Nacido en la ciudad de Segovia en 1942, José Miguel Merino de Cáceres consagró gran parte de su vida a la protección y restauración del Alcázar, uno de los monumentos más icónicos de España. Su meticulosa supervisión de numerosos proyectos de restauración y su autoría en planes de conservación han sido fundamentales para revitalizar el esplendor histórico de la fortaleza castellana.
Merino de Cáceres entró a formar parte del Patronato del Alcázar en enero del año 1973, como arquitecto conservador del monumento y en 1979 como patrono vocal representante del Ministerio de Cultura.
Durante más de cincuenta años redactó y supervisó los proyectos de obra para la conservación y restauración de la fortaleza, Su trabajo fue fundamental para la recuperación del esplendor histórico del Alcázar. Entre sus obras más emblemáticas se cuentan la reconstrucción de la Sala de la Galera, la recuperación y adaptación de la Casa de la Química, la renovación de las fachadas, las restauraciones de la Torre de Juan II y del Postigo del Obispo, así como de la muralla sur de la plazuela del Alcázar. Su última y, posiblemente, más significativa intervención fue la remodelación de la Plaza de la Reina Victoria Eugenia.
José Miguel Merino de Cáceres obtuvo en 1968 su título de Arquitecto con especialidad en Restauración de Monumentos por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid y se doctoró en Arquitectura por la Universidad Politécnica de Madrid en 1985. Desde 1968, ejerció como profesor de Historia de la Arquitectura y se convirtió en Catedrático de Historia de la Arquitectura y el Urbanismo en la E.T.S.A.M. Su contribución a la docencia y a la formación de nuevos arquitectos e historiadores ha sido inestimable.
Fue asimismo responsable del área de Teoría e Historia de la Restauración en el Master de Restauración de la UPM. Entre 1970 y 1986 fue arquitecto de la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura. Es autor de los Planes de Protección de los Conjuntos Monumentales de Ávila, Segovia y Cuéllar, así como de los planes directores de las catedrales de Segovia y Toledo, y de los monasterios de Santa María de Palazuelos y Santa María del Parral.
Su inestimable contribución fue clave para el reconocimiento de Segovia como Patrimonio de la Humanidad en el año 1985.
Entre sus galardones cabe destacar el Premio Europa Nostra por su restauración de la Torre de Don Beltrán de la Cueva (Cantabria) en reconocimiento a su iniciativa excepcional de contribución al patrimonio. Fue, asimismo, Académico Correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y Académico Supernumerario de la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce.
En el año 2022 recibió la Medalla de Plata del Alcázar al ser nombrado patrono emérito del Patronato y en junio de 2023 recibió un reconocimiento por sus cincuenta años en la institución.
La Arquitectura y la Historia del Arte lamentan la pérdida de uno de sus más destacados investigadores y defensores. Su ausencia deja un vacío irremplazable, mas su enorme legado, sabiduría y amistad perdurarán en todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo y aprender de él.
El Patronato del Alcázar de Segovia quiere, mediante este obituario, rendir un homenaje a un hombre de singular valía que dedicó su vida a la preservación y enriquecimiento del patrimonio cultural de Segovia y de España.