Se me pide una primera valoración, que necesariamente debe ser provisional y breve, sobre el comunicado leído esta tarde por tres encapuchados de ETA, en el que la banda terrorista anuncia «el cese definitivo de su actividad armada».
Siempre he creído que la derrota total de ETA se producirá gracias a la conjunción de algunos importantes factores. El reconocimiento de la superioridad moral de las víctimas. La firmeza de la sociedad española. La fortaleza de la Democracia y el Estado de Derecho. El esfuerzo, eficacia y sacrificio de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, y el de los jueces y fiscales. La plena colaboración internacional. Y por supuesto la unidad de los demócratas.
Por ello, me ha parecido prudente, antes de realizar esta primera valoración, esperar a conocer las reacciones del presidente del Gobierno y de los líderes de los dos partidos políticos más importantes de España. Han coincidido en expresar su satisfacción por la decisión de ETA de renunciar definitivamente a la violencia. Han hablado de una gran victoria de la Democracia. De corazón y razón quiero coincidir con ellos. Pero también reconozco que me falta información para poder distinguir, en la retórica criminal de ETA, la posible diferencia que pueda existir entre este anuncio de «cese definitivo de su actividad armada» y sus anteriores anuncios de «alto el fuego permanente» o de «tregua indefinida y sin condiciones», que todos recordamos con tanta amargura, dolor y frustración.
Salta a la vista para cualquier observador objetivo y sereno que nada en el nuevo comunicado de ETA induce a pensar en su derrota, disolución, desmantelamiento, entrega de las armas, petición de perdón o asunción de responsabilidades. Antes bien, el anuncio se acompaña y precede de una serie de objetivos y pretensiones políticos que desgraciadamente suenan a condiciones ya sabidas.
Por último, ciertamente este es el momento más oportuno para el recuerdo de las 829 víctimas mortales de ETA y de todas las víctimas del terrorismo, que deben ser siempre el referente moral de nuestra Democracia. Pero en este punto concreto el nuevo comunicado de ETA alcanza la categoría de asco, tanto por su premeditado olvido de sus víctimas inocentes, como por su jactancia y recuerdo expreso de sus «caídos, presos y exiliados». Ni siquiera equiparan a víctimas y verdugos. Olvidan a las primeras, y sacralizan a los segundos. El peor de los caminos.
*Juan Vicente Herrera es el presidente de la Junta de Castilla y León.