Las declaraciones realizadas por la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, en las que afirmaba que «el diésel tiene los días contados», son una manifestación de intenciones a largo plazo dentro de las nuevas políticas que activará el Gobierno para impulsar energías renovables y hacer que combustibles como el diésel, tengan cada vez menor presencia en la movilidad urbana. Todo ello ha generado un debate y despertado inquietudes entre los consumidores y los miembros del sector automovilístico.
Primero fue la gasolina, ahora el diésel… ¿por qué hay tanta confusión?
La reducción, y en el mejor de los casos la eliminación de la contaminación derivada del uso de carburantes es una meta global que los países europeos empezaron a tomarse en serio con la entrada en vigor de la normativa Euro 6 en el año 2014. Además, la inversión en innovación para cumplir con todo lo que en ella se establece ha sido muy elevada, y entre otras cosas, ha logrado que los coches diésel que se fabrican hoy, según el libro verde de diésel, emitan hasta un 30% menos de dióxido de carbono y un 85% menos de dióxido de nitrógeno que los turismos de hace 10 años.
Diésel Vs Gasolina, ¿cuál me compro hoy para contaminar menos?
Todos los carburantes contaminan, es inherente a su proceso de combustión. En concreto, los motores de gasolina emiten gases CO2, culpables de problemas como el efecto invernadero y del cambio climático, mientras que el diésel emite, además, óxido de nitrógeno o NOx, causante de las nubes tóxicas de las grandes ciudades. La evolución de los motores diésel ha conseguido que estos reduzcan considerablemente la cantidad de emisiones de partículas de carbono, por lo que actualmente, la diferencia entre la contaminación de un combustible u otro es menos significativa.
Si me compré un coche diésel hace dos años, ¿tengo que preocuparme?
No necesariamente. Los coches que se están fabricando durante los últimos años cumplen todos los estándares de contaminación establecidos por la normativa Euro 6. La transición ecológica es un proceso progresivo y se respetarán los plazos acordados con la industria para que no afecte ni a la fabricación ni al stock de diésel actual, ni a los usuarios que los compran. De hecho, según Faconauto, a pesar de que la industria está haciendo un gran esfuerzo, en Europa solo un 1,4% del mercado de vehículos es eléctrico y un 5% de combustibles alternativos, por lo que el diésel tendría una viabilidad tecnológica a 20 años vista.
¿Se va a prohibir el diésel?
Los diferentes países europeos están realizando esfuerzos para regular la transición ecológica hacia el transporte no contaminante, apoyado en la normativa Euro 7 que entrará en vigor en 2020. Esta regulación afectará no solo al diésel, sino a todos los carburantes, con la meta de poder contar con un parque de coches totalmente eléctrico. Pero actualmente no existe un calendario cerrado y que sea común a todos los países. Expertos como Oliver Wyman prevén que todo ello no se implemente antes de 2030, dado que los fabricantes de automóviles necesitan tiempo para sacar todos los coches diésel que actualmente tienen fabricados y han de trabajar en la adaptación y diseño de nuevos modelos ecológicos.
¿Qué coches sí pueden verse afectados a corto plazo?
El parque automovilístico antiguo es el foco de contaminación más importante, y por lo tanto aquellos coches fabricados antes de 2006 sí verán restricciones y sufrirán controles más exhaustivos.
¿Pagaré más impuestos o me costará más llenar el depósito si me compro un diésel?
La propuesta del gobierno es subir los impuestos al diésel. Pero el objetivo real es equipararlo a los de la gasolina. Si se aplicase, llenar el depósito con diésel costaría alrededor de un 31% más, quedando más o menos a la par que el coste de la gasolina, dependiendo, entre otras cosas, del precio final que establezcan cada una de las comunidades autónomas.
¿Cómo me afecta el nuevo etiquetado de los carburantes en las gasolineras?
Se trata de una medida a nivel europeo y que no afectará a los vehículos que ya están en circulación. Este cambio entrará en vigor el 12 de octubre para todos los vehículos que se compren a partir de esa fecha y convivirá con el etiquetado antiguo el tiempo pertinente. La evolución tecnológica de los motores ha dado lugar a la existencia de una amplia gama de carburantes de diferentes niveles de contaminación, mezclados con biocombustible en mayor o menor grado, y este nuevo etiquetado marcará la cantidad de biocombustible en cada caso (tanto para gasolina, diésel, ecológicos etc).
¿Sufriré más restricciones en el acceso al centro de las ciudades?
Actualmente se están tomando medidas tanto para vehículos diésel como gasolina. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Madrid prevé aplicar una restricción a partir del 2020 a todos aquellos vehículos que no cuenten con el distintivo medioambiental correspondiente otorgado por la Dirección General de Tráfico en función de su potencial contaminante y que categorizará a los vehículos como ECO, Cero, C y B. Las limitaciones afectarán tanto a los gasolina anteriores a 2000 como a los diésel fabricados antes de 2006. Barcelona también se plantea prohibir a partir del 1 de enero de 2019 la circulación de todos los vehículos con más de 20 años por el centro de la ciudad, con ciertos límites para las furgonetas.
Los cambios en la ITV… ¿perjudican más a quienes tienen un diésel que a los de gasolina?
Las novedades que trae consigo la ITV en este sentido es controlar la contaminación de los vehículos así como los fraudes en emisiones. Por el momento, la Asociación Española de Entidades Colaboradoras de la Administración en la Inspección Técnica de Vehículos (AECA-ITV) confirma que se seguirá controlando la emisión de partículas de vehículos diésel y el CO2 en la gasolina, pero aún no hay normas establecidas sobre las emisiones de NOx presentes principalmente en motores diésel.
¿Si no quiero contaminar, qué coche debo adquirir?
Como usuario, una de las alternativas ECO está en el uso del coche eléctrico. Sin embargo, actualmente la infraestructura que necesita este modelo de transporte todavía no es capaz de atender al 100% de la demanda del usuario particular, ni puede hacerse un cambio inmediato sin consecuencias en sectores como el del transporte o la industria química. Si bien es cierto que todo apunta a que llegará como solución para combatir los problemas medioambientales.