El vicepresidente de la Agrupación de Industriales Hosteleros de Segovia (Aihs), Jesús Castellanos, advirtió hoy que “el miedo real” es saber cuántos establecimientos van a poder aguantar a partir de octubre, porque el verano es fácil pasarlo a pesar de la incertidumbre de saber el volumen y quiénes van a acercarse a Segovia desde Madrid y otras provincias. Según Castellanos, a partir de octubre y noviembre, podría llegar una cascada de cierres de hasta un 20 por ciento de los negocios.
Los hosteleros segovianos confiaron en la palabra dada por la ministra de Turismo de estar todo el país en fase 3 el 1 de julio, con la movilidad entre las provincias. Castellanos declaró que es probable que lo tengan más fácil los establecimientos de los pueblos porque los clientes se atrevan más a ir a los municipios porque tengan la percepción de que hay más probabilidad de mantener las distancias interpersonales.
El vicepresidente de la Aihs puso el foco en los meses de octubre y noviembre cuando se cumplen todas las moratorias, los aplazamientos de seis meses dados en los pagos del agua, los alquileres y los prestamos. “Nos puede dar la puntilla, tener que trabajar a poco volumen de trabajo y tener pagar todo lo pendiente”, subrayó.
Desde la hostelería segoviana dejaron claro que las moratorias no son ayudas y reclamaron al Gobierno una bajada del IVA y ayudas a los alquileres, no decir, que los pueden pagar el año que viene. “Por qué tengo que pagar el cien por cien del alquile y mi negocio ha estado cerrado tres meses. La culpa tampoco es de los propietarios. Nos tienen que dar una ayuda”, argumentó.
La Aihs teme lo que pueda ocurrir en la hostelería segoviana en el último trimestre del año, llegue “lo duro de verdad” y los cierres de negocios porque “el verano casi lo puede aguantar cualquiera”, con el calor, las terrazas y comienzan a desplazarse los madrileños. La previsión marca un 20 por ciento de negocios que no llegarán a fin de año. “Como poco”, apostilló Castellanos, “que nos podemos quedar cortos. Ahora mismo firmo ese 20 por ciento porque el verano venga bien”.
La solución vendrá con unos meses de buena actividad turística y hostelera gracias a la llegada de clientes de la Comunidad de Madrid y de otra provincias, que exista una movilidad de personas. Castellanos reconoció que hay “poco miedo”, en este sentido, por lo que están viendo en el público pero hay que esperar a que se pueda viajar. “Los restaurantes y los hoteles están preparados, solo faltan clientela y esto se flexibilice y el virus nos de una tregua este verano. Eso será fundamental”, sostuvo el vicepresidente de la Aihs.
A pocos metros del Acueducto de Segovia, esta agrupación, que representa a 1.400 establecimientos de todos los sectores y negocios de la hostelería, con más de 6.000 puestos de trabajo directos, escenificaron sus peticiones al Gobierno Central con la lectura de un manifiesto, en sintonía con la agrupación nacional ‘Hostelería de España’, recordando la dureza con la que la crisis del COVID-19 ha golpeado sus negocios, con una actividad prácticamente parada y cero ingresos.
El presidente de la Aihs, Enrique Cañadas, recordó que entre un 90 y 95 por ciento de los trabajadores del sector están en ERTE, reclamando una mayor flexibilización en las condiciones de su incorporación para ir poco a poco y se puedan salvar el mayor número posible de puestos de trabajo.
La hostelera de Navafría, Carmina García, en nombre de sus compañeros de la provincia, sostuvo que son los negocios familiares los que están abriendo sus terrazas en los pueblos, con padres, hijos y hermanos que echan las horas que hagan falta pero con la incertidumbre de ver cómo puede ir sacando del ERTE a sus empleados.
Sector unido
En este acto reivindicativo, la Aihs contó con el respaldo de representantes de las asociaciones provinciales de camareros, de sumilleres, de cocineros y de la Marca de Garantía del Cochinillo Segoviano (Procose). El presidente de esta asociación, el restaurador José María Ruiz, recordó que el sector del cochinillo depende al 90 por ciento de la hostelería por lo que ahora mismo “estamos sufriendo totalmente” que los establecimientos sigan cerrados.
Desde Procose flexibilizaron las cosas para poder vender on line y directamente el producto a los particulares, así como la opción, de poder congelar el producto para que tenga salida dentro de unos meses. Ayudas para que todos los implicados con el cochinillo segoviano puedan salir adelante además de confiar en las subvenciones que llegarán desde la Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta.
Ruiz Benito subrayó que para él la gran incertidumbre es la supervivencia de los restaurantes, “con todo el respeto para los ganaderos”, al no saber cómo va reaccionar el cliente, siendo Segovia una capital fundamentalmente gastronómica y turística, con una altísima dependencia del turismo.
“Sin los viajes entre provincias estamos perdidos”, declaró José María Ruiz, porque “Segovia es maravillosa” pero sólo con los clientes locales sólo se pueden mantener una cuarta parte de los negocios, el resto no podrá salir adelante si no hay turismo.