Desde hace ya quince años, el otoño en Segovia comienza en noviembre, momento en el que la Fundación Caja Rural inaugura su Otoño Enológico, un festival en torno al vino y la gastronomía destinado a descubrir nuevas propuestas, muy diferentes en fondo y forma, al público segoviano. El primer fin de semana de esta edición se ha saldado con un lleno en todas sus citas gracias al compromiso de bodegas, hosteleros y un público fiel.

Viernes protagonizado por grandes vinos en lugares con encanto.

A los pies del acueducto, Casares se convertía en sede de una nueva experiencia del Otoño Enológico. La pasión y tradición con la que Viña Sastre elabora sus vinos, de producción limitada e ilimitados cuidados, fue protagonista y dejó a los asistentes un muy buen sabor de boca. Su rosado 100% tempranillo abría acertadamente una noche en la que salieron a jugar varias referencias representativas de esta bodega de la Ribera del Duero. El roble de Viña Sastre llevó a los paladares de los asistentes pura fruta silvestre con toques tostados, especiados y minerales. Fruta que se tornó madura y acompañada de cacaos, torrefactos, canelas, pimientas y algo de vainilla, fruto de su paso por barrica, con la entrada en escena de su crianza, un vino con cuerpo y carácter. Pero, si hay algo que los asistentes agradecen de estas experiencias otoñales, es la posibilidad de probar referencias premium, momento en el que las copas se llenaron de Pago del Santa Cruz, un vino “de parcela” exquisitamente elaborado y con una redondez alabable. Vegetales, tallarines, arroz, pescado y postre, elaborado y servido a cargo del equipo de Santiago Ortiz hicieron el resto. La música: una original y divertida propuesta a cargo de Folkie Tolkie y su música tradicional escocesa.

A la misma hora y en otro lugar con encanto, La Postal, una nutrida representación de vinos segovianos eran los protagonistas porque, que no se nos olvide, Segovia es también tierra de grandes vinos. El viaje comenzó con dos aperitivos,  un Panipuri de chutney de calabaza y una infusión de membrillo texturizado, queso de cabra y berberechos acompañados por el Ánthos de Bodega Las Dos Antiguas, un vino blanco que aportó un frescura cargada de jazmín y fruta de hueso. Para el primer plato, Calçots Versión La Postal, un Janine Vedel Ecológico de Bodega Herrero, fue la elección perfecta: aromas afrutados, anisados y flores blancas, con una acidez natural equilibrada. El siguiente paso fue un vino sorprendente: el Voltio Naranja de Bodega García Serrano, que elaborado a partir de garnacha y tempranillo, y fermentado sin filtrar, ofreció una textura peculiar y un carácter distinto acompañando al Rodaballo al pilpil. La carne llegó con un tinto de tradición y elegancia: el Finca Antigua Cabernet Sauvignon 2019, de Bodega Finca Antigua, complejo y cargado de aromas balsámicos, tostados y minerales. El postre,un helado de stracciatella de menta y chocolate, se acompañó de un vino tinto excepcional: Selección de Bodega Las Dos Antiguas, 20 meses de crianza magistralmente supervisados. Un espectáculo para los sentidos armonizado musicalmente por Esparadrapo, con sus versiones de los 80 y los 90.

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Sábado enológico: de la viña al restaurante.

Cuarenta personas tuvieron la oportunidad de conocer in situ el viñedo de Juan Gómez, enólogo y viticultor con experiencia en varias regiones de España, California y Australia, y que lidera García Serrano, un proyecto familiar de elaboración de vinos orgánicos de gran calidad, en el cual se implementa el uso técnicas de biodinámica realizando la mínima intervención para preservar mejor y de forma natural el ecosistema en los viñedos. Una producción de 15.000 botellas anuales de las variedades Tempranillo, Garnacha y Verdejo. Todas ellas proceden de sus propios viñedos, ubicados en el noroeste de la provincia de Segovia, en las localidades de Nava de la Asunción y Aldehuela del Codonal, a 900 metros de altitud. Con el factor terroir como bandera y considerando las cepas como un legado cultural, practican una viticultura que se basa en el respeto por el ecosistema del viñedo. Vinos que heredan el carácter de sus productores y que forman parte de esa Segovia productora de vinos de calidad: touché.

Ya de vuelta a Segovia, comenzaba la tarde en La Cocina de Segovia con Comenge, una bodega de la Ribera del Duero que elabora vinos de finca 100% ecológicos. El primero de la tarde, un rosado homenaje a Carmen Fuentes, esposa de Jaime Comenge, fundador de la bodega.  Carmen, un clarete de parcela de producción limitada, mezcla del viejo albillo castellano, pura frescura, viveza y sutileza aromática, y las tradicionales uvas tintas de los viñedos de entonces, el tempranillo, la valenciana y la garnacha, compendio de elegancia, potencia y riqueza aromática, que acompañó a la perfección al primero de los pases, una crema de marisco con bastones de gambas.

Continuaba la cata con Biberius, el tinto más joven de la bodega, cultivado bajo los principios de la agricultura ecológica. Un 100% tempranillo que derrochaba alegría, frescura y vivacidad y potenciaba el sabor del revuelto de boletus edulis de la sierra de Guadarrama. Otoño en estado puro.

Para finalizar la propuesta, Origen, un tinto excelente con catorce meses en barricas de roble francés, con altísima intensidad aromática y larga persistencia, que hizo las delicias de los más de 80 asistentes con el último de los platos, un prensado de morritos de cerdo.

El pop rock nacional e internacional de Lady Garlic puso el broche a una de las catas favoritas del público más joven.

Para terminar, Óscar Hernando, acompañado por la distribuidora de vinos Vila Viniteca, abrió las puertas de Casa Silvano Maracaibo, su casa, para hacer lo que, en su propias palabras, mejor saben hacer “dar de beber al cuerpo y al alma”. Y, exáctamente, así lo hicieron. Hernando tiró de oficio para, a partir de una cuidadísima selección de vinos, crear sendos platos.

Comenzó con Navazos Niepoort 2022, un vino de Pasto de Jerez, un blanco joven pasado por barrica de fino consiguiendo unas notas de frescor maduro idóneas para degustar un escabeche de bonito único. El siguiente vino está calificado como el mejor rosado de Europa, Sinfo DO Cigales, con gusto a frutas rojas pero con un toque lácteo que contrasta con la untuosidad de un brioche de mantequilla con duxelle de portobello y cresta de gallo. El cava no quedó para el postre, Lòrigan Brut Nature, fino, muy elegante, con 40 meses de guarda, protagonizó la siguiente propuesta. Aromas tostados, levaduras y con un ligero toque salino para acompañar a un bacalao cocinado a baja temperatura. Estando en casa, tenía que recibir el dueño de la misma, Evolet Vivencias 2019, el vino que Óscar Hernando elabora en Valtiendas, un caldo intenso, con cuerpo, estructura, fruta y madera emparejado con un carpaccio de vaca madurada 70 días. La nota dulce la puso un PX González Byass DO Jerez, muy untuoso en boca para degustar un bizcocho con crema de setas y castañas, inspirado en los años 40 tanto en estética como en sabor.

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