Restauración talla San Francisco de Asís, Villacastín

Los párrocos de la Diócesis, entre sus labores pastorales, trabajan por mantener los templos que les son encomendados. Precisamente fruto de la iniciativa de la parroquia de Villacastín, con Juan García Gorgojo a la cabeza, se inició la restauración de una talla de San Francisco de Asís, ubicada en la iglesia de San Sebastián, a finales del pasado año 2021. Un trabajo que se encargó a Clara Delgado, restauradora madrileña afincada en Vegas de Matute.

La sorpresa llegaría para Clara cuando, trabajando en la restauración de la imagen del santo en su taller, encontró bajo el pie izquierdo una firma y una fecha dañadas pero reconocibles: Francisco Salzillo, año de 1763.

La iglesia de San Sebastián ha servido de escenario para presentar un hallazgo de especial relevancia para la parroquia y para el patrimonio no solo diocesano, también el provincial. El párroco de Villacastín ha querido subrayar que, a iniciativa del Consejo de Economía y animados por algunos devotos, llevan varios años restaurando diferentes piezas de la parroquia como las de san Antonio o san Roque. De esta manera, «con los pocos fondos con los que contamos mantenemos nuestro patrimonio», ha asegurado el sacerdote, agradeciendo la colaboración del Ayuntamiento, en este caso, y de las instituciones en general.

García Gorgojo ha detallado que fue el año pasado cuando se decidió restaurar la talla de san Francisco que, ubicada en un pequeño retablo en la nave del Evangelio, llegó a la iglesia desde el desaparecido convento de Franciscanos a raíz de la Desamortización de Mendizábal. «Nosotros no sabíamos nada, yo recuerdo que cuando la vi pensé: “¡Qué talla más bonita!”», recuerda el párroco, para agregar que cuando la restauradora reveló el hallazgo de la firma procedieron a hacer un trabajo más consistente dada su relevancia. El párroco se ha felicitado porque ahora, «cuando la gente venga a disfrutar de esta hermosa iglesia, también podrá disfrutar de este san Francisco de Asís de Salzillo», mostrando su curiosidad por descubrir por qué esta talla del escultor murciano está en Villacastín.

Restauración

Por su parte, Clara Delgado ha sido la encargada de detallar las claves de la restauración, llevada a cabo en su taller. «Cuando Juan me propuso restaurar esta pieza, sabíamos que era bastante buena, pero no imaginábamos que tendría este calibre», ha asegurado en primer lugar. La restauradora ha explicado el proceso que ha seguido, afirmando que la gran capa de polvo que tenía la talla impedía apreciar lo que había debajo.

Tras una primera limpieza del polvo superficial «fue cuando apareció el tesoro: Francisco Salzillo y se intuye el año 1763», ha asegurado Clara, que también ha detallado su trabajo de sellado y reconstrucción de las grietas. Con lo que ha encontrado, su hipótesis es que como Salzillo era murciano, la madera no estuviera preparada para la humedad de Villacastín, lo que, junto a la introducción de polvo en las grietas, ayudó a mermar su estado de conservación.

Lo que más había sufrido era el Cristo que lleva el santo en la mano, puesto que va volado y tan solo unido a la mano por un vástago. «Una vez estabilizado todo se estuca, para realizar la reintegración cromática final», ha agregado Clara. En su presentación, ha ido combinando imágenes del «antes y después» del estado de la talla, lo que permite comprobar el profundo trabajo de limpieza y restauración realizado.

En cuanto a la firma, el proceso seguido ha sido el de restauración cromática, puesto que «no se puede reproducir» la del escultor murciano. Como curiosidades de la pieza, Clara ha destacado tres: los ojos de cristal «como si fueran una bombilla»; la rocalla, hecha de roñas —corteza de los pinos— pegadas, enteladas y policromadas; y el cinturón del santo «incrustado con un clavo» que no se puede quitar. «Está todo hecho de una pieza», detalles que demuestran que es un Salzillo, «una joya» para la parroquia, el pueblo y la provincia por su envergadura. Una imagen que «se queda para la posteridad restaurada», sabiendo que es un «verdadero tesoro», ha concluido la restauradora.

Finalmente, el vicario de Medios de Comunicación Social, Juan Cruz Arnanz, ha sido el encargado de agradecer —en nombre de D. César, ausente tras su positivo en Covid—, a la comunidad cristiana de Villacastín «el esfuerzo que han hecho para poder restaurar esta bella talla».

El vicario de Comunicación ha resaltado que la Iglesia «como propietaria de estos bienes, hace un gran esfuerzo por custodiar y conservar estas obras de arte cuya finalidad es la evangelización» para agregar que el apoyo y la colaboración de las instituciones municipales, provinciales y regionales es muy importante para que este tipo de tareas sean posibles.