El proyecto interregional Socient Spa en Castilla y León propone que el Gobierno apruebe la Ley del Emprendimiento Social, una nueva normativa que se distancia con la de la Economía Social, ya que su objetivo no es tener un impacto en el medio rural sino revertir sus beneficios en él y que las empresas sean gestionadas de forma transparente y responsable y buscar mecanismos de financiación innovadores para las mismas.
La creación de esta nueva normativa no es fruto del azar, los responsables de desarrollar el proyecto europeo en España, la ONG Cives Mundi y la Dirección General de Economía Social y Autónomos de la Junta han llegado a la conclusión de que para conseguir el dinamismo de las zonas rurales y ayudar a frenar el problema de la despoblación se debe establecer un nuevo marco jurídico, ya que la ley que regula el emprendimiento social regula “básicamente” el tipo jurídico de empresas.
Ciudadanos y el PP aprobaron en las Cortes una Proposición No de Ley mediante la que se insta al Gobierno a aprobar la normativa específica, sin embargo, se detectó que la misma no caló entre los diferentes partidos políticos. que entendieron que era volver a replicar algo que ya existía.
El proyecto desarrollado desde 2016 en las Zonas Escasamente Pobladas (ZEPAS) de Castilla y León, Gemer (Eslovaquia), Brandeburgo (Alemania) y Laponia (Finlandia) expirará en junio del presente año. La responsable de la gestión del mismo en Castilla y León de la ONG Cives Mundi, Ana Gómez, señala que las cuatro regiones europeas que han desarrollado este proyecto y que incluyó el intercambio de experiencias y la implementación de planes de acción en cada una de las regiones, detectaron la necesidad de establecer un marco regulador sobre la financiación de las empresas sociales que operan en estas zonas deprimidas y buscar mecanismos de financiación “innovadores”.
Los socios públicos y privados ,que conforman el proyecto, barajan la opción de buscar alternativas a la financiación habitual como son los “créditos de los bancos” y que sean empresas de capital semilla las que ayuden a los nuevos emprendedores sociales a crear una empresa y estimular la creación de empleo en las ZEPAS.
La pandemia ha limitado esta actuación, según Ana Gómez, que reconoce que es “difícil”, ya que implica crear redes colaborativas entre empresas capital semilla y emprendedores, sin embargo, apostilla que los socios no descartan realizar algún encuentro para impulsar esta idea “vital» para la creación de empleo social en las zonas con baja población de estas cuatro regiones europeas.
El Plan de Acción desarrollo por la ONG Cives Mundi para la ZEPA Castilla y León propone la creación, por tanto, de un marco legal, que defina qué es una empresa social para incrementar la visibilidad de estas empresas y que facilite la recopilación de información por parte de las administraciones.
“La nueva ley facilitaría el reconocimiento del sector público y de otros agentes clave como consumidores y financiadores. A partir de aquí, el marco abre un gran abanico de posibilidades porque se podría incluir desde ventajas fiscales, cláusulas sociales para la contratación pública, subvenciones adaptadas a este tipo de empresas y apoyo en infraestructura”, destaca.
Empresas Sociales
El proyecto Socient Spa ha permitido que las entidades públicas y privadas puedan conocer prácticas exitosas en cada uno de los territorios, es decir, se ha logrado un intercambio de conocimiento y experiencias. Gracias a estos talleres con socios europeos se llegó a la conclusión de que el fomento de la innovación y el emprendimiento social en áreas escasamente pobladas puede contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas que viven en estas áreas, a fijar población e incluso a atraer población nueva y talento emprendedor.
Un ejemplo de empresa social que se analizó y que podría desarrollarse en Castilla y León por es la existente en Socankyla, (Lapiona) y que se denomina Sompion Tähti. Esta cooperativa proporciona atención domiciliaria y ayuda en sus actividades cotidianas a personas mayores que viven solas, en 20 pequeñas aldeas de Laponia oriental. Esta atención no se limita al cuidado sanitario, sino que incluye ayuda en las tareas del hogar (cocina, limpieza, mantenimiento de jardines), actividades de ocio y recados, entre otros servicios. Una visita a un usuario dura aproximadamente desde una hora (ducha, cuidado de la piel) a cuatro horas en función de las necesidades de los ancianos.
“La principal idea es desarrollar servicios locales y modelos de negocio regionales en lugar de un transporte continuo de personas y servicios. Sompion Tähti emplea a gente que vive en estos pueblos, especialmente mujeres, que ya antes eran las encargadas de realizar estas tareas, pero por las que no recibían ninguna remuneración. Actualmente la cooperativa emplea entre unas 15 y 27 personas (mayoritariamente mujeres) a tiempo parcial y cuenta con el apoyo de tres personas voluntarias”, explica Ana Gómez.
