El profesor de Economía Aplicada de la Facultad de Ciencias Empresariales y Económicas de la Universidad de Valladolid José Luis Rojo calcula que la economía de Castilla y León sufrirá un retroceso de entre el cuatro y el ocho por ciento, aunque apunta a la resistencia de la Comunidad a las crisis “debido a su particular estructura económica”.
El profesor, coordinador del proyecto Hispalink en la Comunidad, defiende que es necesario repensar el modelo económico de Castilla y León y apostar por la innovación, imaginando por ejemplo cuáles serán los productos que se demandarán dentro de dos o tres años. «Para ello la apuesta tecnológica y educativa es clave», sentencia.
Rojo vaticina que las ramas más afectadas en la Comunidad serán, previsiblemente, la hostelería, el textil y confección, el comercio, los transportes y algunas de la industria manufacturera, en ese orden.
Con todo, remarca que Castilla y León se ha mostrado “históricamente” más resistente a las crisis en el sentido de que las contracciones de su economía han sido, en general, inferiores a las nacionales. No obstante, esa ventaja, por una estructura menos puntera en ciertas ramas industriales y de servicios, se traduce en “un menor dinamismo cuando la actividad remonta el vuelo”.
Asevera que el mantenimiento de bajas tasas de desempleo, especialmente en el cuadrante nordeste de la Comunidad, “facilita también que la actividad de las Administraciones se pueda orientar hacia políticas innovadoras”.
Salida de la crisis
Rojo advierte de que en la salida de la crisis “serán determinantes” una intensa actividad inversora, pública y privada, una senda realista y moderada en la contención del déficit, así como la apuesta por una economía desarrollada, y no en desarrollo.
Asimismo, constata que la apuesta tecnológica y educativa “es clave”, así como persistir en la internacionalización y en la adecuación del tamaño de las empresas regionales a la globalización.
Este experto razona que las empresas deben repensar su propia orientación y potencialidad, acometiendo inversiones tecnológicamente avanzadas y favoreciendo no sólo nuevas estrategias de comercialización, sino la investigación básica que puede propiciar una innovación del producto.
Las administraciones, por su parte, a su juicio, deberían atender en mayor medida a la inversión innovadora que exige alta concentración de esfuerzos y estrategias a medio y largo plazo: formación, investigación, ingenieríae infraestructuras.
Perspectivas profesionales
José Luis Rojo también afirma que las perspectivas profesionales “más prometedoras” se orientan a varias áreas, por un lado, las vinculadas a las ingenierías y su base (matemáticas, física, química, informática), por otro, las unidas a las actividades de proximidad (medicina, fisioterapia, coaching, psicología, leyes, idiomas, cultura, economía de los territorios), y finalmente, las de la economía internacional y las finanzas.