El primero de los tramos de la circunvalación de Segovia (SG-20) entrará en servicio la próxima semana, poniendo fin a unos trabajos que se han llevado a cabo durante unos tres años. De esta forma, está todo listo para que los conductores puedan estrenar, un vial de 7,1 kilómetros entre la carretera de La Granja (CL-601) y la N-110, dirección Ávila, lo que ha supuesto una inversión total que ronda los 19,6 millones de euros.
La construcción de este vial que circunvala la ciudad de Segovia permitirá acabar con un cuello de botella para los tráficos en el área metropolitana, así como para aquellos de largo recorrido que tienen como origen o destino Madrid, el interior de la meseta o incluso el norte peninsular.
No obstante, continúan los trabajos en el segundo de los tramos de la SG-20, que persiguen convertir en autovía otros ocho kilómetros, hasta un total de 15,5, una meta que podría alcanzarse antes de lo previsto, con lo que se acabaría con una demanda histórica, que se remonta a hace casi dos décadas.
La duplicación de esta vía, que rodea por el este la capital segoviana, tomará el relevo al tramo entre La Mallona y Venta Nueva (Soria) de la Autovía del Duero (A-11), que se estrenó a finales de mayo. La SG-20 soporta, según los cálculos de Fomento, una alta intensidad de tráfico, que alcanza los 18.000 vehículos diarios de media en algunos puntos.
El proyecto consiste en duplicar la actual carretera SG-20 que circunvala la capital segoviana por el este por los términos municipales de Segovia, Bernuy, La Lastrilla y San Cristóbal. Además, enlazan con ella infraestructuras de doble calzada, como la autopista AP-61 de San Rafael a Segovia y la autovía autonómica A-601 de Segovia a Valladolid.
La velocidad de diseño es de 100 kilómetros por hora, ya que la nueva autovía tiene dos calzadas con dos carriles cada una de 3,5 metros, arcenes exteriores de 2,5 metros e interiores de un metro. La mediana que separa ambas calzadas será de diez metros.
De esta forma se remata a un tramo que se licitó a principios de 2015 con un presupuesto base de 24,62 millones. En este concurso participaron 36 empresas, si bien fue Azvi la que se hizo con las obras por algo menos de 17 millones, lo que supuso un 31,07 por ciento menos. En conjunto, la actuación, sumadas las expropiaciones y otros contratos, supone para las arcas del Ministerio de Fomento un desembolso total que rondará los 19,6 millones.
Nueva inauguración
Por otra parte, todo parece indicar que pronto también será posible poner en funcionamiento el otro tramo (A), adjudicado a Dragados. Con sus 8,4 kilómetros va desde el enlace con la autovía de Pinares (Segovia-Valladolid) hasta la conexión con carretera autonómica CL-601. Rodea la capital de noroeste a suroeste, con cuatro enlaces y tres viaductos para salvar los ríos Cigüiñuela y Eresma y el arroyo Cerezo.
Hace casi cuatro años, el Ministerio adjudicó a Dragados en 28,03 millones las obras de este tramo, que se vieron paralizadas durante unos dos meses para solucionar el problema de la retirada de los residuos de un vertedero que se encontraba en la zona de apoyo de los pilares de ampliación del puente sobre el río Eresma.
A la espera 18 años
La circunvalación de Segovia entró en servicio en octubre de 2001 y poco más de un año después, en diciembre de 2002, el Gobierno central (en manos del PP) anunció su intención de desdoblarla. Hasta ahora tiene un carril por sentido en la mayor parte del trazado, que discurre por Segovia, Bernuy de Porreros, La Lastrilla y San Cristóbal a lo largo de 15,5 kilómetros.
La elevada siniestralidad que registró sobre todo en sus comienzos (12 fallecidos en el primer año) elevó la polémica en torno a esta vía que se concibió con una previsión de 6.000 vehículos de media al día, cuando el tramo con más movimiento (los 2,9 kilómetros que separan las salidas hacia San Cristóbal y La Granja) supera en la actualidad los 18.000.
El estudio informativo para el desdoblamiento se licitó finalmente en marzo de 2004, pero no fue hasta finales de 2009 y principios de 2010 cuando el departamento que entonces dirigía el socialista José Blanco dio luz verde al proyecto con un presupuesto de 63,7 millones de euros.
Los cruces de reproches políticos, sobre todo entre PP y PSOE, han sido constantes en este tiempo en torno a un proyecto que ha contado con diversas partidas en los Presupuestos Generales del Estado, con gobiernos de uno y otro color y la mayoría sin ejecutar.