Eduardo, cuéntanos cuál ha sido tu trayectoria en este mundo del culturismo, ¿cómo empezaste y por qué decidiste decantarte por ello?
En principio, cuando empecé a entrenar con pesas, nunca me planteé competir. En un primer momento no te planteas como objetivo principal el llegar a competir ni mucho menos en un campeonato. Decides usar pesas y gimnasio para mantener la forma física. Yo antes de esto practicaba deportes colectivos, fútbol, fútbol-sala e incluso baloncesto. Llega un momento en que lo dejas porque no te supone ninguna motivación y una forma de mantenerse un poco activo es haciendo uso de varios componentes gimnásticos. De manera que ves cómo tu cuerpo empieza a cambiar y de repente intentas ir a más a más hasta que te ves, no con posibilidades, pero sí te ves la suficiente capacidad y madurez muscular como para plantearte competir, pero en un principio mi objetivo ni mucho menos era, me vino todo esto un poco de rebote.
Puede parecer que los que nos dedicamos a esto, estamos aislados de la sociedad y no es así, a nivel profesional yo me dedico a preparar gente en un gimnasio, y tengo al culturismo como deporte que me ocupa el tiempo de ocio. El ocio lo dedico en parte a este deporte pero no sólo, sino que también me gusta salir a pasear, el cine. Yo hago vida normal, lo que ocurre es que cuando sale el calendario de competición y te planteas tu fecha de campeonato, a medida que se acerca esa fecha como es la del 15 de mayo pues desde reyes ya empecé, se va afinando y a medida q se acerca se va apretando, dando giros de tuerca, vas retocando determinados hábitos tuyos, quitas azúcar del café y en su lugar hechas sacarina, haces cenas más ligeras, vas aumentando el tiempo de ejercicio cardiovascular, vas requiriendo más descanso, preparar una coreografía que yo preparo de mi cuenta lo q pasa q siempre cuentas con algún amigo que ya ha conseguido algún campeonato del mundo, como es el caso.
¿Hasta dónde piensas llegar?, ¿Qué meta pretendes conseguir?
A lo que todo el mundo querría llegar en este deporte, a conseguir el campeonato del mundo, pero aún tienen que pasar años.
De los galardones que tengo me quedaría con el de Castilla y León, el título de campeón absoluto de nuestra región, ya que ha sido el más emotivo. Fue muy bonito ver cómo tu gente está ahí apoyándote y eso de valorar. Fue en León pero me encontraba como en casa y el mejor momento es cuando me proclaman campeón absoluto que eso implica ser campeón no sólo de mi categoría, sino de todo el campeonato, un motivo de alegría por supuesto, aunque por importancia, claro está me quedo con el campeonato nacional.
Explícanos un poco en qué consiste este deporte, ¿con qué edad se aconseja comenzar a practicarlo?
Es un deporte muy desconocido. Tiene muy poco de prepotencia, no tiene nada de narcisista. Consiste en enseñar tu cuerpo a una serie de jueces que están delante de un escenario, una serie de posturas que ellos van pidiendo y tú vas posando. Se trata de mostrar la simetría del cuerpo, vascularidad sobre las venas, ausencia de grasa y en base a cómo tu muestras tu cuerpo, los jueces van tomando nota y puntúan. No se trata de cuántos kilos eres capaz de mover porque no se trata de un esfuerzo físico como tal sino que el resultado deriva de la concentración que tú tienes que tener para tensar todos los músculos del cuerpo a la vez.
Hay categorías establecidas como Junior y ahí estamos hablando de edades que van desde los 18 a los 23 años; es decir, una persona con 18 años ya puede competir pero yo siempre he dicho que éste es un deporte para edades más tardías. Aquí el período de pleno auge se sitúa entre los 30 y los 40 años. Un futbolista a esta edad ya estaría prácticamente acabado y aquí vuelvo al tema de madurez muscular, necesitas que un cuerpo esté hecho que no sólo haya tenido una temporada de trabajo fuerte sino que por propia madurez esté preparado y yo creo que un cuerpo con 18 años aún no lo está por mucho entrenamiento que tenga.
Lo es que está claro, o al menos yo lo veo así, es que una persona que se quiera dedicar a esto, cuando empieza no está pensando en que se quiere dedicar a ello porque si no, no lo hace. Si un chaval con 14 años piensa ‘yo quiero ser campeón del mundo’, no lo va a conseguir. Nunca la gente va con idea predeterminada porque no llega, todo viene dado y necesita un rodaje.
¿Con qué barreras o dificultades te has encontrado hasta llegar a donde estás ahora?
Todo ha venido muy deprisa y parece desde fuera que ha resultado muy fácil. El primer año que me presento obtengo el campeonato de Castilla y León, gano el campeonato de España y me enfrento al Campeonato del Mundo pues lógicamente no todo el mundo consigue todos estos logros el primer año que se presenta. Sin duda alguna, te enfrentas a la barrera del sacrificio y la disciplina. Tienes que compaginar, familia, amigos, pareja y trabajo con una serie de pautas que sabes que tienes que ir llevando a cabo, dieta, entrenamiento y descanso. Es un entrenamiento muy rígido, tienes que tener establecido un horario para entrenar con pesas y luego para efectuar el ejercicio cardiovascular para el tema de quemar grasa. Requiere mucha disciplina que no sacrificio. Para mí sacrificio supone ‘sufrimiento’, en cambio disciplina significa tener las cosas claras y el día ordenado e ir haciendo las cosas poco a poco. Es muy complicado pero cuando coges rutina y sobre todo vas mejorando día pues vas a más y ves que sí merece la pena continuar con ello.
