El doctor Abel Novoa , con su ponencia sobre los conflictos de intereses, y los participantes en la mesa redonda sobre ética y deontología en redes sociales, después, han puesto fin a la primera parte de la jornada, en el V Congreso Nacional de Deontología Médica de una forma cercana y amena, en la que, si algo ha quedado claro, es que el futuro en esta materia de la profesión deberá prestar atención y estar atento ante los peligros que pueden acarrear decisiones tan aparentemente inofensivas como prescribir un medicamento de última generación o publicar un comentario en el perfil de Twitter.
Sobre este último riesgo advertían de manera especial los doctores Jacinto Bátiz y Juan Manuel Garrote, quienes, tras una intervención a cargo del periodista Fernando González Urbaneja, ponían el acento en sus respectivas exposiciones en el papel ejemplarizante que cumple el médico con la sociedad, así como en la trascendencia de sus opiniones; más aún cuando éstas son escritas en cualquier red social a la que pueden tener acceso, desde sus familiares más cercanos, hasta sus más recientes pacientes. “Esto también puede ser positivo; puede ser recomendable aprovechar el poder amplificador de las redes sociales para realizar una labor divulgadora”, apuntaba, no obstante, el doctor Bátiz; una opinión que era refrendada por Juan Manuel Garrote.
Mientras el primero se centraba en cómo el futuro Código Deontológico, previsto para finales de 2018, abordará este tipo de cuestiones, el segundo ponía en la balanza ejemplos de buenas prácticas en el uso de Internet, como la publicación de un blog a través del cual médicos como el doctor Salvador Casado o como el mismo doctor Batiz, experto en Cuidados Paliativos, atienden a sus enfermos, y otros ejemplos de comportamientos cuestionables que pueden desembocar en problemas de incomunicación, egocentrismo o cotilleo. “Cada uno de nosotros tiene un púlpito en la mesa de consulta, con lo cual somos muy golosos para este asunto”, advertía el doctor Garrote.
Instantes antes, Fernando González Urbaneja, conocedor de cómo y a qué velocidad se transmiten las informaciones, ya ponía en situación a los presentes y, después de hacer alusión a conceptos como ‘intimidad’, ‘libertad de expresión’ o ‘veracidad’ y de establecer las similitudes que guardan en el campo de la Ética el Periodismo y la Medicina, recordaba uno de los peligros más extendidos a los que se enfrentan los médicos tras el auge de las redes sociales: el del ‘paciente informado’. “Seguramente les parezca raro que alguien llegue a su consulta sin haber buscado antes en Internet a qué corresponden sus síntomas”, bromeaba el periodista.
Abel Novoa: “Si pensamos que la industria es el malo de la película, no vamos a avanzar”
En las primeras palabras de su intervención, González Urbaneja hacía referencia a la ponencia del doctor Abel Novoa, que había tenido lugar de forma previa a la mesa redonda sobre ética y redes sociales, y que no sólo había dejado al periodista con alguna reflexión en la cabeza; también a los dos centenares de médicos que se daban cita en el Aula Magna de la IE.
El doctor Novoa, presidente de la asociación No Gracias, exponía de manera brillante el gran número de conflictos de intereses a los que se ven expuestos los médicos en sus consultas, especialmente tras el papel relevante que ha adquirido el marketing en la sociedad.
A través de un repaso por la Historia de las prescripciones médicas, Abel Novoa llegaba a la conclusión de que “si falla la priorización de la investigación, si falla la fiabilidad del conocimiento, si falla la regulación, si falla la difusión y síntesis del conocimiento, si falla la aplicación del conocimiento… no podemos culpar al médico que va a comer o va a un congreso invitado por la industria”
El ponente terminaba diciendo que “si pensamos [los médicos] que la industria es el malo de la película, no vamos a avanzar; el problema es que sus objetivos no son los nuestros” y añadía que es posible tener buenas relaciones con la industria, “pero tienen que ser los médicos los que pongan las normas”.