El último emperador romano nació en un pueblo de la provincia de Segovia, en la antigua Cauca, en el año 347. De hecho, en una de las plazas de la villa segoviana se encuentra un busto en su memoria.
Así, como recoge el Ayuntamiento de la localidad en su web, el busto del emperador romano Teodosio I, realizado en bronce por el afamado escultor Santiago de Santiago, se encuentra ubicado en el centro de la Plaza del Arco de Coca.
La pieza se expuso por primera vez el 3 de mayo de 1971, durante la inauguración de la fuente que estuvo situada en la Plaza Mayor de Coca, donada por el también hijo de la villa, Cándido López, Mesonero Mayor de Castilla.
Teodosio I «El Grande»
Teodosio I «El Grande» (Cauca, 347 – Milán, 395), ejerció como emperador de los romanos desde el 19 de enero de 379, y deificado tras su muerte como Divus Theodosius.
Hijo de un general de alto rango, bajo cuya dirección ascendió en las filas del ejército, durante su reinado afrontó y superó una guerra contra los godos y dos guerras civiles. Además, Teodosio I «El Grande» fue clave para establecer el credo niceno como la ortodoxia del cristianismo. También fue el último emperador en gobernar todo el Imperio Romano desde 394 hasta su muerte, cuando la administración del estado romano se dividió permanentemente entre dos cortes separadas, una occidental y la otra oriental.
El 6 de septiembre de 394, Teodosio reunió las porciones oriental y occidental del Imperio, siendo el último emperador en gobernar todo el mundo romano.
Historia de Coca
Los primeros vestigios de la presencia humana en el solar caucense nos remontan al Bronce Antiguo (1.800-1.600), en el segundo milenio a.C. Son varias puntas de flecha que ponen en relación esta presencia con otros hallazgos campaniformes de los alrededores. No sería un establecimiento permanente sino itinerante.
En la Segunda Edad del Hierro, a partir del 500 a.C., la ciudad de Cauca, de los textos clásicos, es una de las más prósperas del valle del Duero. Tiene entre 6.000 y 8.000 habitantes, un urbanismo plenamente desarrollado, unos órganos de gobierno independientes, y una economía diversificada (incluyendo el comercio).
Es, como el resto de ciudades vacceas, una ciudad-estado dirigida por una aristocracia guerrera, muy potente política y militarmente y, gracias a su particular situación estratégica, fácilmente defendible al encontrarse entre los profundos tajos de los ríos Eresma y Voltoya. Completa esta defensa natural con una potente muralla como señalan los autores latinos.
Numerosas villas romanas en sus alrededores atestiguan la existencia de una rica economía agrícola. Es ahora cuando aparece aquí asentada una rica aristocracia romana que llegará a regir los destinos del imperio en su tramo final: Teodosio el Grande, nacido en Coca, es el reflejo del dominio en Roma de este clan hispano.
Musulmanes y cristianos
Tras el asentamiento visigodo en la ciudad, perteneció, más tarde, tanto a musulmanes como a cristianos, fue conquistada por Almanzor y posteriormente por Alfonso VI en 1.086. En estas fechas se funda la Comunidad de Villa y Tierra de Coca, de la que dependerán 17 aldeas repobladoras y se rodea la ciudad de una extensa muralla.
En el siglo XIV posee siete parroquias, entre ellas la iglesia de S. Nicolás y las de Sª María. En el XV pertenece a D.Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana. Por un intercambio entre éste y Alonso de Fonseca, Coca pasa a propiedad de este último quien inicia la construcción del castillo, lo que sucede a partir del 1453. Varios miembros de la familia Fonseca se hayan enterrados en la iglesia parroquial bajo unos excelentes sepulcros renacentistas.
Hasta Coca llegó también Napoleón en 1.808, estableciendo sus tropas en el castillo. Fueron éstas las que saquearon el pueblo quemando el archivo municipal, la fábrica de vidrio, el Convento de Franciscanos y dejando el castillo en ruinas a su salida…, relata el consistorio caucense.
Fotografía de portada de Rodelar – Trabajo propio, CC BY-SA 3.0, Wikipedia