ETA se ha mostradom en una entrevista concedida al diario GARA, dispuesta a sentarse en una mesa para abordar y dar una solución a las consecuencias del conflicto. ‘El proceso de diálogo podría iniciarse mañana mismo si los gobiernos dan una respuesta positiva’, han señalado. La cuestión de las armas estará incluida en la agenda de la negociación entre ETA y el Estado y para ello, señalan, hay que emprender conversaciones directas entre ETA y los estados español y francés, “con la dinamización de algún agente internacional que ayude al proceso”.

Respecto a la agenda negociadora, ETA señala, tres temas principales: la vuelta a casa de todos los presos y exiliados políticos vascos, la inutilización de las armas de ETA y la desmilitarización de Euskal Herria. Critican la utilización política y manipulación del tema de las víctimas y atribuyen a Euskal Herria el papel de principal víctima: «un pueblo que han pretendido hacer desaparecer y que ha sido continuamente agredido”. Además añaden que la confrontación armada de las últimas décadas ha causado mucho sufrimiento. “ También las acciones de ETA. No somos insensibles”, apostillan.

“Hay que solucionar definitivamente el conflicto, en su globalidad, superando todas las violencias y abordando las raíces del mismo. Ése es el único camino para construir un escenario de paz real y duradero y para garantizar que el conflicto no provocará más sufrimiento”, recogía GARA.

Los miembros de la banda aseguran que en estos 50 años la lucha armada ha hecho una «gran aportación para llegar al momento en el que estamos y generar las condiciones existentes». Además, señalan que en la actualidad «lograr mayor adhesión hacia nuestro proyecto, acumular fuerzas para confrontar con el Estado como pueblo y activar la mayoría social que está a favor del cambio serán las claves para echar abajo ese muro. Por eso ha tomado ETA esta decisión histórica. Para recoger la cosecha de estos años de lucha y ponerla al servicio de esa estrategia».

Por otro lado achacan el «discurso de la derrota» de las autoridades españolas a una estrategia que tiene el objetivo de «provocar desánimo en la izquierda abertzale y neutralizar las opciones que esa decisión abre en este momento político». En este sentido destacan que lejos de variar sus objetivos políticos, no ha dejado de luchar; y que han incrementado su apoyo y las opciones de lograr esos objetivos. ETA señala que el independentismo se ha estructurado firmemente y se ha provisto de nuevos recursos. «Todavía tenemos un buen trecho por delante hasta lograr la libertad, y no será fácil, pero vamos a ello. Con total determinación», apostillan a través de GARA.

En otro registro, ETA habla del cúmulo de sentimientos después de esta decisión recordando «los momentos duros de la lucha, sus momentos difíciles, el sufrimiento. Pero, también, los momentos hermosos vividos con los compañeros. Las alegrías que nos ha producido y las tristezas que nos ha dado la lucha». Además aseveran que existe un sentimiento de haber perdido algo, «y aún sabiendo que se trata de una decisión para dar impulso a la lucha de liberación, resulta difícil evitar ese nudo interno provocado por tanto sentimiento acumulado»

Además hacen especial hincapié en la «cerrazón de los estados» y la decisión de «dirigir su iniciativa y compromisos hacia Euskal Herria y la comunidad internacional, para activar cada vez más fuerzas a favor de la resolución justa y democrática del conflicto, hasta lograr, poco a poco, resquebrajar la estrategia estatal». En este sentido añaden que no existe un acuerdo concreto o resolutivo para la superación del conflicto, pero que se está dibujando la secuencia de los pasos que debe seguir la vía de solución, componiendo una especie de hoja de ruta. Los pasos que deben dar las diferentes partes están fijados, y hay que avanzar en ellos.

Respecto al resultado de las elecciones del 20N señalan que «sea cual sea el color que tenga el Gobierno de España a partir del 20 de noviembre, tendrá sobre la mesa el conflicto que mantiene con Euskal Herria. Tendrá también el llamamiento concreto hecho por la Conferencia Internacional y por la propia ETA. Y también las reivindicaciones de amplios sectores de la sociedad vasca de que respete los derechos de los presos políticos, de que termine con la estrategia de ilegalización y de que reconozca los derechos del pueblo vasco. A nuestro juicio, más allá de caer en especulaciones, la clave se encuentra en que cada vez más ciudadanos y ciudadanas se comprometan en torno a esas reivindicaciones y la presión aumente.

«Nadie nos dará nada, lo tenemos que ganar nosotros, con el trabajo y lucha diaria». Con estas palabras ETA asegura que la ciudadanía vasca y en especial, los miembros de la izquierda abertzale deben tener muy presente que «el final no está escrito» y que serán ellos los que tienen que construir el proceso.

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