La restauración de las cubiertas, galería y nave interior de la iglesia de Santa María de la Cuesta de Cuéllar (Segovia) ha sacado a la luz importantes hallazgos arqueológicos tanto en sus muros como en su subsuelo como un mural con restos constructivos, pinturas y decoración escultórica. La idea es que estos descubrimientos puedan ofrecer nuevas aportaciones y resituar la identidad del templo dentro de una cronología más antigua.
Se conocía la riqueza cementerial del terreno dentro y en torno al templo, y ésta se ha visto ratificada con la nueva documentación de una incipiente necrópolis de tumbas excavadas en el terreno cubiertas con losas de piedra, necrópolis que, junto con otras dentro de Cuéllar, hablan de un tiempo plenomedieval de repoblación de las extremaduras castellanas.
Un comunicado de la Consejería de Cultura y Turismo, quien ejecuta las obras, apuntó que el “cuidadoso” trabajo de picado de enfoscados y la liberación de tapiados va sacando a la luz una importante riqueza mural con restos constructivos, pinturas y decoración escultórica de amplio valor histórico-artístico.
En concreto, la recuperación de la galería norte de ladrillo mudéjar está mostrando un momento constructivo fundamental para la iglesia, que entronca con todo un estilo de la fábrica de ladrillo cuellarana. A su vez, este pórtico en su extremo oriental ha revelado los vestigios de una capilla que, decorada por medio de un despiece arquitectónico en sus paredes en tiempo del gótico tardío, cerró una de las arcadas colocando un gran óculo que iluminaba este nuevo altar.
También ha sido de especial importancia la liberación de las dos portadas románicas de la iglesia. La norte reutilizada y en parte mutilada mantiene parte de sus arcos de medio punto y las columnas de fustes lisos que sustentan la arquivolta central. Picada y mutilada su decoración escultórica de los capiteles en otro tiempo y gusto histórico, ha quedado su volumen. Del mismo modo, han aparecido restos de la configuración de antigua portada medieval situada al sur que también había sido tapiada por un mampuesto. Hasta el momento, se ha descubierto una sección de la misma, mostrando un acceso propio del románico pleno con un capitel decorado con esquematización vegetal en el que en un cimacio corrido apoya varias arquivoltas, con la central decorada en puntas de diamante.
La restauración de la iglesia de Santa María de la Cuesta de Cuéllar, que supondrá una inversión de más de medio millón de euros, cofinanciada por Fondo Feder, comenzó el pasado mes de junio y está previsto que finalice en septiembre. De origen medieval, el templo y su entorno constituyen un peculiar recinto situado fuera de los muros de la villa de Cuéllar, asociada a un posible claustro orientado al sur, del que permanece parte de su estructura.
La iglesia presenta en la actualidad una sola nave con contrafuertes hacia el interior, y un ábside semicircular de mampostería de cal y canto, aunque en origen es probable que haya dispuesto de tres naves. Su nave, de grandes dimensiones, y las galerías que la flanquean, han sufrido numerosas intervenciones a lo largo de la historia, que impiden una correcta lectura del monumento y de su relación con el entorno.
Entre estos últimos eventos, hay que destacar el incendio de 1970, que afectó a las cubiertas y supuso la pérdida de la armadura de lazo de la nave, pero también el cierre de la galería al norte, la desaparición del claustro y la radical transformación de los acabados interiores de la nave.
En 2001 la Consejería de Cultura y Turismo llevó a cabo trabajos de consolidación y restauración en la torre de la iglesia. En 2011, los muros que delimitan el recinto exterior y que acusaban fuertes desplomes fueron consolidados de forma preventiva. Y en los dos últimos años, la Junta ha promovido la realización de un levantamiento riguroso de la geometría del edificio, y sendos estudios sobre su evolución histórica y los revestimientos pictóricos de su interior, que han sido complementados con calicatas constructivas en las fábricas de la nave.
Las necesidades que planteaba el edificio, además de la dificultad de comprensión de su arquitectura, se centraban en las cubiertas y los pórticos. Asimismo, los revestimientos añadidos durante el último siglo en los paramentos y bóvedas de la nave ocultaban los acabados que dieron su configuración definitiva a este espacio en 1831 y que las calicatas realizadas en 2019 pusieron de manifiesto.