Más de 30.200 personas visitaron la exposición dedicada a Eugenio Lucas Velázquez y Eugenio Lucas Villamil, organizada por la Obra Social y Cultural de Caja Segovia y la Fundación Lázaro Galdiano en el Torreón de Lozoya. La exposición “Eugenio Lucas Velázquez. Eugenio Lucas Villamil. Colección Lázaro”, que pudo visitarse entre el 27 de junio y el 4 de octubre, conmemoraba el 150 aniversario del nacimiento del coleccionista, bibliófilo y editor José Lázaro Galdiano.
Fue precisamente Galdiano el responsable del primer reconocimiento internacional para Eugenio Lucas Velázquez y Eugenio Lucas Villamil, padre e hijo, a quienes presentó en exposiciones celebradas en Munich, Berlín, París y Nueva York. Como señalaron fuentes de la organización, esta conyuntura hizo posible un proyecto que suponía un doble homenaje.
Además, la sala de exposiciones segoviana destacó la concesión del sello de calidad TripAdvisor como lugar destacado de visita en la conocida plataforma de viajes. En la carta remitida al Torreón de Lozoya, Christine Petersen, Presidenta de TripAdvisor for Business, transmite a sus responsables que “los viajeros están encantados con su establecimiento y con la atención brindada, tal y como lo atestiguan sus opiniones”.
La exposición buscó abundar en la polifacética personalidad de Eugenio Lucas Velázquez, acreditándolo como figura de la pintura española del siglo XIX. Además de piezas que hablaban de la personal asimilación del mundo goyesco, la muestra ofreció pinturas que recorrían una gran diversidad de registros, desde el academicismo de influjo francés hasta un incipiente impresionismo, pasando por el orientalismo y el romanticismo de sus paisajes.
La Fundación Lázaro Galdiano se prestaba a la perfección a los cometidos puesto que es la institución museística que más obras de este pintor atesora a nivel mundial, como señalaron fuentes de la Obra Social. “Los números dan idea de ello”, explican, puesto que para la muestra que se desarrolló en Segovia se seleccionaron noventa y cinco obras, de las cuales treinta y seis no habían figurado en ninguna otra exposición en España y ni siquiera habían podido contemplarse en el museo madrileño, lo que convirtieron a esta exposición en una rigurosa primicia.