Netflix lo tiene claro. El juego del Calamar es un éxito que permitirá generar casi US$900 millones de ingresos, según un documento internos de la compañía. La serie costó US$21,4 millones y en menos de un mes alcanzó un récord de 111 millones de visualizaciones, y más de 130 millones de espectadores.

“El juego del calamar» (Squid Game), un drama sangriento de Corea del Sur, se ha convertido en uno de los programas más populares de Netflix, de los últimos tiempos.

A principios de octubre fue la serie más vista en 90 países y su éxito está dando al mundo la idea de que la nación asiática cuenta con una sociedad compleja y un gran potencial en el mundo audiovisual.

Pero aparte de ser una historia con mucho suspense, con concursantes que tienen problemas económicos que participan en juegos de vida o muerte a cambio de dinero, la serie se ha ganado aplausos por su descripción de las dificultades reales que afectan a los habitantes de Corea del Sur.

Es una serie cargada de juicio y crítica social, que ha visualizado de forma pública problemas como la adicción a las apuestas o al juego. La serie sigue los pasos de Parasite, la célebre película que muestra el contraste en las vidas de dos familias en Seúl.

Estas dos obras han conseguido posicionar a la producción audiovisual SurCoreana en el más alto nivel, siendo rivalidad directa a Hollywood, el cual está alerta a las producciones de este gigante dormido que comienza a despertar.