Todo estaba previsto para que el 15 de abril los centros de salud retomaran poco a poco la normalidad, y la vuelta a la atención presencial sistemática fuera una realidad. La entrada en una cuarta ola de COVID-19 lastra ahora este planteamiento de Sacyl con el horizonte puesto a finales de mes, siempre a tenor de la evolución de la pandemia, según confirmaron a Ical fuentes de la Consejería de Sanidad.
Pese a la “especial preocupación”, desde la Dirección General de Planificación y Asistencia Sanitaria se había enviado una instrucción a todos las gerencias de Atención Primaria, con el objetivo de que a partir del día 15 los pacientes expresaran su preferencia sobre si acudir de manera presencial a la consulta con su médico de Familia o, por el contrario, ser atendido telefónicamente.
La planificación, según la instrucción a que ha tenido acceso Ical, pasaba por que los profesionales organizaran sus agencias en todos los núcleos de población, urbanos y rurales, de modo que se ofertara la mitad de los huecos de consulta a demanda en modo presencial, al menos en todos los núcleos de más de 50 habitantes.
Para mantener la seguridad de los pacientes, además de realizarse el triaje a la entrada del centro, la previsión era ofrecer dos consultas no presenciales y dos presenciales, de forma alterna, para evitar la acumulación de personas en las salas de espera.
A falta de conocer el grado de incidencia del virus en los próximos días, desde Sacyl se trabaja en el diseño de agendas, tanto en el medio urbano como rural, para establecer criterios comunes de organización y distribución en la era postpandemia. En ello está implicada tanto la Dirección General de Planificación y Asistencia Sanitaria, a través de la Dirección Técnica de Planificación, Atención Primaria y Derechos de los Usuarios, y el Grupo de Trabajo sobre atención a la patología no-covid y post-covid.
Esta decisión se toma una vez que los profesionales de Atención Primaria ya han sido vacunados, así como más de un 80 por ciento los mayores de 80 años. También, después de que más de 390.000 personas de Castilla y León haya recibido una dosis de la vacuna frente al COVID-19, y 220.281 tenga la pauta completa.