Un total de 746.411,12 hectáreas de montes de Castilla y León, que representan el 25 por ciento de la superficie forestal arbolada de la Comunidad, dispondrán hasta el año que viene del sello PEFC, que acredita que este producto procede de bosques cuya gestión es repetuosa con los valores de conservación y mejora, de forma que se asegura su persistencia para las generaciones venideras. Según la última certificación, Castilla y León es la comunidad que más superficie aporta a la certificación forestal por este sistema a escala nacional, con un 32,5 por ciento del total certificado en España, que es de 2,3 millones de hectáreas.
Según informó la Consejería de Fomento y Medio Ambiente a través de un comunicado, en torno al 93 por ciento de la superficie certificada es aportada por los montes gestionados directamente por la Junta, y el resto, es decir, el 7 por ciento de la superficie certificada, es aportada por otros propietarios, tanto de titularidad pública como privada. Del conjunto de montes gestionados por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, más del 50 por ciento de la superficie arbolada se encuentra certificada.
La semana pasada se llevó a cabo la auditoría anual de esta certificación, centrada en esta ocasión en las provincias de León y Zamora. El resultado ha sido favorable, lo que permite sacar al mercado productos con el sello PEFC, que garantiza a los consumidores la procedencia de bosques gestionados con criterios de sostenibilidad. El examen se ha desarrollado este año con medios telemáticos como consecuencia de la declaración del estado de alarma por la COVID-19.
El sello PEFC evaluó la gestión forestal que se lleva a cabo en cuatro unidades de gestión forestal, dos en cada provincia. Además de otros montes de menor relevancia, en Zamora se analizó un grupo ordenado de montes con gran extensión superficial (4.501,91 hectáreas), y en León, un monte emblemático también de gran dimensión, el Valdesamario, con 4.955,31 hectáreas.
La certificación de la gestión forestal es un proceso que se inició en España a principios de este siglo, haciendo una primera tentativa Castilla y León de adherirse a este sistema en el año 2004, para posteriormente, a partir de 2007, seguir en un proceso de evaluación continua que se mantiene hasta la fecha. La certificación de la gestión forestal sostenible es un proceso voluntario que requiere, para adherirse a él, que el monte esté sometido a un instrumento de planificación forestal aprobado por la administración competente y que se cumpla con los requisitos exigidos por el estándar de certificación en la gestión del monte.
En Castilla y León, una parte de la superficie forestal ordenada, tanto pública como privada, y que, por tanto, cuenta con instrumento de planificación forestal, se ha acogido al sistema de certificación de Gestión Forestal Sostenible por el sistema PEFC, que garantiza que la gestión de esas superficies forestales se realiza con criterios de sostenibilidad, dando garantía a los consumidores finales que están usando productos que no proceden de bosques explotados más allá de sus límites biológicos.