El juicio a los dos acusados del robo de las joyas de la Virgen de la Fuencisla, patrona de Segovia, ha quedado señalado finalmente para los días 3 y 4 de marzo del próximo año, una vez que las partes han constatado que no hay posibilidad de acuerdo de conformidad en el acto celebrado en el Juzgado de lo Penal número 1 de la capital. La Fiscalía mantiene una petición inicial de cuatro años de prisión para cada uno por robo con fuerza en las cosas de valor artístico y cultural, delito por el que se contemplan penas de entre dos y cinco años; mientras que los dos acusados, B. M. D. y J. A. A., de 27 y 40 años de edad, niegan su implicación, informa Ical.

Los hechos se remontan al viernes 20 de enero de 2012 cuando, minutos antes de las ocho de la mañana, tras la apertura automática del Santuario, unos ladrones escalaron los más de seis metros de reja del presbiterio, accedieron al camarín a través del retablo y se llevaron la aureola y la corona de la Virgen, así como la del Niño, al que le arrancaron una mano para llevarse la bola del mundo dorada que sostiene. Desde entonces, la seguridad del templo se ha reforzado para prevenir nuevos asaltos como este que mantuvo en vilo a la ciudad.

Tras el robo, la investigación apunta que los ladrones debieron de escalar de nuevo la reja y huyeron con todas las piezas menos la aureola de planta, que fue hallada esa misma mañana cerca del Santuario. Solo cuatro días más tarde, el martes 24, los perros del Cuerpo Nacional de Policía encontraron el resto de joyas en el interior de una mochila oculta entre matorrales a unos 300 metros del santuario. B. M. D. decidió entregarse al día siguiente y acusó a J. A. A., que fue detenido en la mañana del jueves 26, aunque ninguno de los dos ha reconocido la autoría en este tiempo.

B. M. D. ha permanecido en libertad con cargos desde entonces y J. A. A. se encuentra ya en prisión por otros delitos que nada tienen que ver con éste, ya que cuenta con un amplio historial a sus espaldas.

El acto de hoy con el que se daba inicio a la sesión de juicio oral se celebraba para comprobar si las partes podían llegar a un acuerdo de conformidad que evitase reducir el proceso, pero bastaron poco más de dos minutos de sesión para confirmar que probablemente sean necesarios dos días (los citados 3 y 4 de marzo) para el desarrollo de la fase de presentación de pruebas periciales y declaración de acusados y testigos. En cuanto a las pruebas propuestas por las partes, tanto el Ministerio Fiscal como las defensas (cada acusado tiene un abogado) las han admitido.

Santiago Sastre Muñoz, el abogado del acusado que se encuentra en prisión, sostenía en declaraciones a la prensa recogidas por Ical que “no hay las más mínima prueba” contra su cliente: “No se le ha sorprendido con ningún objeto robado ni se le ha visto en las inmediaciones (del Santuario), creemos que es una imputación absolutamente artificial por parte de la Policía”, argumentó. “Hubo una denuncia del coimputado que le implicaba a él, ni más ni menos, esa es la única prueba, una teórica denuncia de un teórico responsable”, concluyó el abogado de J. A. A., sobre el que admitió que tiene un “largo historial” delictivo por “otros robos”, aunque “nunca jamás ha agredido a nadie ni ha tenido peleas”, en sus propias palabras, “un ladrón limpio, si se puede decir así”.

 

Las defensas, por separado

Lo que sí es un hecho es que cada abogado de la defensa tiene su propia estrategia, ya que los propios presuntos autores del robo que conmocionó Segovia por el especial valor simbólico del botín van por un lado desde el momento en el que uno se entregó a la Policía acompañado de su abogada y acusando: “No sabemos qué hará en la vista la otra parte”, reconoció Sastre Muñoz, “aunque el otro tiene alguna otra prueba más concluyente, ha sido sorprendido en las inmediaciones y se le han encontrado objetos”. En cualquier caso, la defensora de B. M. D. tiene previsto llamar a dos testigos durante el juicio.

En cuanto a la Fiscalía, representada por Carmen González Vivancos, mantiene una petición inicial al alza, cuatro años de prisión para cada uno, así como una indemnización de 36.503 euros por los daños causados en la imagen y las joyas sustraídas. Preguntada por la presunta inexistencia de “la más mínima prueba” que aludía la defensa de J. A. A., replicó en declaraciones recogidas por Ical que ahí están “las declaraciones de los propios imputados, que no reconocen los hechos, pero se implicaba a uno de los coimputados”. “Y tenemos por supuesto las pruebas de la Policía, los hallazgos de la investigación policial, que no les voy a desvelar”, matizó. “Evidentemente la Fiscalía nunca acusa si no hay indicios racionales suficientes para sostener la acusación. Cosa diferente es el fallo del juez, porque puede considerar que no hay a la vista de cómo resulte la prueba en juicio”.

Así, aunque el Ministerio Fiscal mantiene inicialmente la misma pena para ambos, sobre el que está en prisión pesaría el agravante de la reincidencia si al final resulta condenado, mientras que el otro no tiene antecedentes.

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