Sin embargo, también he de decir que nunca me he visto con ninguna enfermedad por practicar esto. Como curiosidad diré que hace que no cojo la gripe 8 años y lo achaco a este deporte. Hay algún estudio que defiende que la práctica no del culturismo, sino el trabajar con pesas a un nivel importante, refuerza mucho el sistema inmunológico y hasta ahora todo han sido beneficios. Riesgos pues serían los que implica la propia competición en el tema de los hidratos de carbono, en el tema del agua… a una competición hay que ir prácticamente deshidratado para que la piel se pegue lo máximo posible al músculo, entonces cabría la posibilidad de sufrir algún desmayo pero creo que no hay necesidad de llegar hasta ese punto, ya me preocupo yo de tomarme las sales necesarias como para no tenerme que ir al suelo, hay gente que arriesga más, otros menos, pero eso ya es decisión de cada uno.
Eduardo Pastor, ya comienza a preparar su cuerpo para la máxima competición
¿Consideras, por tanto, que tienes ya el cuerpo preparado para afrontar un campeonato del mundo?
Quedarían algunos detalles por pulir pero en general sí, estaríamos en la línea pero bueno aún hay mucho trabajo por hacer. Yo tengo 28 años y marcándome el tope de los 40 tendría 12 años por delante para conseguir un campeonato del mundo. Creo que es un período suficiente para poder enfrentarme a ese reto.
¿Conoces a alguien en Segovia que se dedique también a ello?
Mi hermano. Efectivamente le estoy preparando para salir este año. La idea es que salga pero bueno luego puede pasar cualquier circunstancia que lo impida, pues motivos de trabajo u otras situaciones puntuales que hagan que se fastidien los planes. Él y también un amigo mío, Manuel, que compitió hace dos años y quedó segundo en Castilla y León y volverá a salir el próximo año. Dar el salto implica constancia, disciplina y dedicación, entonces hay que partir de la base de que te tiene que gustar mucho. No sólo hacer pesas, ir a la piscina y que todo el mundo te mire e ir a la playa y decir ‘cómo ligo’. No, competir ya es otra cosa y hay muy poca gente dispuesta a hacerlo. Ese punto de seriedad poca gente está dispuesta a asumirlo.
Está claro que si no te gusta puede acabar contigo porque supone una serie de cosas con las que hay que cumplir y tener mucha responsabilidad. Es un deporte llevado a su nivel máximo que es la competición, y ni siquiera estaría reconocido como deporte, mucha gente no lo reconoce como tal porque aparentemente no hay esfuerzo físico. No te pegas una carrera de 50 metros dando patadas a un balón, no haces 200km en bicicleta…, por eso mucha gente en base a ese esfuerzo, en teoría ausente, no lo quiere reconocer como deporte. Pero el problema es que hay mucho desconocimiento. Somos cuatro los que nos dedicamos a ello y es un deporte totalmente unitario. Es muy complicado y hay que trabajar por ello pero yo creo que con el tiempo va a acabar siendo reconocido como deporte y será cuando esté más valorado, porque si es por esfuerzo, el culturismo debería ser el deporte número uno y sin embargo lo es el fútbol, un deporte en el que el concepto de sobreentrenamiento no se da y hay estudios que así lo avalan y en el nuestro sí, no en el nivel fisiológico sino psicológico.
¿Animarías a la gente a que lo practicara?
Es un deporte que se puede extrapolar a tu vida personal. Esa disciplina que aplicas a este deporte, llevada a tu cotidianeidad te va a hacer ver cómo muchos problemas, no lo son tanto. Simplemente hace falta una dedicación y una constancia para poder resolver distintas situaciones. Les animaría en el sentido de que probasen porque con deporte y disciplina pueden hacerlo.
Animaría sobre todo a los chicos, las chicas necesitarían aún más disciplina si cabe, en tanto que su cuerpo no va a responder nunca como lo hace el del hombre. Yo no lo aconsejo desde luego, porque el problema llega cuando se alcanza el punto en que se pierde la feminidad, y es algo que a mí personalmente no me gusta. Bien es cierto que yo por ser practicante de este deporte, he de defender que una mujer lo practique no me pongo en contra, pero lo que está claro es que es un deporte de hombres, no quiero que se me trate de machista por eso pero es que es así. Se trata de mostrar un cuerpo musculado libre de grasa, lo que le hace ser aún más masculino y en cambio, una mujer pues tiene que tener sus formas y sus curvas y en el momento en que pierde eso, pierde la feminidad.
Que tomaran nota de todo aquello que se puede hacer cuando tienes ganas de superarte. Les animaría hasta el punto de cómo de que vieran cómo se puede cambiar el cuerpo, dado ahora mismo también esa tremenda obsesión por el culto al cuerpo y a la imagen que tenemos.
Desde aquí le mandamos mucho ánimo, y a por todas, Eduardo.