue el de la comunicación de los mensajes científicos tanto a las autoridades sanitarias como al resto de la sociedad. En este sentido, los participantes en el debate insistieron en que es fundamental trasladar la evidencia científica “lo más rápido posible” para que los encargados de tomar decisiones impulsen iniciativas con el mayor conocimiento disponible.
En cuanto a la población, los epidemiólogos expuesieron la relación entre la información y la conducta, insistiendo en la idea de que “explicar con honestidad la situación aumenta el grado de aceptación de las medidas restrictivas”. Simón fue el encargado de poner el broche final a la mesa de debate, con un repaso por la evolución de la pandemia desde antes incluso de la primera ola.
Al respecto, el epidemiólogo reconoció que al principio de la crisis lo que se dejaba ver distaba mucho de la realidad. “Lo que se veía y lo que había no tenía nada que ver. España ha aprendido mucho de la primera ola, pero al principio estábamos condenados a matar moscas a cañonazos. Tuvimos que tomar una decisión drástica para que nuestro sistema sanitario no se fuera al traste”, recordó.
En ese sentido, destacó el papel de los congresos como puntos de encuentro y espacios generadores de conocimiento. “Todo lo que sabemos de la pandemia no hubiera sido posible si no hubiéramos compartido ni interactuado entre nosotros. Esta reunión nos da la oportunidad de discutir en profundidad sobre la pandemia para no repetir los mismos errores y mejorar lo que ya hemos hecho bien”, concluyó.