El Consejo de Gobierno de la Junta de Castilla y León ha aprobado este jueves la declaración de la Plaza de Santa Eulalia, en Segovia, Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico y se delimita la zona afectada por la declaración, que comprende un espacio poligonal que agrupa todas las edificaciones que flanquean la plaza y la iglesia del mismo nombre.
El emplazamiento de la Plaza de Santa Eulalia que hoy se declara Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico, se caracteriza por el desnivel entre el camino Real de los Arrabales o camino del Mercado (actual calle José Zorrilla) y el Arroyo Clamores, en la actualidad soterrado y queda delimitado al este, por las calles Buitrago, Blanca de Silos; al oeste, por las calles Muerte y Vida y José Zorrilla; al norte, por la manzana catastral urbana entre la Plaza Somorrostro y la Plaza de Santa Eulalia, y al sur, por la iglesia de Santa Eulalia y las edificaciones que asoman a la calle Peldaños.
La delimitación del Conjunto Histórico recoge principalmente las edificaciones que conforman el paisaje visual de la Plaza de Santa Eulalia, incluyendo las perspectivas de la Plaza desde los principales recorridos del eje norte-sur de las calles Buitrago – Blanca de Silos y también por el eje norte-sur de las calles Muerte y Vida – José Zorrilla. También conforman visualmente este espacio las edificaciones que asoman a otros ejes visuales de menor relevancia, como los de las calles Relojeros-San Antón y Escolares y Peldaños. El arrabal de Santa Eulalia constituye un singular ejemplo de arrabal de mercado, que conserva y mantiene en gran medida, la huella y memoria histórica de este tipo de asentamientos. Con centro en la plaza de Santa Eulalia, conserva la iglesia del mismo nombre y alguno de los soportales de la antigua plaza, así como interesantes ejemplos de arquitectura civil de los siglos XVI y XVII y de arquitectura popular urbana desarrollada hasta el siglo XIX.
El conjunto urbano de la plaza de Santa Eulalia reúne de forma singular y relevante las características definidas por la Ley de Patrimonio Cultural de Castilla y León, al conformar una unidad de asentamiento continua comprendida en una unidad superior de población, condicionada por la trama urbana de los arrabales extramuros de la ciudad segoviana en el siglo XVI y supone la última presencia de una estructura física de la evolución de una comunidad, siendo testimonio de riqueza cultural, al tratarse de un asentamiento estratégico histórico dentro de Castilla y León.
La Plaza de Santa Eulalia
Se localiza en el arrabal histórico de Santa Eulalia, al sur de la Plaza del Azoguejo en la ciudad de Segovia, inscrita en el año 1985 en la Lista de Patrimonio Mundial. El arrabal de Santa Eulalia en el Camino de Madrid, será el eje principal focalizador del comercio derivado de la trashumancia y era atravesado por el arroyo clamores -soterrado en la actualidad- y allí se estableció la industria pañera. Arrancaba en el azoguejo y concluía en el descampado en que se celebraba el mercado de ganados, ya camino hacia Madrid. El conjunto se caracteriza por su vinculación a la iglesia románica de Santa Eulalia, eje central del conjunto. Se trata de una iglesia de origen románico siglo XII, muy transformada en época barroca del siglo XVII, especialmente su interior.
La Plaza de Santa Eulalia, centro neurálgico del arrabal, era fundamentalmente el barrio de los tejedores de paños y aquí se encontraba el conjunto más homogéneo de arquitectura civil del siglo XVI de la ciudad, caracterizado por casas construidas con ladrillo y armazón de madera, con frentes de fachadas con soportales. En la actualidad se conservan algunas de estas edificaciones en las calles del este y oeste de la plaza, por lo que este espacio se constituye como único testigo y perdurable huella de este ámbito extramuros de la capital. En la esquina entre la Plaza de Santa Eulalia y la calle San Antón, se encuentra la Casa de los Comuneros hermanos Buitrago de finales del s XV principios del XVI.
Asimismo, el conjunto conserva interesantes ejemplos de arquitectura civil residencial del siglo XIX, que han ofrecido un paisaje urbano peculiar durante más de un siglo. De esta misma época, por detrás de la iglesia de Santa Eulalia, se localizan algunas edificaciones de menor relevancia, que conservan singularidades locales como el esgrafiado segoviano.