Cuatro obreros trabajan desde hace unos días en la fase inicial del proyecto de consolidación del palacio de Enrique IV (siglo XV), que después de ocho años tapado por un trampantojo volverá a mostrar su fachada muy pronto. La adjudicataria de la obra, Lorquimur, firmó el acta de replanteo el pasado 12 de febrero con un plazo de ejecución de seis meses y, por tanto, en principio debería terminar el 12 de agosto.
La empresa de Lorca (Murcia) “garantiza máxima solvencia técnica”, asegura el jefe del departamento de Proyectos, Estudios y Obras de Lorquimur, Ramón López Ruiz, en declaraciones a la agencia Ical. “Llevamos más de 20 años rehabilitando monumentos y obras de arte al más alto nivel”, afirma, aunque también matiza que en este caso “se trata de un proyecto de consolidación, no de restauración”.
López explica que “el principal objetivo, la idea, es que el edificio no se siga deteriorando”. Cuando acabe la obra se podrán retirar los estabilizadores de la fachada, la maraña de hierros que se instaló en 2006 para evitar la ruina total del palacio urbano de quien reinara en Castilla entre 1454 y 1474, ubicado en la plaza Reina Doña Juana; y también desaparecerán los apuntalamientos del interior. “Por dentro también quedará bastante decente”, incluido el patio, que está todavía lleno de maleza, si bien “no se va a rematar hasta el último detalle”, subraya.
“Por decirlo de alguna manera, lo que vamos a hacer es curar la herida al paciente, pero no la operación de cirugía estética de después”, añade el jefe de Proyectos, Estudios y Obras de Lorquimur. “Arreglaremos los muros, por ejemplo, los sanearemos, aunque no terminaremos de pintarlos como para hacer el acabado propio de una restauración; y también habrá luz, pero no un alumbrado especial, ni existe un proyecto de iluminación monumental previsto para destacar yeserías o artesonados”.
En cualquier caso, “el principal problema se va a solucionar”, el palacio “quedará operativo y más o menos atractivo”, y señala que por fin podrá ser visitable para el turista (si así lo decide finalmente la Junta, propietaria del inmueble) porque “no habrá riesgo para nadie”. No obstante, seguirá sin ser habitable, ya que “no se quedará como para que, por ejemplo, se pueda poner allí una exposición o unas oficinas”, insiste López.
Actuaciones concretas
Técnicamente, la Junta ya avanzó las actuaciones del proyecto de ‘consolidación y puesta en valor’ del palacio de Enrique IV, declarado Bien de Interés Cultural en 2005, cuando lo sacó a licitación en septiembre del año pasado. En concreto, citó la “eliminación del sistema de estabilizadores y de los sistemas de protección de chapa existentes en la actualidad; implantación de un nuevo sistema de cubiertas que proteja los muros y alfarjías del monumento; refuerzo de la estructura actual de alfarjías y muros, mediante un nuevo sistema de madera laminada y policarbonato; reposición de los apuntalamientos existentes en alfarjías; limpieza de fachadas y la protección con revoco y protección de los huecos existentes”.
La Consejería de Cultura y Turismo se lo adjudicó el 3 de enero a Lorquimur por 412.609 euros, 43.641 por debajo del presupuesto de licitación y financiado al 80 por ciento con fondos europeos (Feder). La intervención se centra en lo que fueron las dependencias de la reina, conectadas por su extremo suroeste con la parte del palacio que desde hace casi 16 años alberga el Museo de Arte Contemporáneo Esteban Vicente, que deberá seguir esperando (‘sine die’) para incorporar estas instalaciones, tal y como se barajaba años atrás.
“La ampliación dependerá del Pleno del Patronato (del Esteban Vicente), según su disponibilidad económica, ya que precisará de un proyecto museológico y museográfico que deberá cuantificarse para posteriormente proceder a su realización”, explican fuentes de la Consejería. Y dada la precaria situación económica en que se encuentra el propio museo, esta posibilidad no parece un objetivo real a corto o medio plazo.
Y quizá ese futuro se aclare algo en breve: “Haremos una visita pública próximamente, y allí tendremos oportunidad de comentar algunas cosas”, avanza a Ical el director general de Patrimonio, Enrique Sáiz. “Efectivamente es una actuación importante, el inmueble la necesitaba, y en este momento sigue pendiente de una decisión final acerca del museo o no, o de otras cosas. Pero lo que sí que hay que hacer es cuidarlo, conservarlo, esta operación va en esa línea, y también por cierto mejorará la escena urbana colindante”.
De cuatro a ocho trabajadores
Entretanto, Lorquimur mantiene sólo a cuatro empleados en el tajo “porque ahora mismo si fueran más se estorbarían”, ya que están en “una fase muy inicial”. Aunque en realidad cuando avance la ejecución la plantilla asignada tampoco se prevé ampliar demasiado, como mucho “hasta seis u ocho trabajadores”, al tratarse de “una obra más bien pequeña para lo que suelen ser las de patrimonio”, un subsector muy trabajado por esta empresa.
“Nuestros principales clientes son los ministerios, los obispados y en general las instituciones relacionadas con el patrimonio”, añade el jefe de obras de Lorquimur, que también cuenta con sede en Italia, donde opera desde hace “unos cuatro años”. Al país con más monumentos por metro cuadrado del mundo llegaron poco después del terremoto de L’Aquila (2009), cuyas empresas se ofrecieron a su vez a Lorca cuando, en mayo de 2011, la que tembló fue la región murciana. “Sinceramente, que vinieran aquí nos permitió comprobar que en España estamos muy bien preparados, al mismo nivel o por encima”, sentencia.
De ese “nivel” debe beneficiarse ahora el palacio de Enrique IV, que si no hay imprevistos está a pocos meses de reincorporarse a la larga lista de emblemáticos espacios que muestran al turista el rico legado segoviano. Y ya de paso, los ciudadanos de a pie podrán volver a transitar por unas calles invadidas por los contrapesos de los estabilizadores que, además, han supuesto un coste añadido para la Junta de casi 1.500 euros al mes durante años por el abono de la pertinente tasa municipal de ocupación de la vía pública.