La villa de Cuéllar ha celebrado el segundo encierro de sus fiestas en honor a la Virgen del Rosario, con toros de la ganadería de Partida de Resina. Solo tres toros entraron con los cabestros, dos en solitario y el último tuvo que ser anestesiado.
Los toros de Partido de Resina (Sevilla) protagonizaron hoy un encierro muy complicado, irregular y complejo tanto en el traslado por el campo como el tramo urbano, afortunadamente no se registraron incidentes importantes. La manada se partió antes de bajar el Embudo y, con los cabestros, solo entraron tres toros. El cuarto y el quinto, por separado, fueron conducidos por los caballistas hasta la villa pero el sexto tuvo que ser anestesiado.
Un segundo encierro del ciclo de 2023 muy complicado. Los astados de Partido de Resina dieron mucho trabajo. La salida de los corrales del Cega se desarrolló sin complicaciones y de forma agrupada. Enseguida llegaron los problemas en el traslado por los pinares y por el campo. El alcalde de Cuéllar, Carlos Fraile, explicó que se tuvo que realizar una larga parada antes de pasar por debajo del túnel de la autovía. “Después hemos hecho el recorrido a la carrera hasta El Embudo, donde la manada se ha partido”, detalló.
La dirección de campo y los caballistas no tuvieron otra alternativa y lanzaron el encierro antes de las 9.30 horas, con los cabestros y tres astados de Partido de Resina, que completaron sin problemas el recorrido por las calles cuellaranas. Un cuarto toro, de color negro, bajó el Embudo con los caballistas. Los corredores lograron con gran acierto y profesionalidad que hiciera rápidamente el recorrido hasta la Plaza de Toros, con buenas carreras.
Los problemas llegaron con un bravo que ya había tenido un comportamiento complicado durante todo el traslado. “Ha venido caliente durante todo el encierro, daba mucho la cara y se ponía delante de los bueyes y con los caballos”, afirmó Carlos Fraile. Este peligroso astado entró en las calles de la villa, demostrando ese carácter, yendo continuamente hacia las talanqueras, causando algunos momentos de peligro y no hacer caso a los llamamientos de los pastores y los corredores.
Un toro de capa gris que hizo continuas paradas en todos y cada uno de los tramos del recorrido. Cuando le quedaban pocos metros para entrar en la Plaza, el cuarto, que había entrado, volvió a salir y juntos se dieron la vuelta por los Paseos de San Francisco, por lo que fue necesario sacar los cabestros para conducir a los toros y dar por concluido el encierro, con estos cinco toros.
El sexto tuvo que ser anestesiado en la parte alta de El Embudo y, una vez dormido, trasladado a los toriles por los servicios del Ayuntamiento de Cuéllar. Un segundo encierro muy largo en su duración y parado. El alcalde agradeció “a todo el mundo” su colaboración y ayuda “a los caballistas, corredores, pastores y dirección de campo”.
Por su parte, para el presidente de la Asociación de Encierros de Cuéllar, Jairo Martín, explicó cómo ha sido este encierro: «efectivamente ha sido un encierro complicado y parado, difícil poder hacer buenas carreras. Esta ganadería protagonizó también el año pasado el segundo encierro pero ha sido peor este año”. Martín resaltó que a pesar del tiempo que pasaron los toros por la calles llegaron “con la boca cerrada”, no llegaron cansados. A pesar de ser un encierro irregular, muy largo, con toros mucho tiempo en las calles, no hubo heridos, salvo una atención sanitaria a un caballista.