El secreto de La Granja de San Ildefonso (Segovia) lo encierran, sin duda, sus majestuosas fuentes con sus juegos de agua, y el Palacio Real, el ‘pequeño Versalles‘.
En su cuenta de Twitter, Patrimonio Nacional invita a dar «un paseo por los jardines del #PalacioReal de la #Granja de San Ildefonso en #Segovia y descubre su mayor secreto… sus fuentes». Invitan a sentirse como en Versalles, ya que «Felipe V quiso recrear todo aquello que había visto allí en su niñez».
El tweet de Patrimonio Nacional
⛲️ Date un paseo por los jardines del #PalacioReal de la #Granja de San Ildefonso en #Segovia y descubre su mayor secreto… sus fuentes.
🇫🇷 Siéntete como en @CVersailles, ya que Felipe V quiso recrear todo aquello que había visto allí en su niñez. #FotoDelDía pic.twitter.com/la8Q5llKn4
— Patrimonio Nacional (@PatrimNacional) December 26, 2022
Los Jardines de La Granja explicados por Patrimonio Nacional
«La creación del Real Sitio de La Granja fue, sin duda, la contribución más importante del reinado de Felipe V a la historia de los jardines españoles. Son el mejor ejemplo en España de jardín a la formal a la francesa, una modalidad que empezó a difundirse por toda Europa a finales del XVII, a raíz de la popularidad de las creaciones que el jardinero francés, André Le Nôtre, realizó para Luis XIV, el famoso ‘Rey Sol’.
El Palacio de Versalles es el ejemplo más conocido y admirado del jardín formal del Barroco, pero Felipe V nunca pretendió emular en La Granja la vasta escenografía monárquica de su abuelo, Luis XIV. Siempre tuvo claro que su lugar de retiro se parecería a otro jardín menos conocido que Versalles, ya que la Revolución lo desmanteló: el de Marly, donde el Rey Sol pasaba sus jornadas de descanso.
El trazado de los jardines de La Granja se debe al arquitecto francés René Carlier quien los dejó enteramente diseñados y en gran parte realizados antes de su temprana muerte en 1722. La ejecución de sus planes fue continuada bajo la dirección de los escultores René Fremin y Jean Thierry y del jardinero Esteban Boutelou, todos franceses, que consiguieron dar notable coherencia a este trazado formal característico del estilo final de Luis XIV y de la Regencia.
La abundancia de agua, procedente de la montaña, fue uno de los mayores atractivos del lugar para Felipe V, pues le permitió llenar el jardín de fuentes con juegos de agua espectaculares. Los surtidores de la fuente “La Fama”, por ejemplo, consiguen elevar el agua a más de 40 metros de altura. ¡Algo impensable hasta para Versalles!
Las fuentes, realizadas en plomo para ser pintadas imitando bronce y mármol, y las estatuas de mármol, forman el conjunto escultórico de mayor riqueza y el mejor conservado de su época. El sistema hidráulico original se conserva, además, a la perfección, tanto es así, que sigue en funcionamiento hoy en día. ¡Y lo mejor de todo es que todos podemos disfrutar de este magnífico espectáculo!», explica en su página web.
Fotografía procedente de la web de Patrimonio Nacional.
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