Dice que en realidad todo este lío puede explicarse aplicando ejemplos de economía familiar, pero reconoce que en esa asignatura sabe más de teoría que de práctica. “Cada vez que le hago un recado a mi mujer, me dice que he comprado lo más caro de la tienda”. Aunque eso sí, con 12 hijos y 40 nietos, Leopoldo Abadía (Zaragoza, 1934) sabe un rato de ahorro y gasto contenido. “Lo mejor es olvidarse de las tonterías que no son imprescindibles, gastando en lo necesario ya se gasta suficiente”, aconseja.
Hace casi tres años se hizo famoso gracias a un artículo en el que explicaba con palabras sencillas el origen de la crisis Ninja y que se extendió por la red como la pólvora. ¿Su mérito? Hacer comprensible lo incomprensible. Este jueves visita la Sala de Caja Segovia, de la mano de Segursegovia y la Fes, con una charla para la que ya no quedan entradas. Vendrá acompañado de su hijo Leopoldo, “especialista en formación”, y con su último libro bajo el brazo, ‘Qué hace una persona como tú en una crisis como ésta’. La primera pregunta, inevitable.
– Dígame, ¿qué hace una chica como yo en una crisis como ésta?
(Risas). Pues mira, lo primero que tienes que hacer es no desanimarte, tienes que ser optimistas, entendiendo como optimistas no aquellos que dicen que no pasa nada, sino aquellos que sabiendo que está pasando algo muy gordo, luchan con uñas y dientes para salir adelante. No hay que esperar a que venga el Estado a resolvernos los problemas porque ni saben cómo hacerlo ni pueden hacerlo. Lo segundo, entender realmente qué es lo que está pasando, para desarrollar un criterio y saber cómo actuar para combatir la crisis.
– ¿Pero usted cree que todavía queda gente que no sabe lo que está pasando?
Creo que todos sabemos que la cosa está fea, pero nos enredamos en términos económicos que no llegan a todos, por eso yo me dedico ahora a explicar la crisis con ejemplos que todos entendemos.
– Cuénteme uno de esos ejemplos.
Si yo te digo que el Estado es una familia que tiene un problema muy grave, que gasta más de lo que ingresa, tú entenderás perfectamente que va a tener que hacer dos cosas: recortar gastos y aumentar los ingresos. ¿Cómo crees que van a hacerlo?
– ¿Subiendo los impuestos?
Subiendo los impuestos y seguramente recortando o congelando el salario a los funcionarios. Y además es muy probable que se endeude. Pero claro, como va a tener que pedir mucho prestado, luego va a tener que pagar unos intereses muy fuertes y ¿cómo van a hacer frente a esos intereses? Subiendo más los impuestos. Nos ha tocado vivir una época muy dura y muy larga, pero que puede ser fascinante.
– ¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros para sanear nuestra propia economía?
Lo primero de todo, no distraernos y centrarnos en lo importante. Olvidarnos de gastos superfluos, comprar bien cuando hay que comprar, buscar, comparar, evaluar bien a qué dedicamos cada euro de nuestra economía. Gastando sólo en lo necesario ya se gasta bastante así que imagínate si nos liamos con cosas innecesarias.
– ¿Entonces usted no estará de acuerdo con el hecho de que nos hayan estado animando a gastar dinero para reactivar la economía?
– No. Yo soy partidario del ahorro y del gasto con cabeza. Que podamos gastar más dinero, no quiere decir que debamos hacerlo. El gasto por el gasto sólo nos lleva a que despilfarremos nuestro dinero, a que tiremos de tarjeta de crédito, a que tengamos que pagar intereses y nos pasemos la vida pagando intereses. Cuando la huelga de controladores aéreos me quedé impresionado al oír que más de 335.000 personas que se iban de vacaciones se habían quedado en tierra. Me quedé impresionado yo y seguramente Angela Merkel, que se tuvo que estar tirando de los pelos pensando “con todo el dinero que les tenemos que estar prestando y aún piensan que tienen para irse de vacaciones”.
– Y si hablamos de las pequeñas y medianas empresas que pueblan nuestro país, ¿usted que les recomienda?
Que sean optimistas, que no se rindan, que luchen con uñas y dientes, que den muchas vueltas a la cabeza buscando la manera de optimizar resultados, buscar nuevas oportunidades de mercado, que sean prudente no gastando ni demasiado ni demasiado poco y sobre todo, que no se distraigan, que no se olviden de lo fundamental. Ah, y que no firmen con el banco nada que no puedan entender. Mucha gente firma papeles y compra productos financieros sin saber realmente qué son.
– ¿Podemos culpar de la crisis al sistema?
No. La culpa no es del sistema, es de las personas. Ha habido y hay mucho sinvergüenza que no ha tenido escrúpulo alguno a la hora de enriquecerse a costa de los demás. Y podríamos cambiar el sistema, pero el que ya es sinvergüenza lo seguirá siendo, con este o con otro sistema. La crisis ha dejado salir a la luz problemas económicos y problemas de decencia y falta de valores, por eso no podemos combatirla sólo con medidas técnicas, porque si no cambiamos la forma de actuar de la gente, si permitimos que haya estafadores y ladrones de guante blanco, no conseguiremos nada y caeremos en los mismos errores. Y te digo más, no hay ni un sólo sinvergüenza de estos que esté ahora mismo en la cárcel. Hace dos meses, nuestro presidente del Gobierno se hizo unas fotos con un grupo de banqueros americanos, la flor y nata, y entre ellos había uno que debería estar en la cárcel por haber arruinado a cientos de familias. Y en vez de estar encerrado, estaba intentando hacer negocios con nosotros, para seguir haciendo lo que ha estado haciendo ahora.
– ¿Y qué está haciendo ahora el Gobierno para sacar España de la crisis?
En España ahora no manda el Gobierno, en España mandan Alemania, Estados Unidos y China, que son los dueños de nuestra deuda. Son ellos los que toman las decisiones y los que nos dicen qué debemos hacer. Es otra forma de tener intervenido un país. Contamos con un problema importante: debemos mucho dinero y además Portugal nos lo debe a nosotros. Así que cuando me preguntan si España caerá o no siempre digo “miremos a Portugal”, en ese país está parte de nuestro futuro económico.
– ¿Qué opina del ofrecimiento de empleo que ha hecho Angela Merkel a los trabajadores cualificados españoles? Si usted tuviera 30 años, por ejemplo, y cumpliera con los requisitos que pide la Merkel, ¿se iría de España?
– Sí. Cuando era joven me fui de Zaragoza a Barcelona y me pareció que era un héroe, ahora el mercado laboral no es la acera de nuestro pueblo, es el mundo. Así que sí, me iría a Alemania o a donde fuera si fuera necesario y pudiera hacerlo. ¡A mí que no me digan que no hay trabajos en el mundo porque no me lo creo!
– Sin embargo no tiene 30, tiene 77 años y sigue al pie del cañón, ¿qué opina de la propuesta de retrasar la edad de jubilación hasta los 67 años?
– No se puede hacer otra cosa, y supongo que el sistema será flexible a la hora de valorar quién puede jubilarse a los 67 y quién debe hacerlo a los 65. ¿Me gusta? No, en absoluto, pero en Europa hemos decidido no tener hijos y los viejos no nos morimos ni a tiros, así que algo habrá que hacer.