Este 11 de noviembre, a menos cerdos les llegará su San Martín. La decadencia de las matanzas domiciliarias ponen nombre a la lista de ritos que se agotan en Castilla y León, tal y como marca la tendencia en caída mantenida desde hace más de 15 años. En este tiempo, los cerdos sacrificados se han reducido a una sexta parte, al pasar de los 44.116 de la campaña de 2006-2007, a los 7.283 de la última, la de 2021-2022.
La tónica es general en todas las provincias, aunque algunas resisten, que son las de mayor tradición y las que se encargan de mantener las cifras: Salamanca, León y Zamora son las únicas que en la última campaña superaron los cuatro dígitos, pero muy inferiores a los de hace años. Así, de los 7.238 sacrificios del total en la Comunidad, Salamanca sumó 2.150, cuando hace 15 años llegó a las 8.084. Mientras, León alcanzó las 1.950, frente a las 15.465 de 2006, y Zamora se quedó con 1.109, por debajo de las 7.092 del período anterior.
Aunque la tendencia a la baja comenzó hace ya más de 15 años, desde hace siete ha sido exponencial. La campaña de 2015-2016 se cerró con 16.947 sacrificios, muy por debajo de los 21.412 de la anterior. Desde entonces, el ritmo ha sido de una caída media superior al 12 por ciento.
Junto a León, Salamanca y Zamora, la provincia de Ávila permite mantener los datos, con 826, aunque con un 30 por ciento menos entre las dos últimas campañas. En Soria es ya una práctica casi residual, con un goteo de 75, 20 y 22 sacrificios en los tres últimos años, y en el resto, menos en el caso de Valladolid (187), se mantienen en los 300. Es el caso de Burgos (306), Palencia (353) y Segovia (380).
Refuerzo de medidas sanitarias
En esta campaña, que comenzó el pasado 29 de octubre y se prolongará hasta el 2 de abril, la Consejería de Sanidad refuerza las medidas sanitarias para garantizar la seguridad alimentaria. Ya lo hizo en la anterior, con controles con un nuevo método diagnóstico de la triquina, mucho más exigente que ya provocó la reducción del número de veterinarios colaboradores. Para ello, adquirió 25 equipos para poder realizar estas pruebas que se distribuirán en todas las capitales de provincia y en El Bierzo.
Las muestras de carne tienen que ser sometidas a un test de digestión artificial, un sistema más preciso para detectar la presencia de larvas en el animal que el utilizado hace unos años, que podía dejar escapar algunos casos de un tipo de larva de trichinella que no encapsula, muy poco habitual pero que ha aparecido en Europa y de la que se han detectado dos casos en España, en Cataluña y en Aragón. Con estos análisis, se evitan determinadas enfermedades transmisibles de los cerdos, principalmente la triquinelosis humana.
Este avance provoca que sean necesarios menos veterinarios colaboradores que son sobre los que recae la mayor parte de los análisis de triquina, y que se compensa con el refuerzo de los servicios de control oficiales de veterinarios.