Segovia es una ciudad que tiene muchas cosas especiales que la hacan una ciudad única. Entre ellas, su simbólico Acueducto, el majestuoso Alcázar, su elegante Catedral, su gastronomía y, como no, sus gentes. A ellas precisamente, va ligado el siguiente artículo que repasa alguna de sus principales expresiones. Ese característico habla que nos representa y que nos hace tan especiales. Hablamos con segovianos y segovianas para que nos cuenten cuáles son esas frases más repetidas y que les identifican como ‘made in Segovia’.
Seguro que todos conocemos el típico “majo”. Que siempre unimos a “¿qué pasa majo?”, y es que es el saludo más repetido y más universal.
Otra de las cosas muy características es nuestra predisposición al laísmo/leísmo. Una práctica muy habitual entre nosotros que suele cabrear mucho a la gente de fuera. Pero, «¿qué la pasa?» Por cierto, ahora tan de moda entre los llamados ‘influencers’.
Como le pasa a Bolonxis, el famoso youtuber segoviano, la RAE no debe estar nada contenta con esta manía:
Otra de las cosas muy famosas en Segovia son sus inviernos. Si vienes de fuera y quieres sobrevivir, te damos un consejo: hasta los 5º bajo cero no se habla de frío en esta provincia.
Meses fríos y secos, o impresionantes nevadas sin poder salir de casa, lluvias torrenciales o cala bobos con los que también acabas empapado, y sobre todo, temperaturas bajo cero. Y es que en Segovia nunca hiela, aquí “cae un helazo”. También tenemos la costumbre de no hablar de frío hasta que la temperatura baja de 0º; hasta que llegamos a ese punto tan sólo decimos que “va a refrescar”.
Si vienes de fuera y quieres sobrevivir, fíate mejor de las páginas meteorológicas.
Y muy unido a esto está el “aviarse” de las abuelas, refiriéndose a vestirse, y el ponte una “chamarra”, “chamberga” o “rebequita”, como sinónimos de chaqueta.
Y cuando entonces llegamos a esas bajadas de temperatura que no sobrepasan los 0º, empezamos a “rilar”, sí, seguro que tú también tiritas por muy acostumbrados que estemos al frío.
Expresiones muy pueblerinas son “añusgarse” como atragantarse, estar “orilla de” como estar cerca de, o “ir en cá de”. Y digo pueblerinas porque es muy típico andar por tu pueblo y que tu abuela se asome al balcón para gritarte: “Vete en cá de la Catalina a ver si tiene pan”
O el “pos” en lugar de “pues”. Sobre todo cuando quieres hablar rápido y te sale involuntariamente.
“Llegar en un periquete”, que nada tiene que ver con los pájaros, sino que significa llegar dentro de poco.
“Mamola” en lugar de barbilla. O llamar “modorro” a alguien, queriendo decir “tontorrón” (esto es mejor que se diga fuera de la provincia, no sea que alguien lo entienda).
“Borrageta» o “borrageto», para referirnos a los garabatos, sobre todo los que hacíamos de pequeños, y los que son padres aún se lo dirán a sus hijos.
Y si de niños se trata, yo al menos, estuve muy acostumbrada a a decir “chingoleta” en lugar de voltereta. Y a “agigolarme” después de hacerlo (fatigarme).
Pero no sólo tenemos palabras especiales, también tenemos expresiones muy usadas, como son “hay que amolarse” cuando alguien quiere decir que hay que fastidiarse, o “dar un baque” que seguro que todos aquellos que seáis de pueblo la conocéis más, que significa robar fruta en huerto ajeno.