EL TIEMPO SE HA ACABADO

Existen momentos en la Historia en los que el mundo puede elegir diferentes caminos. La conferencia climática en Copenhague es uno de estos momentos decisivos. Podemos elegir entre seguir la senda de una prosperidad “verde” y un futuro más sostenible. O podemos optar por el camino de la inacción frente al cambio climático, dejando una enorme factura para nuestros hijos y nietos. No debería ser una elección difícil.

El objetivo del Gobierno danés es claro: trabajamos para un acuerdo global ambicioso, que reduzca las emisiones de gases de efecto invernadero, y otorgue financiación y tecnología para la adaptación. Igualmente, Copenhague debería incluir un límite para lograr un acuerdo vinculante.

La clave es el tiempo. Por cada día que pasa el precio sube y las potenciales consecuencias catastróficas del calentamiento global se incrementan. De acuerdo con la Agencia Internacional de la Energía, cada año sin actuar nos costará 500.000 millones de dólares. Debemos presionar para aprovechar el momento político a favor y hacer que los líderes del mundo actúen según sus responsabilidades, y lo hagan con rapidez.

La fecha límite de Copenhague ha funcionado y los líderes han sentido la presión de sus ciudadanos, las empresas y el resto de la sociedad. Uno a uno, los gobiernos de todo el mundo están entregando sus propuestas, entre ellas las de EEUU, China, Brasil, Corea del Sur y Rusia.

Es nuevo y muy motivador que China haya dado un paso adelante en la comunidad internacional. Debemos analizarlo con más cuidado para ver en qué se traduce el anuncio chino.

Dinamarca no estableció la fecha límite de Diciembre de 2009. Fue el Plan de Acción de Bali de 2007 con el que el mundo decidió que el Cop15 de Copenhague fuera un punto de inflexión para poner al planeta en un camino más sostenible. Un total de 192 países firmaron este mandato y ahora no debemos dejar que este compromiso se escurra de nuestras manos. Ahora es el momento de actuar. Los líderes del planeta han prometido a sus ciudadanos una solución. Es el momento de estar a la altura de esta responsabilidad y generar una acuerdo climático global, ambicioso y creible.

El contenido del acuerdo se alimenta básicamente de cuatro desafíos que requieren sus soluciones. Debería incluir objetivos de reducción de gases de efecto invernadero a medio y largo plazo para los países desarrollados. Además, tendría que poner a los países en desarrollo en un camino más limpio y verde hacia la prosperidad. Necesita concretar una asistencia para los países vulnerables, aquellos que serán golpeados primero, y lo serán duramente, por el calentamiento global. Por último, el acuerdo debe concretar la manera de cómo compartir la tecnología y el conocimiento.

Estos son los cuatro interrogantes de Copenhague. Y debemos solucionarlos. No tenemos alternativa. Debemos ocuparnos del cambio climático y debemos hacerlo ahora. Esta cumbre es el límite. El tiempo se ha acabado. Hagamos nuestro trabajo.

DEJA UNA RESPUESTA