Jorge Blass está considerado como el ilusionista español de mayor prestigio internacional. Desde pequeño tenía claro que este mundo era el suyo. A los 6 años ve a un mago en televisión y queda fascinado. Desde entonces la magia ha sido parte de su vida. A los 12 años descubre la Escuela de Magia de Juan Tamariz en Madrid y comienza su aprendizaje de la mano del propio Juan. Con 13 años se convirtió en el mago más joven de la Sociedad Española de Ilusionismo y con 15 ya actuaba en salas de Madrid. Una afición que poco a poco se fue convirtiendo en una profesión.
Ha actuado alrededor del mundo y ha creado muchos trucos, uno de ellos ha sido comprado nada más y nada menos que por David Copperfield. Este sábado día 22 Jorge Blass vuelve al Real Sitio de San Ildefonso para contagiar de ilusión al público con “El Arte de la Magia” en un espectáculo enclavado dentro del Festival Internacional de Magia. ¿Preparados para conocerle un poquito más?
-¿Ilusionado de volver al Real Sitio de San Ildefonso?
Mucho, me encanta el lugar, la gente y siempre apetece volver. Lo hago incluso en mis vacaciones y he pasado varias nocheviejas en el Real Sitio.
-Nos deleitarás en la Gran Gala de la Magia con tu espectáculo “El Arte de la Magia”, ¿podrías explicarnos que se encontrarán los espectadores que vayan a verlo?
Va a ser un show muy participativo, con magia de distintas disciplinas, números de prestidigitación, mentalismo, magia tecnológica con teléfonos móviles etc…
-Hace poco fuiste noticia por vender un truco a David Copperfield. ¿Qué significó para ti colaborar con él?
Fue muy emocionante recibir su llamada y colaborar con él los últimos 2 años. Esa relación profesional se ha convertido en una buena amistad con quien es indiscutiblemente la mayor estrella de la magia mundial. Desde siempre he admirado su magia y sus espectáculos, así que ha sido cumplir un sueño el poder trabajar de cerca con él.
-Eres miembro fundador y patrono de una Fundación de Magos Solidarios. ¿Podrías contarnos que tipo de actividades realizáis?
Visitamos regularmente hospitales, centros de discapacitados, residencias etc… Llevamos la magia a lugares donde se necesita ilusión y disfrutamos mucho ésta labor. Estamos descubriendo que la magia puede ser terapéutica, mediante talleres de magia y acciones especiales los pacientes desarrollan capacidades que jamás podíamos imaginar.
-¿Un mago nace… o se hace?
Yo creo que nace, y después se hace. En éste arte hay que estar renovándose continuamente y no basta con tener aptitudes innatas. Tienes que trabajar mucho y no conformarte.
-Eres conocido también por incluir cada vez más, aparatos tecnológicos para realizar tus trucos, acorde con los nuevos tiempos. ¿Cómo trabaja el mago en un nuevo truco?
La magia no tiene límites, el espectador del siglo XXI quiere ver cosas nuevas que le sorprendan y ese es nuestro reto como artistas. Tenemos que pensar ideas novedosas que hagan vivir al espectador nuevas emociones. La inspiración esta en todas partes, en el cine, en un libro ó simplemente observando a la gente que te rodea y reconociendo sus inquietudes, sus sueños y deseos.
-La magia es una disciplina que conjuga espectáculo, técnica, puesta en escena… ¿Es difícil conjugar tantos factores a la vez?
Desde luego, tenemos que aprender técnicas actorales para transmitir en el escenario pero al mismo tiempo hay una parte técnica secreta que siempre permanece oculta. No es nada fácil y es de las de cosas que más cuesta aprender.
-¿Qué es lo que ves en la cara del público durante un espectáculo?
Asombro, fascinación y algo de incredulidad, es interesante ver a público de distintas edades, adultos, niños, y como la magia atrapa a todos por igual.
-En esta profesión, uno se tiene que reinventar constantemente, ¿no?
Trabajamos con la sorpresa, así que tenemos ese compromiso con nuestro público, hacer el más difícil todavía constantemente.
-Si tuvieras una varita mágica con poderes reales. ¿Qué es lo primero que harías desaparecer?
Las injusticias, el maltrato y a los políticos corruptos.
-¿Dónde reside el arte de la magia?
La magia no está en el truco, ni siquiera en el mago, siempre está en la mirada de un espectador ilusionado.