Tradiciones como la de la Carrera del Pavo sobreviven a las circunstancias más adversas, incluidas las pandemias. Después del parón motivado por la Covid-19 del año 2020, la 85ª edición de la tradicional prueba de bicicletas sin cadena congregó a una treintena de corredores en una mañana de Navidad desapacible en lo climatológico por la lluvia, pero sin demasiado frío.
Cientos de aficionados presenciaron las evoluciones de los ciclistas que, como es costumbre, salen por turno desde la plaza de Díaz Sanz con el único impulso de la inercia en un principio y de sus brazos posteriormente, para ir ascendiendo hasta la plaza de Adolfo Suárez para dilucidar el ganador.
Un pavo, un pato y una pularda
La tradición determina que el premio para el ganador deba ser un pavo, pero al no poder hacerse entregar de animales vivos desde hace años, la imaginación del club ciclista 53×13, organizador de la prueba, ha permitido que, respetando la tradición, se respete a los animales también.
Con Pedro Delgado entre los participantes dando un año más prestigio a la prueba, fueron varios los participantes que llegaron a la meta en una primera intentona, por lo que debieron disputar una final en la que el triunfo recayó en Hugo Sanz, que doblegó a su progenitor Rafael Sanz. El tercero en discordia fue Iván Gómez. En féminas, la ganadora fue Emma Alonso.
Foto: Hugo Sanz, en pleno esfuerzo durante la final de la 85ª edición de la carrera del Pavo/ Segoviaudaz