Casa de la Tierra

El Consejo de Gobierno ha aprobado este jueves la declaración de la Casa de la Tierra, en Segovia, Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento, 42 años después de incoarse el expediente que se inició en 1979.

La Junta expresa que «esta declaración BIC se enmarca dentro del compromiso de Legislatura de la Junta de concluir todos los procesos de declaraciones pendientes».

En esta declaración de Bien de Interés Cultural «se delimita un entorno de protección, atendiendo a su entorno visual y ambiental inmediato, en el que cualquier intervención que se realice pueda suponer una alteración de las condiciones de percepción del bien o del propio carácter del espacio urbano», se detalla.

Los antecedentes históricos de la Casa de la Tierra de Segovia, se remontan al siglo XV cuando era conocida como la casa de los pueblos. La comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia era una agrupación integrada por la ciudad de Segovia y numerosos pueblos, con la finalidad de llevar a cabo la administración y disfrute de los extensos territorios y heredades que poseían en común. La organización de esta comunidad exigirá para la celebración de sus reuniones y juntas, un edificio propio por lo que se construye la que será la Casa de los Pueblos, sede y lugar de reunión y alojamiento de los procuradores sexmeros de la Comunidad de Ciudad y Tierra.

En este mismo lugar que ocupara la Casa de los Pueblos, extramuros del recinto amurallado de la ciudad de Segovia al sur en el borde este del barrio de San Millán, se levanta entre los años 1746 a 1748, la Casa de la Tierra, con arreglo a las trazas de José de la Calle, aparejador Mayor de las obras de Fernando VI en la Granja de San Ildefonso. La puerta principal fue ejecutada por Francisco Martínez y labrada por Manuel Suárez, maestro tallista de esta ciudad en 1748.

El edificio responde a la tipología de casa palacio con planta en forma de U. Presenta dos plantas organizadas alrededor de un patio, con galería porticada en tres de sus lados. El cuerpo superior permanece abierto, protegido por una sencilla barandilla.

La fachada principal a la Plaza de la tierra es la más urbana, obra de 1748 del maestro Francisco Martínez, se encuentra ornamentada con una pintura mural que desarrolla un programa decorativo a base de motivos uniformes de tipo geométrico, grisallas de personajes sin identificar, y otros de tipo vegetal que recuerdan, en sus movidos perfiles a la típica ornamentación rococó. Únicamente dos personajes van acompañados de atributos: uno porta un halcón (alusión a la caza, al estamento noble, o al mes de mayo) y otro porta corona floral y una cornucopia (símbolos de Flora, la Abundancia, etc.) En el eje central se sitúa la puerta principal, enmarcada por un amplio dintel de piedra con molduras muy sencillas y sobre ella, un medallón con Cupido. Se completa la fachada con un gran balcón central con dintel y barandilla de forja muy sencilla, ventanas y balcones a ambos lados.

La portada secundaria es más antigua, de época renacentista, es una construcción adintelada de grandes piezas de granito con un pequeño escudo inciso. El dintel se sujeta con ménsulas decoradas con modulación geométrica. En la fachada que da a la calle Juan de Segovia, se conserva un esgrafiado sencillo. La combinación, en un mismo edificio dieciochesco de pintura y esgrafiado es un fenómeno singular en la demarcación segoviana y más aún en un inmueble de cierta categoría, dado que en esa centuria el esgrafiado, desplazado por la pintura mural, comienza a aplicarse en la arquitectura popular. El mismo diseño y técnica de esgrafiado se aplicó igualmente en el patio y en el zaguán.

Con la desamortización de Mendizábal y la desaparición de las comunidades de Villa y Tierra, comienza el progresivo deterioro del edificio, que ha ido sufriendo diferentes modificaciones y cambios de uso a lo largo del siglo XX, hasta su rehabilitación en 1986. En la actualidad, el edificio alberga la sede de la Comunidad de Ciudad y Tierra, muestra una pequeña exposición sobre la historia del organismo, así como las oficinas, el archivo y una amplia sala de juntas, donde cada mes, se reúnen los once sexmeros representantes de la Comunidad.

El interés patrimonial de la Casa de la Tierra, se centra fundamentalmente en su relevancia histórica como Sede tradicional de la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia, uso que se ha venido manteniendo a lo largo del tiempo desde sus orígenes. A este interés histórico se añade el valor singular del edificio como palacio segoviano, especialmente relevante por la pintura mural de su fachada y los esgrafiados de fachada e interior, que lo convierten en único en la Ciudad de Segovia.