Bajo un sol radiante, la entidad menor de Campo de Cuéllar, perteneciente a Cuéllar, de apenas 200 habitantes, ha comenzado la actividad en un fin de semana en el que doblará su población. En la plaza del municipio, una veintena de productores ecológicos muestra y comercializa sus productos en la I Jornada Técnica y de Difusión de la Producción Ecológica en el Carracillo, que pretende afianzarse como un punto de encuentro de ecologismo de Castilla y León, organizado por el Ayuntamiento de Campo de Cuéllar.

En esta pequeña localidad, hoy, un kilo de tomates del Carracillo segoviano tiene un precio de dos euros, un bote de espárragos de Tudela de Duero alcanzan los tres euros mientras que un litro de leche fresca ecológica de la provincia de Valladolid cuesta 1,5€. Son precios convencionales para unos productos muy diferentes a los que, habitualmente, encontramos en el supermercado. Lejos de la industrialización de grandes superficies, los productores ecológicos, en su mayoría, se distinguen por contar con pequeñas y superficies muy mimadas. “Con la agricultura ecológica se ha conseguido dignificar a los agricultores, dar continuidad a su vocación”, asegura el presidente del Consejo de la Agricultura Ecológica de Castilla y León, Juan Senovilla, quien en declaraciones a ICal aseguró que, en la región, aumenta la producción a un ritmo de 2.000 hectáreas anuales. “En estos tiempos de crisis, la agricultura ecológica se mantiene y crece”.

Entre las nueve provincias se contabilizan más de 40.000 hectáreas destinadas en exclusiva a la producción ecológica, destacando Zamora y con algunas curiosidades, como la producción de marisco ecológico en León, en piscifactoría, o la recuperación de semillas autóctonas o, entre otros, la raza de gallina castellana negra, una especie en peligro de extinción que, poco a poco, está consiguiendo impulsar su reproducción gracias al empeño de pequeños campesinos. Además, Castilla y León cuenta con una amplia variedad de los vinos ecológicos y ha comenzado la producción de aceite.

En Segovia, un porcentaje importante de la producción se centraliza en las localidades que componen El Carracillo, conocido como la Huerta Segoviana, donde destaca la producción de Ecoeduco una empresa formada por dos hermanos que desciende de generaciones de agricultores. Uno de ellos, Albano Sastre, asegura que, además del sabor, la principal diferencia entre un producto ecológico y un producto convencional “la ausencia de productos químicos y de síntesis en la producción, en definitiva son productos que van a la huerta a la mesa conservando todas las cualidades de los alimentos”.

 

Conocer para producir

Aunque la demanda crece, no así la producción. Este es el principal motivo de la organización de estas iniciativas que reúnen a decenas de agricultores, quienes reciben asesoramiento del Consejo de Agricultura Ecológica, dependiente de la Consejería de Agricultura y Ganadería, para ofrecer alternativas que rentabilicen sus producciones. En León y Soria, en Palencia y Salamanca, la unidad de promoción acude a estas ferias, convocadas por ayuntamientos o asociaciones culturales. Su presidente, Juan Senovilla, afirma que la agricultura ecológica es, junto a otros planes del Gobierno regional, una de las claves para conseguir evitar la despoblación del mundo rural.

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