Otro ejemplo de empresa social cuyo ejemplo podría ser trasladado a Castilla y León es la de Lobataler Bio, fabricante de productos lácteos ecológicos. La empresa concilia dos preocupaciones principales en su modelo de negocio social, por un lado, el empleo y el apoyo a las personas discapacitadas, y por otro, el desarrollo y la colocación de nuevos productos socialmente sostenibles en el competitivo mercado de los alimentos ecológicos.
“Antes de que Lobetaler Bio iniciara sus actividades, la agricultura en Lobetal era convencional, el precio de la leche era relativamente bajo y las empresas agrícolas apenas innovaban ni en los productos ni en los procesos de producción o en los envases”, subraya.
Ante esto, Lobetaler Bio decidió ayudar a las explotaciones a cambiar a la agricultura ecológica, producir y procesar productos lácteos ecológicos e intentar elaborar productos que aún no estaban disponibles en el mercado regional de alimentos ecológicos.
En la actualidad, la empresa alemana produce principalmente yogur, pero también nata y crema agria en pequeñas cantidades, requesón y queso fresco. Los mercados de venta no sólo se encuentran en la región de Brandeburgo y la vecina Berlín, principal mercado de consumo de Lobetaler Bio, sino también en Hamburgo y Sajonia.
“El hecho de que las personas con discapacidad sean contratadas con frecuencia y participen en todo el proceso de producción en función de sus capacidades, forma parte de la imagen propia del fabricante de productos lácteos ecológicos Lobetaler . Así, en 2018, la empresa empleaba a 26 personas con diferentes discapacidades en la fábrica de productos lácteos”, especifica.
Además de ejemplos de empresa social, el proyecto interregional dio a conocer otro tipo de iniciativas para fomentar y apoyar la creación de empresas social y al emprendedor social en áreas escasamente pobladas, como la impulsada por Social Impact, una de las organizaciones socias del proyecto, en la región de Brandemburgo. La misma tiene similitudes con el proyecto puesto en marcha en El Burgo de Osma a través del centro de emprendimiento El Hueco Osma.
Se trata de un laboratorio de emprendimiento e innovación social situado en el municipio de Beelitz, en la región de Brandemburgo, en Alemania, donde se trabaja el fomento y el desarrollo de capacidades y conocimiento, experiencia, y creación y fortalecimiento de redes que impulsen el emprendimiento y la innovación social.
“El enfoque que utilizan es el de ver los cambios estructurales en las zonas rurales de Brandemburgo no como una amenaza, sino como una oportunidad de desarrollo económico, social y cultural de estas áreas”, significa la responsable.
Ana Gómez explica que el proyecto, que ha contado con una inversión de los Fondos Feder de un millón de euros, ha sido una gran oportunidad para entender más sobre las áreas rurales y escasamente pobladas, lo que ahora se llaman “diferentes ruralidades”; sobre cómo afectan los procesos de despoblación a estas áreas, y cómo el emprendimiento y la innovación social pueden ser sus aliados.
Ello ha sido posible gracias a la participación en las actividades previstas en el proyecto, como el intercambio de experiencias entre regiones, las visitas ‘in situ’ a estas regiones a conocer su situación, ejemplos de empresas sociales, a conocer cómo otros gobiernos regionales en Europa afrontan tanto la despoblación como el fomento de la innovación y el emprendimiento social.
La participación de agentes clave del territorio en esas visitas (grupos de acción local, empresas sociales, académicos y académicas, expertos y expertas en tercera edad, nuevas tecnologías, industria forestal) tanto de Castilla y León como de otras regiones, y su participación en los talleres también les permitió tener una visión más amplía de qué necesitan los emprendedores y las sociales en estas áreas para sacar adelante sus proyectos. “El proyecto ha servido para ver nuevas posibilidades de mejorar la calidad de vida de los habitantes de estas cuatro regiones, de crear empleo local con impacto local, fijar población y atraer nueva. Podemos decir que el aprendizaje ha ido mucho más allá de los cuatros planes regionales que estamos implementando cada participante”, destaca.
Cives Mundi colabora con la Universidad de Valladolid para asesorar a los egresados y universitarios sobre cómo crear una empresa social para las áreas escasamente pobladas, se intenta que los más jóvenes conozcan que pueden emprender en estas zonas y que las empresas sociales destinadas a cubrir las necesidades de las personas mayores son viables y una oportunidad de negocio con impacto social.
La ONG considera que este proyecto, que plantea como reto principal el impulso al emprendimiento social, no es la solución al problema de la despoblación en Castilla y León, sino parte de la solución. «Creemos que las empresas sociales y la innovación social promueven el empleo y la competitividad en estas áreas y, además, permiten un desarrollo económico y social innovador, pero sobre todo sostenible e inclusivo», concluye.