No es por la nieve, ni por la congestión del tráfico; sino por el bloqueo administrativo producido al discrepar los camioneros con las sanciones que les ha impuesto la Guardia Civil y que ha inmovilizado sus camiones por superar la carga el peso permitido. 

Son Isidro Vives y Eleuterio Meana, cuyos camiones se encuentran estacionados en el peaje de la autopista AP-6 por orden de los agentes de Tráfico. Desde comienzos del mes pasado su vida en el camión ha cambiado, pues se encuentran sin poder desarrollar su actividad económica.

El primer problema se dio hace casi un mes cuando el camión cisterna de la empresa ovetense Eleuterio Meana, que había partido de una fábrica de leche de Lugo el pasado 9 de mayo, con destino a una de sus plantas en Granada. A la salida del peaje de San Rafael, de la autopista AP-6 (Villalba-Adanero), en la provincia de Segovia, la Guardia Civil procedió al pesaje del tráiler, al sospechar que tenía exceso de carga, en concreto 4.000 litros de más. Tras comprobar que superaba el peso establecido por la ley, el camión fue inmovilizado y denunciado.

El camionero, disconforme con la denuncia, aportó la documentación que le obligan a llevar en la que se demuestra, según dice, que el camión salió de la fábrica con el peso permitido. Y ha exigido un segundo pesaje, algo que no se le ha concedido todavía. Por ello ha presentado una denuncia ante el Juzgado de lo Contencioso Administrativo. Pero le ha citado para el mes de noviembre. De este modo su camión se ha convertido en su hogar, del que no se puede separar, salvo para comer o hacer sus necesidades.

El chófer cuenta con el respaldo de la agrupación de transportistas de Asturias. Su presidente, Enrique Riaño, recuerda que el pesaje realizado al camión y en base al cual se le denunció “es poco fiable al tratarse de una báscula móvil”. Añade que el camión salió de Lugo con un peso legal de 40.120 kilos. Riaño explica que el conductor “solo quiere que el camión sea pesado en otra báscula para contar con una segunda versión”. Ante la negativa de la Guardia Civil a proceder a un segundo pesaje, el empresario ha interpuesto una demanda en el Juzgado Contencioso Administrativo de Segovia, por negarle el derecho a defenderse y solicitando el derecho a un segundo pesaje.

Mientras, el camionero sigue retenido en la autopista, durmiendo en el tráiler, con la leche ya y perdido el valor de la carga, la espera de una solución. El presidente de los transportistas asturianos exige la presunción de inocencia para el empresario e insiste en que se haga un segundo pesaje del camión. Para ello recuerda que a pocos kilómetros existe una estación de ITV donde puede hacerse el pesado. Además agrega que el problema se va a transformar en una cuestión de salud pública, dado el estado en que estará la leche un mes después de cargada en el camión.

 

Leche y aceite

Un segundo camión, en este caso cargado de aceite, y procedente de Ciudad Real, se encuentra en la misma situación y está parado desde hace 27 días en la misma zona. por una cuestión similar. También él ha interpuesto una demanda en el Juzgado Contencioso Administrativo de Segovia, por negarle el derecho a defenderse y solicitando el derecho a un segundo pesaje.

Los dos transportistas aseguran que sus cargas no superan el peso legal, y cuestionan la fiabilidad de la báscula de peso móvil de la Inspección de Transporte de la Consejería de Fomento. En este sentido, desde la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León explican que la báscula móvil con la que se han pesado los dos camiones, “ha pasado recientemente por metrología y cuenta con el certificado en vigor, por lo que, de acuerdo al peso que ha fijado, los camiones han sido inmovilizados”. Según han explicado fuentes de la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León en Segovia, la competencia para el pesaje de las cargas de camiones corresponde a la Inspección de Transporte de la Consejería de Fomento, aunque la Guardia Civil tiene permiso para proceder a pesar la carga. En este sentido, añaden, que en el caso concreto de este camión de leche, la báscula móvil con la que se ha pesado, propiedad de Fomento, “ha pasado recientemente por metrología y cuenta con el certificado en vigor, por lo que, de acuerdo al peso que ha fijado, el camión ha sido inmovilizado”.

A raíz de conocerse lo ocurrido emitió un comunicado en el que insisten en la precisión de la báscula móvil utilizada en el pesaje de los camiones. “Los técnicos de Inspección de Transportes de la Junta de Castilla y León y agentes de la Guardia Civil trasladaron a Villacastín la báscula móvil para someterla a una comparativa de resultados con la báscula fija que allí se encuentra, teniendo en cuenta que el mencionado aparato de medición de Villacastín se mantiene escrupulosamente a punto, al igual que la báscula móvil, y nunca se ha suscitado ninguna duda acerca de su precisión”, aseguran. Los funcionarios procedieron a pesar la misma carga en las dos básculas y la única diferencia detectada en el peso entre ambos instrumentos rondó el 0,6%, lo que según los técnicos se atribuye a una mera cuestión de redondeo.

Fuentes próximas a Tráfico señalan que aunque se les ha denunciado, se les da la oportunidad de reducir parte de la carga traspasándola a otro vehículo. Y seguir la marcha, y a la vez, recurrir la denuncia. Sin embargo, los camioneros indican que de hacerlo, perderían la prueba judicial de que la carga transportada entra dentro de los límites permitidos. Y advierten, además, que es a la administración judicial a la que le corresponde proteger la prueba de la denuncia “lago que no están haciendo”, señalan.

El propietario del camión de aceite, Isidro Vives, tampoco pudo completar su ruta que realizaba en su tráiler desde Olmedo (Valladolid) hasta Daimiel (Ciudad Real). Él confía en que la carga de aceite no se haya estropeado, ya que este producto aguanta más que la leche, y ha valorado su carga en unos 30.000 euros. Su petición de amparo al Juzgado se ha fijado para el 26 de octubre. Y recuerda que él sigue “viviendo” en el camión. “Cuando tengo necesidad de acudir al baño voy andando al pueblo; y espero al fin de semana a que venga un chófer y me acerco a casa para poder ducharme”, mantiene.

Sobre las muestras de apoyo de los demás camioneros se muestra un tanto escéptico. “Ahora cada uno va a lo suyo y a rezar para que no te pesen; ellos me saludan, pero… desde que se acabó la mili ya no hay compañeros”, lamenta.

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