El artista Carlos Muñoz de Pablos ha entregado dos obras sobre Agapito Marazuela al Museo de Segovia. En concreto ha donado un retrato al óleo sobre lienzo del músico, que realizó en 1959-60. En él representa al maestro de cuerpo entero, con su guitarra en el frente, como elemento representativo de su arte. Además, junto la obra terminada, el autor ha entregado el dibujo preparatorio que hizo en sepia y sanguina, sobre cartón natural.
El Museo de Segovia aumenta su colección de obras sobre Agapito Marazuela
A lo largo de los últimos años, el Museo de Segovia ha ido recibiendo para su custodia pertenencias y obras relacionadas con Agapito Marazuela que han donado sus amigos y discípulos. También guarda entre sus fondos documentación sonora de sus coplas, de sus reuniones con amigos (fundamentalmente en la ‘Venta Pinillos’), en donde se juntaban el día de su cumpleaños a cantar, tocar y charlar; documentación gráfica y numerosa bibliografía.
– Amor por la cerveza artesana en un pueblo de Segovia –
Entre los fondos del Museo, se conservan también las icónicas gafas de Agapito, con su cristal izquierdo velado, las ‘tejoletas’ de cerámica que usaba a modo de castañuelas y la medalla al Mérito en las Bellas Artes 1983, que el artista no pudo recoger ya que falleció en febrero, por lo que la recibió a título póstumo el 9 de marzo.
Agapito Marazuela (1891-1983)
El músico nació en Valverde del Majano un 20 de noviembre de 1891, en una familia humilde. El joven Agapito, con graves problemas de visión, comenzó tocando la dulzaina, instrumento fuertemente arraigado con las costumbres segovianas, protagonista de la música popular en los más importantes momentos festivos. Sin embargo, pronto se vio atraído por la guitarra, considerando que se trata de un instrumento mucho más completo, complejo y con mayores probabilidades de proyección artística.
Prácticamente autodidacta, Agapito comenzó a tocar la guitarra en su pueblo, con cierta reticencia de sus primeros profesores, que pensaban que ese joven les podía quitar su trabajo en las fiestas de los pueblos… Nada más lejos de la realidad, Agapito tenía una perspectiva más ambiciosa: su interés era convertirse en concertista de guitarra interpretando a grandes autores.
Intentó tomar clases en Madrid, de mano de profesores, esta vez sí con cierto prestigio,

pero sus problemas económicos le impidieron la continuidad de esas clases. Pero no cesó en su interés, y de modo personal, continuó ensayando y aprendiendo armonía, solfeo, composición y destreza, para conseguir arrancar la complejidad de sonidos que este instrumento puede desarrollar.
Agapito Marazuela y su interés por el folclore
A pesar de dejar de tocar la dulzaina para comenzar a dedicarse a dar conciertos de guitarra en varios lugares de la geografía española, Agapito no dejó a un lado su interés por el folclore. Así, durante años desarrolló una labor de auténtico investigador etnográfico, localizando antiguos cantos, escuchando a los mayores, recuperando textos y coplas, etc…
– Programa completo de Folk Segovia, día a día –
En 1932, ganó el segundo premio en el Concurso nacional de Música (Premio Nacional de Folklore) con su Cancionero de Castilla la Vieja; que más tarde, en 1964, publicó con el título de Cancionero Segoviano.
A pesar de su sencillez y sus orígenes humildes, fue una persona profundamente inquieta intelectualmente. Gracias a sus conocimientos musicales, entró a formar parte de ese grupo de artistas, intelectuales y profesionales que la Segovia de principio de siglo tuvo el honor de agrupar. Artistas como los Zuloagas, los Barral, Fernando Arranz, Aniceto Marinas, Trapero; periodistas y escritores como Ignacio Carral, Francisco Guillén Sayala, Enrique Gilarranz y José Rodao; o los doctores Hernando y García Tapia. Todos ellos solicitaban de Agapito su presencia y su música para amenizar sus reuniones.
Un trabajo con múltiples méritos
Agapito Marazuela ha sido un artista querido y reconocido en su tierra. Son numerosos los premios, reconocimientos, apoyo institucional y cariño de los segovianos que recogió el artista durante su vida y que continuaron tras su fallecimiento. Además del segundo premio del Concurso nacional de Música del año 32, en 1978 fue nombrado Académico de Mérito en la Academia de Historia y Arte de San Quince. Por otro lado, a finales de febrero de 1983, se le concedió la medalla al Mérito en las Bellas Artes en su categoría de oro.
Entre los premios de la provincia están la Medalla de Plata del Ayuntamiento de Segovia, el Alcázar de Oro de la Asociación de Amigos de Segovia y la Medalla de Oro de la provincia de Segovia.