El público del Teatro Juan Bravo va adquiriendo, cada vez más interés en el teatro de clown. Han sido varios los espectáculos que a lo largo de las últimas temporadas han enganchado a los espectadores a un tipo de teatro que abandona en su mayor parte el texto para entregarse a la mímica, la poesía visual, la gestualidad o la comunicación de sus intérpretes a través de técnicas no verbales.
Y éste será también el reto de Pepa Plana y su compañía con ‘Paraíso pintado’, el montaje que será representado mañana viernes 18 de mayo, a partir de las 20:30 horas, y que entre otros, obtuvo en 2017 el premio Zirkòlika al mejor espectáculo de circo de sala o carpa.
La payasa catalana, que atesora diversos reconocimientos a lo largo de una trayectoria que comenzó en el mundo de la interpretación ―y no del circo, como es habitual en estos casos― ha tratado en distintos espectáculos de su creación el tema del éxodo y la migración; algo que también hace en ‘Paraíso pintado’, donde a pesar de que la idea original, trabajada posteriormente por Ferruccio Cainero para el desarrollo del guión, no partía de ningún escenario en concreto, poco a poco ha ido convirtiendo el conflicto en Siria en su principal fondo.
No en vano, la artista reconoce que en el momento en que la compañía comenzó a trabajar en este proyecto «no podíamos sospechar la crisis que se desataría rápidamente con los refugiados del conflicto siriano». Con ‘Paraíso pintado’ lo que pretende la payasa, poniendo ternura y algo de humor en sus gestos, es rendir un homenaje a las personas que se han quedado por el camino tratando de perseguir la oportunidad de tener una vida mejor.
Esa intención queda reflejada en la historia sobre escena; la de un ángel que vive feliz dentro de un cuadro, en una vida ideal, sin problemas. Sin embargo, esto le causa algo de aburrimiento y le hace reflexionar sobre su papel en el cielo. El ángel siente que no encaja en ese lugar, sueña con ser un ángel de la guarda y no para de intentar levantar el vuelo hasta que se da cuenta de que nadar es más fácil que volar.
Entonces comienza el camino del éxodo, de la migración; el ángel viaja al fondo del mar, recreado a través de proyecciones audiovisuales, y tras experimentar la belleza del entorno se encuentra con un paisaje que jamás habría imaginado. Un paisaje que le impacta y que le hace regresar a casa, a su cuadro, a toda velocidad, pero con un montón de dudas y reflexiones entre las alas.
«Nuestro ángel denuncia la actitud de quedarnos en nuestro espacio de confort, en nuestro paraíso pintado», explica Pepa Plana, a quien los segovianos podrán aplaudir por 15 euros si no son Amigos del Juan Bravo, que entonces podrán hacerlo por 13 euros, o jóvenes de hasta 30 años, en cuyo caso tendrán las entradas disponibles a tan solo 9 euros. Como es habitual, las entradas se pueden adquirir tanto en la taquilla del teatro como a través de la venta online en la plataforma Ticketea.