Seis miembros de la Guardia Civil y del grupo de investigación asistieron hoy a declarar durante el caso del supuesto infanticidio por el que se acusa a Magdalena K.C.H, mujer polaca de 30 años, de abandonar a su hijo recién nacido en un pinar en las inmediaciones de Chatún (Segovia). El agente encargado de abrir las primeras diligencias del caso explicó que «no era fácil de encontrar el sitio» a pesar de que la acusada declarase ayer que abandonó al pequeño esperando que alguien lo encontrara.

Según explicó, los agentes pudieron comprobar cómo el cuerpo del bebé, ubicado a entre 400 y 500 metros de la carretera, se encontraba ladeado sobre un poncho de lana y una camiseta y con la parte derecha del rostro y del pecho desprendida. No obstante y para verificar la existencia de vida tras su nacimiento, se le realizaron pruebas en el Hospital de Segovia para certificar si existió aire pulmonar.

A la declaración del agente que insistió en que «desde fuera es complicado observar algo allí», se sumó otro de los agentes que participó en la reconstrucción de los hechos y quien señaló que la zona en la que se encontró el cadáver estaba alejada de la carretera y anterior a una zona en la que se encuentra el pinar.

También hicieron referencia al momento del encuentro de los restos del parto. Los agentes confirmaron que hasta el lugar en el que un vecino encontró la placenta y el cordón umbilical, así como ropa empapada con sangre, se desplazó el médico de guardia de Carbonero el Mayor (Segovia), quien confirmó que se podría tratar de restos humanos. No obstante, el hallazgo fue enviado al Instituto de Toxicología. En el lugar, también se encontraron unas tijeras, compresas y dos camisetas impregnadas de sangre cerca de un tocón. Ante la Audiencia Provincial declararon dos de los agentes encargados de realizar la inspección ocular en el vehículo que la jefa de la acusada prestaba a la mujer polaca y que utilizó para desplazarse hasta el pinar. Los agentes explicaron que se encontraron restos orgánicos que fueron enviados al forense.

 

Tranquila

Antes de que apareciera el cadáver del bebé, el 5 de noviembre, y durante la toma de declaración de la acusada por parte de la Guardia Civil, Magdalena K.C.H mantuvo la tranquilidad y «no se le vio alterada». Así lo relató uno de los agentes de la Guardia Civil quien explicó que la acusada en todo momento mantuvo que ella no podía quedarse embarazada debido a una enfermada sufrida.

Por su parte el jefe del acuartelamiento del puesto de Navalmanzano explicó cómo tras recibir la llamada de la jefa de la mujer polaca en la que aseguraba que Magdalena K.C.H había confesado ser la autora de los hechos, los miembros del cuerpo se dirigieron para hacer efectivo el arresto. Durante la detención, aseguró, la acusada de infanticido se mostraba «llorosa, nerviosa y triste».

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