Las obras de reurbanización en la calle Descalzas de la capital segoviana pusieron al descubierto tres canales del Acueducto. Se trata de mercedes que repartían el agua para uso vecinal y que han salido a la luz a raíz del proyecto de Área de Rehabilitación de Centro Histórico (ARCH) del barrio de las Canonjías que en la actualidad acomete la concejalía de Patrimonio Histórico y Turismo.

“La aparición de estas conducciones no ha supuesto ninguna sorpresa, ya que en el proyecto de reurbanización redactado por la oficina del ARCH se indica que se trabaja en zona máxima precaución arqueológica”, señalaron fuentes del Ayuntamiento de Segovia. El seguimiento arqueológico que incluye este proyecto, permitió documentar los canales en el primer tramo de la calle, dos de ellos con entrada al aljibe del edificio nº 1 y el tercero paralelo a la tapia del convento de las Descalzas.

Una vez estudiados y documentados los tres canales, los restos se han protegido y vuelto a cubrir. “La Concejalía de Patrimonio sigue así mostrando su trabajo útil y defensa y puesta en valor de nuestro principal monumento”, aseveraron.

La construcción del Acueducto garantizaba el abastecimiento de agua a la ciudad. El pueblo tenía acceso a ella a través de fuentes públicas y las clases privilegiadas en el interior de sus domicilios. La conducción principal, hasta el Alcázar, recibía el nombre de “Madre del Agua” o “Cacera Real” y el sistema de canalizaciones (tuberías, aljibes, pozos o desagües) formaban la amplia red de abastecimiento por la ciudad que poco a poco se va descubriendo y completando, aunque sigue siendo una gran desconocida.

De la compleja red de abastecimiento existe documentación desde el siglo XV. Se calcula la existencia de 500 pozos o aljibes en la zona amurallada con sus correspondientes conducciones de distribución, entrada y salida, registros, etc. Este tipo de distribución del agua continúa hasta principios del siglo XX cuando 760 casas gozaban de merced de agua o dotación particular.

Todas estas instalaciones existentes en el subsuelo han sufrido a lo largo de los siglos numerosas remodelaciones e incluso su destrucción, por lo que estudios como los realizados en las Canonjías contribuyen a conservar y documentar la historia de la Ciudad.

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