idioma propio de un pueblo segoviano

La escritora cantalejana, Ana Rosa Zamarro, vuelve a escribir en el idioma propio de un pueblo segoviano; la gacería, en Cantalejo.

Además, se da la circunstancia de que su última publicación es especial, ya que seidioma propio de un pueblo segoviano trata de pasatiempos en ese dialecto tan particular de la localidad segoviana.

Así, explica, el objetivo es convertirse en «un instrumento lúdico y didáctico para el aprendizaje, la práctica y la enseñanza de la gacería».

Galeando (¡Siertería con la gacería!)

‘Garleando’ contiene pasatiempos y juegos que abogan por descubrir, de una manera divertida, el léxico de esta variante lingüística cantalejana.

Esto, lo convierte, además, en una herramienta para el disfrute familiar e intergeneracional.

De esa manera, se facilitan las conversaciones y encuentros entre los mayores y pequeños en el mantenimiento y memoria de la gacería.

Juegos y glosarios de gacería

Pero no sólo se ponen sobre la mesa juegos tradicionales, roscos y pasatiempos para realizar en familia, sino también tres amplios glosarios de gacería.

Estos glosarios recogen los vocablos incluidos en los juegos con sus correspondientes descripciones. De esta manera, permite el aprendizaje y supone una nueva herramienta para que la gacería perviva entre los más jóvenes.

De esta manera, su autora, Ana Rosa Zamarro, persigue «que no se pierda este símbolo de la identidad de Cantalejo».

El pueblo de Segovia con idioma propio

La provincia de Segovia es tan rica en cultura y tradiciones que, incluso, cuenta con un pueblo de Segovia con idioma propio.

Ese idioma, o dialecto particular de la localidad de Cantalejo, que tiene la denominación de ‘Ciudad‘, se llama gacería. Y era la jerga usada por los fabricantes de trillos.

Se desconoce exactamente quién inventó la propia lengua del ‘Vilorio Sierte‘. Lo que sí se sabe es que era el idioma en el que hablaban los comerciantes y tratantes que se dedicaban a la fabricación y compra-venta de trillos y otros aperos de labranza. Así, utilizaban palabras de diversos orígenes con el fin de que aquel con el que hacían negocio no entendiera lo que hablaban los trilleros.

Aunque parezca increíble, lo cierto, es que la gacería ha llegado hasta nuestros días. Entre otras cosas, gracias a iniciativas como esta.


    – El pequeño pueblo segoviano de la autora de la canción del verano. Isabel Aaiún y su ‘Potra Salvaje’

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