El 76 por ciento de las personas mayores de Castilla y León asegura haberse adaptado bien o muy bien a vivir confinados después de que a mediados de marzo se decretara el estado de alarma por la incidencia el coronavirus COVID-19.
Así lo desvela el estudio ‘La salud de tu hogar en tiempos de confinamiento’ realizado por el Grupo Mutua de Propietarios y el Consejo General de la Arquitectura Técnica de España (CGATE), entre los días 10 y 17 de abril, según el cual, este porcentaje crece hasta el 81 por ciento en el caso de aquellas viviendas en las que residen más de seis personas o del 95 por ciento en el caso de las personas que residen en casas unifamiliares o en viviendas de más de 150 metros cuadrados.
“Durante este periodo nuestra vivienda ha asumido el papel de refugio, poniéndose de manifiesto la necesidad de contar con elementos tan básicos como un correcto mantenimiento del inmueble; que la vivienda sea accesible para las personas con movilidad reducida y que, además, sea sostenible mediante la adoptación de medidas que permitan reducir el consumo energético”, señaló el director General del Grupo Mutua de Propietarios, Christopher Bunzl.
Sin embargo, aunque en general se ha asumido la nueva situación, el informe desvela que se han cometido algunos errores que pueden influir de forma negativa en nuestra salud, especialmente en los hogares con personas de más de 70 años. De acuerdo con el informe, aunque el número de veces que se ventila ha sido casi igual que antes y durante el periodo de confinamiento, sí se ha incrementado en 17 minutos la ventilación del hogar durante este periodo. Sin embargo, las personas mayores son las que menos han variado sus hábitos de ventilación respecto a antes del confinamiento: 23 por ciento frente al 62 por ciento de los hogares de 18 a 35 años.
“La calidad del aire interior de las viviendas puede afectar directamente a la salud de las personas que las habitan, especialmente a las más vulnerables, por lo que ventilar adecuadamente tu casa de forma diaria, preferiblemente varias veces al día en periodos cortos que no incidan muy negativamente sobre la inercia térmica de la casa es esencial”, aclaró el presidente del CGATE, Alfredo Sanz.
Aunque el informe recoge un alto grado de adaptación, no todas las viviendas gozan de una adecuada salubridad. Para adaptarse al estado de confinamiento, un 11 por ciento de los castellano y leoneses realizaron modificaciones o adaptaciones en sus viviendas para poder cubrir las nuevas necesidades. Los dormitorios (50 por ciento) y los comedores (45 por ciento) fueron los espacios más polivalentes para acoger nuevas funciones, entre las que destaca el teletrabajo (65 por ciento), seguido de los estudios (36 por ciento) y la práctica de deporte (31 por ciento).
En este sentido, Sanz aseguró que “es necesario que empecemos a plantearnos ciertas soluciones modulares que den respuesta a las nuevas necesidades y permitan sectorizaciones que hagan posible la adaptación de la vivienda a otras prestaciones, como el teletrabajo entre otras”, para así crear espacios diferenciados a lo largo de la jornada “en función de las necesidades de los habitantes”, explicó.
Entre los perfiles que tuvieron que realizar modificaciones o adaptaciones de espacios en mayor proporción destacan las personas más jóvenes (23 por ciento) frente al cero por cientoen el caso de los mayores de 70 años. Los hogares con más de seis personas hicieron cambios en el 26 por ciento de os casos, frente al cinco por ciento de aquellos hogares en los que reside solo una persona; y las viviendas de menos de 30 metros cuadrados sufrieron un 37 por ciento de cambios frente al 13 por ciento que se hicieron en las casas de más de 150 metros.
Los hogares con alguna persona con problemas respiratorios también sufrieron modificaciones en un mayor porcentaje, en este caso por motivos más relacionados a la prevención del COVID-19, con un 22 por ciento de hogares que hicieron cambios frente al siete por ciento de aquellos en los que no hay personas con problemas respiratorios.
De acuerdo con el informe, los castellano y leoneses reconocieron haber intensificado algunos hábitos durante este periodo, entre los que destacan los relacionados con la prevención del COVID-19: lavarse las manos (un 88 por ciento asegura hacerlo con más frecuencia); limpiar más (63 por ciento); ventilar las habitaciones (50 por ciento); los hábitos saludables como hacer ejercicio en casa (un 55 por ciento hace más ejercicio) y aquellos consecuencia del confinamiento como pasar más tiempo en la cocina (46 por ciento).
Asimismo, el tiempo de sueño también ha variado, incrementándose en una media de 23 minutos, hasta alcanzar las siete horas 45 minutos. Aunque un 28 por ciento de los castellano y leoneses admitió dormir bastante más, son las personas jóvenes las que aseguraron dormir mucho más en este periodo de confinamiento (un 42 por ciento frente al 15 por ciento de los mayores de 70 años). Asimismo, el tiempo que se pasa en el dormitorio sin dormir también crece hasta las dos horas y 22 minutos.