El número de teletrabajadores en nuestro país se ha estabilizado en los últimos cuatro trimestres en un rango de entre 2,8 y 3,2 millones de personas, aproximadamente. Sin embargo, cuando se compara el dato puntual del segundo trimestre de este año (2,9 millones de teletrabajadores) con el del mismo período del año pasado (trimestre atípico que incluye el confinamiento de la población, que marcó el máximo histórico de 3,55 millones de teletrabajadores), se encuentra una reducción de un 18,4%.

En el caso castellanoleonés, la reducción interanual ha sido algo mayor pues el teletrabajo ha caído un 21,6% en el último año. Aun así, ahora mismo el 11,6% de los trabajadores en Castilla y León tiene la posibilidad de teletrabajar al menos ocasionalmente frente al 7,8% de hace dos años (antes del estallido de la pandemia).

Ahora son 113.900 las personas que trabajaban al menos ocasionalmente desde su hogar en Castilla y León.

El análisis de la variación interanual del segundo trimestre da pistas útiles acerca del mayor o menor grado de implantación del teletrabajo en las diferentes autonomías. En un extremo, la Comunidad de Madrid y Cataluña muestran los descensos más suaves, de un 8,9% y un 13,6%, respectivamente. En cambio, seis autonomías exhiben retrocesos interanuales de al menos el 30%: Cantabria (-38,3%), el País Vasco (-34,9%), Extremadura (-32,6%), Aragón (-31,2%), la Comunidad Valenciana (-30,9%) y Castilla-La Mancha (-30,8%).

Tras cinco trimestres seguidos con caídas, el empleo a tiempo parcial empieza a recuperarse muy suavemente en Castilla y León. En los últimos doce meses se han creado 2.900 empleos de este tipo, solo un 7,6% del total de nuevos empleos. Así, la media móvil de cuatro trimestres de la proporción de ocupados a tiempo parcial en el total de ocupados en Castilla y León ha caído 4 décimas hasta el 14,5%.

La penetración del empleo a tiempo parcial es algo más marcada en la autonomía castellanoleonesa que en el conjunto español (14,2%), pero aun así el 14,5% regional queda lejos del 18,6% de media de la UE-27 y mucho más, por ejemplo, de países como Alemania (29,1%), Austria (28%), Bélgica (24,2%) y Dinamarca (24,1%).