El periodista y activista iraní Maziar Bahari (Teherán, 1967) ha advertido en su intervención en el Hay Festival del contraste entre la sociedad de su país, cada vez más culta, y un Gobierno que, pese a su moderación con respecto a la etapa de Ahmadineyad, continúa lastrado por la religión. “El cambio es pacífico, al menos por ahora, es penosamente lento, pero se está abriendo la brecha entre la gente y el poder, lo cual puede propiciar un cambio más sostenible en el futuro” que el que viven otros estados de la región como Libia o Siria, que tras la Primavera Árabe “se están cayendo”, apuntó.
Bahari (Teherán, Irán, 1967) fue detenido por el gobierno iraní, brutalmente interrogado y encarcelado en 2009 durante 118 días “para servir de ejemplo de lo que les podía ocurrir a otros periodistas y librepensadores”. Actualmente vive en Londres, trabaja en varios medios británicos, tiene la web web ‘journalismisnotacrime.com’ (‘el periodismo no es un crimen’) y visitó Segovia para participar en el Hay Festival. Fue entrevistado ante un centenar de personas en el palacio de Quintanar por Álvaro Gil-Robles, político, abogado, profesor universitario y vinculado a la actividad pro-derechos humanos, a través de diversos cargos en organismos nacionales e internacionales.
Durante su intervención destacó que el 75 por ciento de la población iraní es menor de 35 años, con “buena educación amplitud de miras”. A ello ha contribuido de manera notable la creciente extensión de la universidad desde la revolución de 1979, incluso entre las mujeres, que ya representan el 65 por ciento de los alumnos de estudios superiores. Y desde hace unos años también las redes sociales se han erigido allí en una herramienta clave para saber lo que sucede en el exterior y organizarse.
Pero frente a una sociedad cada vez más cualificada, Bahari situó la politización de la religión en el centro del conflicto; desde 2013 gobierna Hasán Rouhaní, de ideología islamista moderada, de la asociación política conocida como la Sociedad del Clero Combatiente. “Cuando el Clero se encarga de gestionar los hospitales, las basuras o el programa militar ya deja de ser Clero, son burócratas”, afirmó en declaraciones recogidas por Ical.
El papel de las redes sociales también está resultando clave en ese aumento de la brecha entre el pueblo y el poder. Matizó que en Irán todavía no están tan extendidas como en Occidente, pero ya están facilitando la llegada de información del exterior, que la sociedad se organice y también exista lo que él define como el “periodismo ciudadano”, un fenómeno más que extendido fuera de Irán.
“Periodismo ciudadano”
“Youtube, Facebook, Twitter o Instagram han propiciado que cada persona se haya convertido en un medio de comunicación”, valoró Bahari. Aunque, evidentemente, en Irán todavía no alcanza el fenómeno de países como Estados Unidos o Reino Unido.
Como ejemplo citó el caso de una niña británica de Primaria que “hace cuatro o cinco años” criticó en su blog la comida que le servían en el comedor de su escuela. “Ningún periodista profesional iría a un cole de Primaria a hablar sobre eso, pero esta niña con su informe se convirtió en una sensación y cambió la comida de muchos colegios del Reino Unido”, recordó.
En este contexto, hoy hay blogueros con más poder incluso que medios convencionales como la BBC, y más aún con las pérdidas económicas que está suponiendo la caída de la publicidad en los formatos ordinarios, sobre todo los periódicos.
“En Irán, lo que yo experimenté en 2009 es que los ciudadanos usaban redes como Facebook y twitter, pero no tanto”, relató. “Lo utilizaban para informarse de lo que ocurría en el mundo, para obtener información de otros”, pero resaltó que lo que no esperaba el régimen de Ahmadineyad es que las redes “se usaran para una revolución”.
“El periodismo ciudadano abordan las historias con un nivel de detalle que los periodistas profesionales no pueden”, pero Bahari matizó que estos últimos están llamados a ser los “pilotos” de la información en el futuro. Serán quienes la dirijan para dar un sentido global a la información que fluye de cada ciudadano que ejerce su condición de comunicador apoyado en las nuevas tecnologías.
“El profesional será como un piloto que da como una perspectiva muy global del mundo, y el periodismo ciudadano son más como submarinistas, con una visión más concreta, pero necesitan el apoyo de periodistas que hayan estudiado”, incidió. “Es un momento muy interesante, un fenómeno totalmente nuevo, y en Irán muy nuevo”, aunque considera que su país puede ser la clave para dar estabilidad al resto de la región, donde estados como Siria o Libia “se están cayendo”.
Un medio convencional que sirve como “excelente ejemplo” de la sociedad iraní de hoy es el cine sobre ese país que debido a la censura sólo se proyecta en el exterior. “Es un estupendo reflejo de esa división cada vez mayor entre la gente y el Clero”, ya que incluso detalló que la sociedad está cada vez menos interesada por la religión, mientras “los mejores cineastas y autores no pueden leerse o verse allí”.
En tales circunstancias, mientras “la brecha entre el poder y la gente” sigue creciendo, Bahari confía en que su país pueda seguir avanzando en ese cambio que “al menos por ahora es pacífico, en el futuro quién sabe”.