No es ni mucho menos una gran productora de aceituna a nivel nacional, y así lo evidencian los datos, ya que el año pasado la oliva de Castilla y León supuso un 0,16 por ciento de la producción nacional. Sin embargo, el reducto de este cultivo, que se localiza fundamentalmente en Ávila, Salamanca, Valladolid y algo en Zamora, está en peligro con un descenso en la última década del 35,7 por ciento en cuanto a producción, a pesar de que la superficie cultivada apenas ha variado. Además, la incidencia de la pandemia del Covid-19 se ha convertido, como ocurre con otros productos del sector agrícola y ganadero, en una nueva amenaza que se suma a las dificultades ya existentes.
Andalucía sigue siendo la Comunidad olivarera por excelencia a nivel nacional, con el 80 por ciento de la producción española, lo que se traduce en 4,8 millones de toneladas, aunque hay otros territorios con producciones destacadas, como es el caso de Extremadura, con más de 541.000 toneladas; Castilla-La Mancha, con 316.000 toneladas el año pasado o las 120.000 toneladas de la Comunidad Valenciana.
Pese a su carácter fundamentalmente cerealista, el olivar también tiene una ligera representación en Castilla y León, donde sin embargo parece que va perdiendo fuelle. Aunque el año pasado la superficie de este cultivo fue casi idéntica a la de principios de la década (8.150 hectáreas en 2019 frente a las 8.054 del año 2010), la producción cayó casi 6.000 toneladas, es decir, un 35,7 por ciento, hasta situarse en las 10.563 toneladas frente a las casi 16.500 de 2010.
Ávila, Salamanca, Valladolid y Zamora son las provincias que aglutinan casi el total de la producción de aceituna en la Comunidad y es testimonial en el resto. Pero la caída de la producción ha sido generalizada en todas ellas en la última década: de un 46,3 por ciento en Ávila (hasta las 5.155 toneladas el año pasado) y en Zamora (320 toneladas); fue de un 33,3 por ciento en Salamanca (2.366 toneladas) y apenas varió la producción en el caso de Valladolid, donde la producción de aceituna en 2019 fue de 2.710 toneladas.
Al hacer alusión al sector olivarero en Castilla y León se habla fundamentalmente de aceituna de almazara, con 10.162 toneladas el año pasado frente a las 401 toneladas que supuso la producción de aceituna de mesa, producida en su totalidad en la provincia de Salamanca, según recogen los datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación recogidos por Ical.
Parón en ventas
Las zonas de producción más tradicionales se mantienen en el sur de Ávila y también en las Arribes del Duero, entre las provincias de Salamanca y Zamora, donde la producción comenzó básicamente para autoconsumo y que ahora se vende, de forma mayoritaria a la hostelería, pero también a los turistas de estas zonas. La afección de la pandemia del coronavirus covid-19 hacen que, como ocurre con otros productos, este año ya se tema por las dificultades para colocarlo en el mercado.
En la zona de Arribes del Duero, Luis Ángel Cabezas, olivicultor en San Felices de los Gallegos, lamentó la situación que están viviendo que se suma a las dificultades que ya tenían el mundo de la oliva y que hace apenas unas semanas supusieron el “revulsivo” para levantar al mundo del campo y salir a la calle con sus tractores en protesta por sus condiciones. Ahora, la crisis del coronavirus ha generado “una parada importante en ventas” que en su caso están intentando subsanar vendiendo a través de internet y a los particulares.
El daño de esta pandemia dependerá “como ocurre con otros productos” de la duración de la paralización de la hostelería, que es quien absorbe la gran mayoría de la producción de esta comarca. “Si los restaurantes trabajan pronto con normalidad, el agujero será importante pero no tan grande como si se extiende mucho en el tiempo”, explicó Cabezas en declaraciones a Ical.
Los integrantes de la cooperativa Aceiteros del Águeda, ante las dificultades que ya atravesaba el sector, buscaron “otro nicho de mercado” con un producto exclusivo y aprovechando su variedad autóctona, pero precisamente esa “exclusividad” también se está viendo afectada porque no tienen “esas ventas”, de manera que “si estábamos ya tocados, con esta crisis el sector oleicola español lo va a pasar mal”, a lo que se suma el “futuro incierto” por la falta de relevo generacional también en este ámbito.
Tratamientos fitosanitarios
Desde el sur de la provincia de Ávila, el presidente de la cooperativa San Pedro Bautista, Pedro Gómez, explicó a Ical que por el momento la crisis del Covid-19 no tiene “ninguna influencia negativa” sobre el olivo, que este año tiene “una pinta fenomenal” y ya es posible apreciar “como racimitos que se están formando para abrir la flor, y si hay floración, habrá aceituna”, vaticina, aunque aún es pronto. Además, el permiso para acceder a los huertos particulares y tratar las olivas para frenar el repilo, un hongo que ocasiona daños en este árbol. “Hasta ahora, lo que es la planta del olivo, no se ha visto afectada en nada, hay que hacer el tratamiento fitosanitario y luego espero que nos dejen arar y desbrozar la tierra”, confió.
Donde sí se están notando los efectos es en las ventas en esta zona “de la España vaciada” y que no tiene “costumbre” de la venta por internet, aunque es frecuente el envío del producto. El principal escollo se ha visto en las pequeñas botellas de regalo, para restaurantes o tiendas gourmet, una franja de ventas que “se ha paralizado completamente” o de las garrafas de cinco litros que se vendían “a personas de siempre”, segmentos que han supuesto “un parón importante” y una caída en las ventas de en torno al 80 por ciento.