El palentino Iván Escobar ha participado del éxito de un buen número de series españolas. Comenzó en la universidad, donde conoció a gente vinculada al mundo de la televisión y ahí empezó su carrera como guionista. Tras el éxito de Los Serrano y, más tarde, los Hombres de Paco, Escobar trabaja ahora en El Barco, un nuevo éxito de audiencia en Antena 3.
Parece que todo lo que toca lo convierte en éxito…
Ojalá. Creo que en la televisión no se puede hablar del trabajo de una sola persona, sino de un equipo. Mucha gente de Los Serrano se fue a Los Hombres de Paco y ahora está en El Barco y es precisamente el trabajo de ese equipo el que genera el éxito. Creo que es más la filosofía de una productora determinada que el trabajo o las ideas de una sola persona.
¿Cómo se crea una buena serie de televisión?
Realmente, hay una máxima en este mundo que es que nadie sabe nada al respecto. Puedes intentar hacer el mejor de los guiones y en dos episodios dejar de estar en pantalla. Creo que en este sentido hay que ser egoísta y hacer series que le gusten a uno mismo. Se trata de que el producto que estás haciendo te enamore de alguna manera. El secreto del fracaso en televisión es intentar hacer un éxito.
¿Qué necesita entonces una serie de televisión para ser un éxito?
Hay un guionista, Ignacio del Moral, que dice que en televisión, y especialmente en el ‘prime time’, no hay que echar a nadie. Para ello pone de ejemplo el porno y la ópera, cada uno de ellos discrimina a un tipo de público diferente. Una serie de éxito no tiene que molestar a nadie, de lo contrario, tendrás una cuota de pantalla muy baja. Aunque esto no siempre se cumple, pues encontramos casos como lo que acaba de ocurrir en La Sexta con ‘The Walking Dead’, una serie que, en principio, va destinada a un público minoritario y muy específico y que sin embargo ha sido todo un éxito de audiencia. Es cierto que hay recetas del éxito, pero todas ellas pasan por hacer algo que te guste a ti y que pueda gustar, por ejemplo, a tus amigos.
¿Garantiza un buen guión el éxito de un trabajo?
Nunca. Hay incluso escritores que se han pasado a televisión y fracasan estrepitosamente. La televisión en sí es un género. Desde hace muchos años, era, no sé si llamarlo así, un reducto de los restos del cine. Durante mucho tiempo ha sido un género muy maltratado. Ahora se ha revalorizado y ya no somos los desperdicios de otros géneros. Incluso tiene ya sus propios premios, sus guionistas, equipo técnico… Ha dejado de ser algo minoritario y denostado. De hecho, mucha gente que hace cine se ha pasado ahora a la televisión, como es el caso de Martin Scorsesse.
Algunos de sus compañeros señalaron directamente a las productoras por no apostar por determinados productos. ¿Es así o es el propio espectador quien determina la programación?
Es muy fácil criticar a una productora, pero si yo fuese el dueño de una y hubiese tenido que hipotecar mi casa, mi coche, todo, para hacer una serie, es obvio que intentaría que fuese un éxito. En cierta medida hay que entender que hagan producciones que están más o menos seguros de que van a funcionar. También se pueden hacer producciones arriesgadas e innovadoras, pero está claro que el primer objetivo es buscar el éxito que rentabilice la inversión. Respecto al público, creo que juega un papel definitivo en esto. Nadie duda de que sin él no habría televisión, sin el espectador no hay nada. Él es el destinatario y casi quien tiene la última palabra. Por eso cuando hicimos ‘El Barco’ nos preguntábamos cómo recibiría la audiencia algo así y nos sorprendió ver el resultado. Evidentemente, el público es todo en televisión.
Hablando de ‘El Barco’… consiguió el mejor estreno de una serie nacional en los últimos años, con una audiencia de 4.769.000 espectadores y un 23,4 por ciento de de cuota de pantalla. ¿Qué la diferencia de otras series?
Hemos intentado apostar por una serie, en principio, arriesgada. Es arriesgada, objetivamente, pues podríamos habernos conformado con crear un gimnasio, una taberna… pero el sello diferencial y la marca de identidad era construir un barco. Fuimos a Valencia y alquilamos el Cervantes y Saavedra, y a partir de ahí construimos un plató de 1.800 metros cuadrados, sobre los que creamos un barco de cuatro plantas. Es una serie de gran envergadura con la que pretendíamos arriesgar y sobre todo entretener. No es una serie megalómana, sino que el objetivo era hacer una serie de aventuras. Intentamos crear una serie que todos podamos ver en casa con la familia y que conjugue un poquito de todo: amor, aventuras, traición…
¿Alguna fuente de inspiración?
El ‘background’ de todo esto está en las novelas de Julio Verne y especialmente en La Isla del Tesoro. Todo el equipo ha bebido de estas aventuras y ahora hemos intentado plasmarlas en una serie de televisión con otros ingredientes.
En su caso concreto, debe tener también alguna ‘musa’ en particular…
Me confieso un lector absolutamente empedernido. Además, esta generación de guionistas, hemos bebido muchísimo de series norteamericanas. En Estados Unidos tenemos ejemplos de series que ahora nos parecerían lentas y ñoñas, como por ejemplo ‘Aquellos maravillosos años’ y fueron todo un éxito. Son series que de repente asombraban porque mostraban algo diferente, como ha ocurrido después con títulos como ‘El ala oeste de la Casa Blanca’ o ‘Los Soprano’.
Todas las series actuales son un éxito. ¿Vive la ficción española su época dorada?
Es sorprendente. Hace justo un año impartía un máster de Guión y hablábamos sobre la crisis económica y sobre cómo afecta al mundo de la televisión. Hay menos ingresos por publicidad, y con ello menos inversión y, sin embargo, parece que al apretarnos el corsé de repente nos hemos sorprendido con series como Hispania o Tierra de Lobos, por ejemplo, que están gustando mucho. Esto es muy bueno, pues cuando el espectador apuesta por la ficción española se está creando una industria televisiva fuerte y eso siempre es positivo.
¿Cree que la ficción española y la forma de hacer series ha cambiado mucho en los últimos años?
El propio espectador ha cambiado. Incluso el cine no está siendo bien recibido por el espectador de televisión, pues es más lineal y tiene menos aguante. La televisión en cambio se mueve a través de impulsos, el espectador de televisión es más nervioso. Efectivamente, ha habido un cambio en la forma de hacer series, pero un cambio motivado como digo en el cambio en el propio espectador. Ahora está la juventud ‘del disco duro’, que vive ‘el ritmo MTV’, marcado por las nuevas tecnologías, y eso modifica todo, desde la manera de narrar hasta los conflictos que se narran. El propio espectador cambia y se hace más nervioso, por lo que necesita mayores sorpresas visuales.
Ingredientes de un buen guión…
Ojalá lo supiésemos. Creo que nadie lo sabe. A veces no eres consciente de estar escribiendo un buen guión. Es como una carrera de cien metros, al principio puede ser bueno, y luego lo destrozas, o viceversa. En televisión, tener un buen equipo es más importante que tener un buen guión. Es un medio muy poco personalista en ese sentido, pues pocas series se deben al trabajo de un solo cerebro.
¿Un actor hace también bueno un guión?
Exactamente. No depende solo del texto. El feeling de los actores con los personajes es muy muy importante. Hay buenos guiones metidos en cajones porque no es el producto que finalmente tienes en pantalla. De ahí la importancia de los actores. En TV hay un montón de factores que hacen que ese guión triunfe o fracase.